Estos días casi 100.000 policías han decidido sus representantes en el Consejo de la Policía. Es una oportunidad para terminar con 40 años del establishment policial que domina los altos cargos por órdenes exclusivamente políticas. La libre designación de altos cargos es el principio de la mediocridad; al comisario de turno todo se lo deben al que le nombró, y es a él al que sirve. Igual que funcionan hoy los partidos, así lo hacen los mandos policiales.

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