El PSOE se refugia en Andalucía en la construcción de una deseada carambola electoral artificialmente diseñada en la que el propio Partido Socialista no juega ningún papel activo sino únicamente el de depositario de esos votos que recalarían en las filas de su formación política por obra y gracia de esa carambola pensada en los despachos del PSOE con la precisión de una jugada de billar.

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