Uno de los rasgos más característicos de los líderes estriba en su capacidad de seducción en las distancias más cortas. Sé que parece una obviedad, pero no lo es en absoluto a la hora de ser puesta en práctica. El presidente del Gobierno lo sabe bien y por ello, frente a las encuestas que en los últimos meses no le dan respiro en cuanto a una hipotética pérdida de apoyo popular, ha optado por coger el toro por los cuernos y lanzarse, en este arranque del curso político, a la arena de la España real. Pedro Sánchez vuelve a la calle para hacer frente, en persona, a las adversas previsiones económicas y a una pujanza creciente del PP -de momento sólo recogida por el relato mediático y demoscópico- que amenaza con arrebatarle el poder en los próximos quince meses; cuando los españoles seamos llamados de nuevo a las urnas. 

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