El voto de los jóvenes importa ahora, cuando en toda la legislatura no ha importado nada. Pero ahora importa y por eso el presidente no hace más que anunciar ventajas de todo tipo para aquellos que tienen entre 18 y 30 años, que ahora se es joven por lo menos hasta esa edad, si no más tarde. En el caso de los avales para la compra de vivienda el tope son los 35 años, si los ingresos familiares no exceden de los 37.800 euros al año.

Hubo un tiempo en el que la adolescencia no existía como fenómeno social y los jóvenes lo eran cuando cumplían los 13 años y cuando iban a la mili, hablo en este caso de los varones, ya entraban en la edad adulta y acto seguido se ponían a trabajar.

Ahora la juventud se extiende interminablemente y llega hasta los 30 porque no hay opciones de futuro para ellos. Ni se pueden independizar de sus padres, ni pueden comprar una casa y muchos de ellos tampoco encuentran trabajo. 

Porque el paro juvenil alcanza en España cerca del 29%. Esto como media, porque por ejemplo en Andalucía el paro llega hasta el 35% de la población de entre 18 y 24 años.

El caso es que hay un 50% de los jóvenes que todavía no tienen decidido a qué partido votar. Pero el único que dispone del BOE es el Gobierno y su presidente, y en estos momentos todos los arrumacos son pocos para convencer a esa parte de la población de que vote a su partido.

Los votos jóvenes de antes -de Aznar o de Rajoy– se inclinaron en favor del PP porque en el caso de Aznar los jóvenes españoles no habían conocido más gobierno que los socialistas y eran los tiempos en que casi todos los niños -no todos, claro- querían ser como Mario Conde. Esto era antes de que Conde fuera imputado en el caso Banesto y fuera condenado a  20 años de cárcel por delitos de estafa y apropiación indebida, pero hubo un tiempo en que el modelo Mario Conde estuvo de moda en España.

Eso pasó, pero hubo otro momento, con Mariano Rajoy cuando alcanzó la mayoría absoluta, en el que el  estallido de la burbuja inmobiliaria y la crisis financiera hicieron que la mayor parte de la población, jóvenes incluidos, votaran por el PP.

Lo de ahora es diferente. No hay un partido que se lleve de calle el voto joven y por eso los partidos se los disputan a dentelladas.

Y aquí vienen las promesas de la construcción de viviendas a cascoporro que ha prometido Sánchez sabiendo que puede que no viva políticamente para contarlo. Esas promesas que resultan verosímiles cuando se inicia una legislatura pero son del todo increíbles cuando la legislatura está dando sus últimas boqueadas. 

Yo no sé cuántos jóvenes habrán picado en estas promesas pero seguramente no serán muchos porque es imposible que una iniciativa tan relevante se tome cuando quedan pocos meses para que el poder quizá cambie de manos. Algunos más, seguro, están haciendo cuentas de cuánto les va a salir viajar por Europa en vista de que el Gobierno financia parte del bono.

Y no es seguro que vaya a funcionar porque lo que los jóvenes necesitan es un empleo con el que poder pagar las cuotas del banco

También en el Partido Popular se han modernizado y ya no llevarían hasta el Tribunal Constitucional la ley del aborto, por ejemplo, como la llevaron en su día los antecesores de Feijóo, salvo la cuestión de que una niña de 16 años pueda abortar sin el conocimiento de sus padres, que eso sí está en los principios del PP.

Pero en lo referente a los avales para la compra de vivienda por los jóvenes, esa medida ya había sido propuesta por el PP y ya la llevan aplicando Madrid, Andalucía y Murcia.

Y no es seguro que vaya a funcionar porque lo que los jóvenes necesitan es un empleo con el que poder pagar las cuotas del banco. Empleo y salario, es la única fórmula. Y de eso es de lo que no hay, por lo menos para los jóvenes.

De momento, el voto joven se repartía entre el PSOE y Vox pero existe -o eso dicen en el PP- un cierto corrimiento hacia las posiciones más centradas por parte del electorado juvenil.

Pero eso sólo se sabrá cuando se abran las urnas y los analistas pasen a escrutar los resultados.