Aquí está la guerra, y nosotros con nuestras flotillas de anchoeros y nuestro Gobierno de paz de pipa de la paz. Sánchez, líder internacional del prêt-à-porter, salió otra vez al balcón cohetero de los telediarios para decirnos que España “se desvivirá” por el restablecimiento de la paz. Yo me imagino a Sánchez desvelado en la mecedora, de madrugada, o preparando muchos bocadillos, que es lo que me viene a la cabeza con esta palabra, desvivirse, palabra de madre que se abrocha la rebeca ya abrochada, cosas que hacen las madres que se desviven y quizá los presidentes que se desviven. Al otro lado del Consejo de Ministros, o desde su pecera o torre de control mediática, Pablo Iglesias ya advirtió de que la mano dura con Rusia podría romper la coalición de gobierno. Putin puede estar tranquilo, con Sánchez desviviéndose en pantuflas y Podemos vigilando que el cruel militarismo occidental no tronche las margaritas ni estorbe a las bombas rusas.
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