¿Se imaginan un país que homenajea a los asesinos múltiples, cuando tras cumplir condena en prisión vuelven a sus pueblos de origen? ¿Se imaginan un país en el que durante 41 años las víctimas han de luchar en los Tribunales frente al Estado para que se les reconozcan sus derechos y su dignidad?

¿Se imagina un país donde una organización terrorista asesina a 12 miembros de un mismo partido, y ese partido pocos años después, gobierna con el apoyo de los asesinos de sus compañeros?

Ese país es España.

En Europa no logran entender que 379 crímenes terroristas sigan sin resolverse y ni se investiguen, o que el jefe de prisiones del Ministro del Interior tenga, desde hace tres años, línea directa con los etarras en prisión, para ofrecerles favores a cambio de votos en el Congreso. Es tan escandaloso que en cualquier país de nuestro entorno habría significado la dimisión inmediata del Ministro.

El Gobierno que impone un “cordón sanitario” a Vox, pacta con los herederos de casi 1.000 asesinatos que en su mayoría ni siquiera se han arrepentido públicamente de sus crímenes, ni han colaborado con la justicia para esclarecerlos. Es el blanqueamiento de los que quisieron destruir nuestra democracia. Hace 43 años que ETA asesinó por primera vez a un militante del PSOE, fue en octubre de 1979, dos días antes del referéndum por el Estatuto de Autonomía Vasco. Germán González López fue acribillado a bocajarro cuando bajaba de su coche en Villareal de Urretxua, en Guipúzcoa.

A él le siguieron 11 asesinados más, militantes y cargos del partido socialista, hasta llegar a Isaías Carrasco en 2008, al que de nuevo la banda asesinó a solo dos días de las Elecciones Generales en España, con una clara intención de influir en su resultado. ETA mató mucho más durante la democracia que durante la dictadura franquista. Que ahora estén en las instituciones, es la única salida que tuvieron para perpetuar su ideología independentista y supremacista. La última vuelta de tuerca ha sido colocar al último jefe de ETA, David Pla, en la dirección de Sortu, el miembro de coalición que forma EH Bildu. Ironías del destino, hace doce años Marlaska, siendo juez, metía a toda la banda en prisión, hoy siendo ministro negocia con ellos de tú a tú. No hay “cordones sanitarios” para los herederos de ETA.

Hay muchos nervios en el Ministerio con este enfrentamiento de las víctimas contra él, dicen que no se lo esperaba

Contra este blanqueamiento se manifestaron las víctimas del terrorismo de la AVT en la plaza de Colón, sin buscar venganza sino justicia. Hicieron pública su decisión de retirarle al Ministro Marlaska la medalla a la dignidad que la misma asociación de víctimas le había otorgado en 2017 como juez. Hay muchos nervios en el Ministerio con este enfrentamiento de las víctimas contra él, dicen que no se lo esperaba. Pero es que fue el mismo ministro Marlaska el que mirándoles a la cara les prometió que no habría acercamiento de presos con delitos de sangre, y en tres años se han acercado 112 etarras que asesinaron a un total de 296 víctimas, se han concedido 26 terceros grados como el de Kubati, el asesino de Yoyes, y a día de hoy 14 etarras están ya en libertad condicional, como Antonio Troitiño condenado por 22 asesinatos.

Nunca una víctima del terrorismo se ha tomado la justicia por su mano, siempre han seguido los caminos de la ley y el orden. Nunca una víctima negoció con los GAL en secreto para conseguir abatir objetivos etarras, ni aceptó rebajar condenas de asesinos a cambio de aumentar las indemnizaciones, estas bajezas morales son más habituales de algunos de nuestros políticos, especialmente cuando gobiernan en minoría y su único objetivo es permanecer en el poder caiga quien caiga, aunque los perjudicados sean los familiares de sus compañeros de partido asesinados. De Sánchez se podía esperar, de grande Marlaska nunca.