Al cumplirse un año de la llamada "operación militar especial", como todas las organizaciones defensoras de los derechos humanos, Reporteros Sin Fronteras reitera su anhelo de paz, conscientes de su precariedad en el escenario geopolítico.

Es bueno recordar como hace un año Vladimir Putin minimizaba su amenazador despliegue junto a la frontera ucraniana al rebajarlo a unas meras maniobras. Un año después, sorprende la eficacia de aquella operación de desinformación, en la que cayeron no pocas cancillerías, complacencia difícilmente disculpable después de los famosos hombrecillos verdes, que provistos con uniformes rusos sin distintivos, armamento y transportes rusos, hablando ruso invadieron Crimea en 2014.

La "operación militar especial" es concebida como un elemento de propaganda interno y de censura a la prensa nacional e internacional, ya que emplear el término apropiado de "guerra" puede ser castigado con hasta quince años de cárcel, gracias a una oportuna iniciativa legislativa de última hora.

¿Significa que Ucrania y sus aliados no emplean la desinformación?. En absoluto. Habría que ser tan ingenuo como para creer a Putin.

Todos los contendientes en todas las guerras emplean ambas y como enseñan los estudiosos de la propaganda la deshumanización del enemigo es la primera e imprescindible premisa para que matar a seres humanos no desate el rechazo de la opinión pública. "Desnazificar" es un magistral ejemplo. 

También lo fue la aparición nocturna al inicio de la ofensiva de Volodomir Zelenski en su ya característico atuendo verde en las calles de Kiev para apelar al sentimiento nacional y la voluntad de resistencia frente al invasor. Su difusión en redes sociales contribuyó a mantener la moral de combate y la popularidad del mandatario.

Es obvio que el más débil, la víctima, puede jugar mejor la carta propagandística frente a la audiencia internacional que el agresor, que también despliega su agitprop, aunque en un registro intimidatorio. El que busca la rendición y el temor con las alusiones al empleo de armas de destrucción masivas. Estas si, de verdad, y no como las inexistentes empleadas también como operación de desinformación del Gobierno de Estados Unidos hace ahora 20 años.

RSF aboga por la aprobación del reglamento europeo que limite las operaciones de influencia de regímenes dictatoriales"

RSF defiende un periodismo profesional, riguroso conforme a la ética y estándares democráticos y por ello considera necesaria la aprobación del reglamento europeo que contribuya a mejorar el ecosistema mediático con transparencia y viabilidad económica y limite las operaciones de influencia de regímenes dictatoriales, que tienen en las redes sociales la mejor plataforma para desinformar y polarizar.

Una reflexión sobre la cobertura de esta guerra debe recoger una sincera felicitación a los más de 200 profesionales que trabajan en español y las demás lenguas del Estado para informar a la opinión pública pese a todas las dificultades, la precariedad la más fácilmente subsanable por los medios con los que trabajan.

RSF con formación en seguridad, equipos de protección y seguros ha procurado contribuir a hacer esta cobertura más segura y esperamos que la cultura de prevención y formación prevalezca en las consideraciones del trabajo sobre el terreno y continuaremos nuestra labor de sensibilización.

RSF denuncia frontalmente la persecución de los periodistas independientes rusos desterrados al paro, al exilio o la cárcel y considera -como hace la tradición soviética -a los medios de difusión del Kremlin sus órganos de propaganda y persuasión pero también rechazamos como censura al prohibir la entrada en Ucrania del periodista Ángel Sastre. 

Igualmente exigimos la presunción de inocencia de Pablo González y un juicio con garantías sin más demoras, o la libertad provisional si Polonia no es capaz de probar sus acusaciones como dijimos hace un año.


Alfonso Bauluz es presidente de Reporteros sin Fronteras España.