El 28 de agosto de 2020, Shinzo Abe anunció su dimisión al verse incapacitado por problemas médicos para seguir al frente del poder ejecutivo nipón. A diferencia de lo que vendría a ser tradicional, durante su renuncia no respaldó a ningún sucesor, dejando a su partido la plena competencia para hacerlo. El partido eligió a Yoshihide Suga, conocido por ser el anunciante de la nueva era imperial Reiwa, después de la abdicación del emperador Akihito, terminando así la era Heisei en 2019. Su baja popularidad durante la pandemia del Covid-19, el despliegue de las vacunas, los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de Tokio 2020, entre otras cosas, no ayudaron a remontar, siendo el primer ministro menos valorado de la Historia. Como consecuencia de ello el 4 de octubre de 2021 dimitió, y el Partido Liberal Democrático escogió como sustituto a Fumio Kishida.

Su línea discursiva es continuista con las líneas básicas que caracterizaron a los diferentes gobiernos de Shinzo Abe: una posición muy contundente sobre Corea del Norte por los japoneses aun presos allí, exigiendo su retorno; la revisión de la Constitución Política para hacer frente a los nuevos retos de seguridad y protección de derechos, que implica la reforma del artículo noveno que bloquea que el país no tenga Fuerzas Armadas con capacidad ofensiva, solo defensiva; y un posicionamiento nítido en favor de una alianza transpacífica con Estados Unidos. 

La reforma constitucional para dotarse de fuerzas armadas ofensivas no tiene mucho apoyo social, ni regional. China, Corea del Sur y Corea del Norte lo ven como un retorno al militarismo expansionista, que esconde cierta nostalgia. Aunque cambió en dos campos: en lo referente al terreno económico, al hacer una enmienda a la totalidad a las políticas económicas de Abe, y en que se ha abierto a tratar con Corea del Sur y China una mejora de las relaciones diplomáticas. 

Este último punto es especialmente relevante porque implicaría revisar la visión oficial de la historia imperial nipona durante la invasión a Corea, el rol de las damas de confort, el papel de diferentes crímenes contra la población china y coreana, como también reconocer responsabilidades hasta ahora negadas. Pero como la amenaza norcoreana es real, solamente con Corea del Sur y China puede hacer una alianza coordinativa para rebajar las tensiones en la península. 

Este intento de aproximación diplomática ha empezado con buen y mal pie. Ha sido bueno porque durante las primeras horas de su mandato ya se comunicó con ambos países deseando estrechar vínculos. Y ha sido malo porque al mismo tiempo enviaba un árbol ceremonial al santuario de Yasukuni, donde reposan las almas de todos aquellos caídos por el emperador hasta hoy, por lo que están incluidos en el libro de almas diferentes criminales de la II Guerra Mundial y la segunda guerra sino-nipona.

Con más o menos escaños, todo parece apuntar a que Kishida seguirá siendo el primer ministro de Japón y que el tándem del Partido Liberal Democrático y Komeito se repetirá

Con más o menos escaños, todo parece apuntar a que Fumio Kishida seguirá siendo el primer ministro de Japón, y que el tándem político del Partido Liberal Democrático y Komeito, partido demócrata-budista centrista, se repetirá.

No hay sorpresas, desde el gobierno Hotoyama III en 1955, hasta hoy, el Partido Liberal Democrático ha gobernado el país, excepto entre 1993 y 1994, que gobernó la izquierda con Hasokawa, Hata y Murayama, y entre 2009 y 2012 que gobernó Hatoyama, Kan y Noda. Cuarenta gobiernos, de cuarenta y seis posibles, y veinticinco primeros ministros, desde la reforma política de 1955. 

En estas elecciones legislativas se vota la cámara baja de la Dieta de Japón, el Poder Legislativo, dividido en la cámara alta, Cámara de Consejeros, y la cámara baja, Cámara de Representantes. El sistema electoral es peculiar, porque sigue un método de voto paralelo. En él se mezcla la representación proporcional y la representación unipersonal.

De los 465 escaños, 289 son distritos donde el candidato que gana obtiene el escaño, y los 176 restantes lo son por los distritos regionales elegidos proporcionalmente. Así pues, cada nipón con derecho a voto vota dos veces, una para elegir a su representante directo, y otra para votar el partido a nivel regional. Y en las papeletas, que están en blanco, la gente escribe el nombre del candidato en una, y el nombre del partido que desea votar en otra. El número de escaños para obtener la mayoría son 238. 

Kishida, que muy posiblemente gane, tendrá que liderar a Japón durante la recuperación económica postpandemia, situar al país en un nuevo equilibrio regional en un mundo cada vez más multipolar en el que no existen uno o dos polos de poder, y hacer frente a las distintas escaladas de tensión en ciernes, como Taiwán o Corea del Norte. 

En el plano económico ha prometido políticas sociales intervencionistas y redistributivas, como también un fortalecimiento del Estado social para prepararse para futuras pandemias y nuevos riesgos. En el terreno social las demandas sociales sobre políticas LGBT+, la inclusión de la mujer en política (solo hay un 17,7% de candidatas, 186 de 1.051), o si las mujeres pueden mantener su apellido al casarse, son algunos de los temas que ya están sobre la mesa.

En conclusión, estas elecciones servirán para consolidar al primer ministro durante cuatro años, quien llegó al poder como consecuencia de dos dimisiones, la de Abe y la de Suga. Tendremos que estar pendientes de lo que suceda este domingo, y en cómo será su discurso inaugural.

Como describía Junichiro Tanizaki en Elogio de la sombra, lo importante en Japón recae en los detalles que no se ven a simple vista, así que nos tendremos que fijar con especial atención.