Basta con poner este título para que llame profundamente la atención. Rara vez se ha visto coincidencia en seres de tan distinto pelaje y tanto en común a la vez. De entrada, lo que les une con respecto al resto de artistas musicales que ha dejado huella indeleble en la música española, que es algo que no eligieron: el día y mes de su nacimiento. El de hoy. Y más cosas. Carácter nadie puede decir que les falta a estos tres artistas que han ejercido siempre como tales. En todos los sentidos. Imprimiendo personalidad propia y estilo único a cada “palo” de la música.

De Paco de Lucía he escrito en varias ocasiones, pero no por ello deja de ser noticia uno de nuestros grandes genios. Despide el año su memoria y Fundación con el hermoso proyecto de un centro de interpretación, y con el compromiso de Universal Music, su discográfica, de publicar decenas de trabajos inéditos. Que así sea.

Aunque no siempre nos hagan la vida más fácil, a veces hay que dar las gracias a los avances tecnológicos. Ellos permiten que el señor Sanz, Alejandro para más datos, pueda contar con él en su más reciente disco:

Hoy Manolo Tena hubiera cumplido 70 años. Si no llega a llevárselo el vendaval que empezó en ventisca agitando las hojas de sus sueños cuando apenas tenía 30 cumplidos, podríamos haberlo celebrado, sí. Y mira que pudo sobrevivir a otros huracanes, incluído el que vivió en Miami grabando, poco antes de presentar disco con Sony. No le resultaría raro el momento en el que decretaron allá el estado de Alarma, porque así se llamaba la formación que le vió nacer como artista profesional. Dejémosle ir, aunque alguno se atreva a decir que el género que practicó, como si hubiera pocos, es el “Rock Atormentado”. No sé, pero su éxito “tocar madera” habla de un ser que no deja de ser víctima de sus propias creencias. De alguien pequeño con respecto al destino que le espera. Un poco lo que nos pasa a todos. No se le hará jamás justicia, así que aproveche el lector la ocasión para escucharle un poco. Yo invito a su concierto en el Conde Duque de Madrid en 2003. O estuvimos, o nos gustaría haber estado . Ojo a las armonías de sus baladas, que sorprenden todas:

Nos queda vivo otro Sanz, pero este apodado “Loquillo”, y no lo estaba tanto. A pesar de que siempre dijo que tenía claro que no pasaría de los 30, ya peina las naturales canas de sus 61 años cumplidos hoy.

El poderío del rock sureño adaptado a un tipo que no es que cante bien, pero nadie puede decir que no tenga estilazo y personalidad

Esa Barcelona ochentera, que le vió crecer como artista de primera fila, le enfrentó por pura polémica buscada al otro bastión del rock: Ramoncín. Pero le cedió el rompeolas, y el poderío del rock sureño adaptado a un tipo que no es que cante bien, pero nadie puede decir que no tenga estilazo y personalidad. Tanta como para retar a los grandes grupos de comunicación y a las entidades que manejan los derechos de nuestros músicos en varias ocasiones, sobre todo a la hora de ceder parte de los suyos para conseguir apoyo. Nunca se cortó demasiado. Por eso dicen de él cualquier cosa, hasta que es feo, fuerte y formal.

En alguna ocasión se le dejó ver, en parte dada su estatura, por uno de los lugares emblemáticos de Barcelona para todo aquel que quería vestir diferente, bastión ineludible de rockeros y punkies: “El Camello” de Portaferrissa. Allí compraban muchos todo tipo de merchandising con el emblema de su bandera: el pájaro loco.

Pues aquel lugar cerró hace bien poco. Como cierran los grandes símbolos, para que queden solamente en el recuerdo, que es donde mejor se conservan. Pues he de decir que en el interior de aquellas galerías, con permiso del camello “fake” a tamaño natural de la puerta, hubo más de una lección aprendida sobre música y éxito, impartida por aquí el “loco”, como le llaman muchos. ¿Y quién no lo está?