El acuerdo entre PP y Vox para la Comunidad Valenciana tenía aires de reconquista llevada a cabo en un mesón de espadones por señores de espadón, servilleta de capote y pacharán consagrado. La cosa era un poco pacto de gobierno, un poco feria medieval, un poco trato ganadero y un poco despedida de soltero, que los acuerdos con Vox siempre parecen algo así, pero esto nos demuestra que Feijóo ya ha perdido la vergüenza. Feijóo está llegando a pactos con Vox antes de lo que se pensaba, no ha habido remoloneo, jugueteo ni disimulo, sino una naturalidad aritmética y ranchera que también es táctica. La foto del pacto, ya digo, parecía una mesa de leñadores con estofado, o una cita con Ábalos (aunque el propio Ábalos lo ha llamado “involución”), y nos lleva a pensar que puede desembocar en feria medieval eterna o en consejerías de Sagrada Familia. Nadie va a descubrir ahora a Vox, que está entre el Yunque y el Algarrobo. La novedad es que el pacto ha sido rápido y desvergonzado porque hay líneas rojas desde el principio, y eso es lo que va a vender el PP.
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