Ha sido un debate en el que, como estaba previsto, han estado cuatro de los cinco participantes contra la quinta, que era precisamente, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso.

Ésta ha estado, contra lo que muchos esperábamos, muy centrada en los problemas de Madrid, sin confrontar como es su costumbre, con Pedro Sánchez salvo en un par de ocasiones en las que ha incidido en los violadores con las penas reducidas o excarcelados o en los asesinos de ETA metidos en las listas electorales de Bildu para los comicios autonómicos del País Vasco, pero ya digo que ha sido en un par de ocasiones, una de ellas al final de su intervención.

Ligeramente tensa a lo largo de todo el debate, ha sobrevolado los ataques a su hermano por parte de Alejandra Jacinto, quien se ha soltado la chaqueta y llevaba debajo la cara impresa de alguien desconocido para mí pero que sin duda debe ser alguien importante porque ha justificado que la señora Jacinto llevara puesto un alfiler o un imperdible sujetándose la chaqueta para después abrírsela y mostrar una camiseta con ese rostro impreso. 

Juan Lobato ha estado muy por encima de Mónica García porque ella ha mantenido un tono agresivo y él se ha conformado con un tono institucional que le va mucho mejor a un partido que espera recuperar la segunda posición en la oposición a Isabel Díaz Ayuso, que es la que va a ganar en estas elecciones. La duda está en si va a conseguir una mayoría absoluta o tiene que conformarse otra vez en apoyarse en Vox,  cuya representante, Rocío Monasterio, tuvo ayer el discurso de siempre, sin  la menor novedad.

Juan Lobato ha estado muy por encima de Mónica García porque ella ha mantenido un tono agresivo y él se ha conformado con un tono institucional que le va mucho mejor

Mónica García estuvo demasiado agresiva, lo cual puede venir bien a sus votantes de siempre, pero probablemente no haya cosechado ni un solo voto más porque a esas horas de la noche ya no está el cuerpo para acideces gástricas como la que la señora García exhibió anoche.

Al final, Isabel Díaz Ayuso apeló al voto de los madrileños a quienes dijo necesitar para no depender de nadie más que de sí misma y de su partido  “sin Sánchez y sin sus socios”, pero también sin Vox porque la ilusión de todos los participantes es que “yo tenga la amplia mayoría” que necesita para “hacer de Madrid un lugar abierto y libre”.

Por eso ha dicho que necesita los votos de los madrileños para que no suceda lo que ayer vimos en directo, y es cómo sus cuatro oponentes se unían para confrontar con ella. Por eso ha confesado que “este es el clima con el que ha tenido que convivir estos dos años. No tenemos Presupuestos porque todos ellos (y ha hecho un barrido) han votado en contra”.

El único momento más tenso del debate se ha producido cuando la señora Jacinto ha intentado entregar el libro publicado por el ex consejero de Políticas Sociales de la Comunidad de Madrid, Alberto Reyero, para lo cual se ha desplazado de su atril hasta el de la señora Ayuso que ha rechazado la entrega del libro, con lo cual Alejandra Jacinto se lo ha tenido que llevar de vuelta aunque lo ha colocado en un lugar ostensible para que todos los espectadores lo viéramos.  

El debate en su conjunto ha resultado tedioso, demasiado largo y con un conjunto de datos que se manejaban libremente sin citar su procedencia, de modo que podían perfectamente estar falseados. 

Ha sido un debate en perfecta consonancia con la legislatura recién acabada.