Mucho va a tener que esforzarse el PSOE para darle la vuelta a una negativa de las mujeres en general a votar a esa formación política, sobre todo después de que, a partir de agosto del 2022 , se aprobara como proposición de ley esa ley nefasta que ya ha sacado de la cárcel a 117 agresores sexuales. 

Eso significó que con esa modalidad de presentación, la ley podía eludir la crítica del CGPJ y del Consejo de Estado por una ley que se demostró nefasta para la que el PSOE ha necesitado de la ayuda del PP con el fin de aprobar su reforma, algo que no se ha producido hasta finales de este mes de abril. 

Han sido, pues, más de ocho meses de aplicación de esa ley a trancas y barrancas pasada por los jueces machistas que no se querían enterar de que esa ley estaba bien hecha, incluso jueces fascistas a los que les daba lo mismo la buena factura de la ley. Y eso fue así hasta que el Tribunal Supremo sentó doctrina.

Lo que le dijo Feijóo en el transcurso del debate fué épico aquella fue una bofetada en toda la cara: "Usted pasará a la Historia por haber permitido que 1.155 condenas de violadores hayan sido rebajadas y que tengamos a 117 agresores sexuales en la calle. Esos machistas están en la calle por usted". 

Eso que se sepa hasta ahora porque toda detención que se produjera en el transcurso de esa ley aprobada sin la reforma de abril, se aplicará en sus términos. Y no en los de la ley reformada.

Y que eso era así es la prueba de que ahora hacen caso de semejante reproche y se aprestan a corregir el error. El acto estaba programado de antemano y esa es la razón por la que habrá muchas mujeres en esta convocatoria. Pero son ya multitud quienes le han negado el pan y la sal a este Gobierno por la magna metedura de pata con que fue aprobada la ley.

Pero ya digo que es demasiado tarde porque la ministra de Igualdad Irene Montero sigue ahí, como miembro del Gobierno, y es verdad que Pedro Sánchez no la saca del Ejecutivo porque ya no merece la pena, aunque probablemente no podría hacerlo.

Son las condiciones que le impuso Pablo Iglesias cuando se negoció la coalición y ahí siguen todas, incluida la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo Yolanda Díaz a quien se le está haciendo la campaña desde una posición de privilegio que ella está rentabilizando a modo.

Que ése es el mayor error de los cometidos por un presidente del Gobierno que ayer se puso muy farruco con las “mentiras de Feijóo” pero que eran unas manipulaciones de los datos muy difíciles de desmontar, evidencia que el verdadero error, el error más mayúsculo, el error gigantesco, se produjo cuando se avino el Gobierno a tramitar esa ley como proposición de ley y no como proyecto de ley, que es el que tiene que contar con la asesoría del CGPJ y del Consejo de Estado,  que no son vinculantes pero sí son preceptivos.

Era el modo de eludir una fórmula que incomodaba a las autoras de esa ley nefasta que tuvo que contar con la ayuda del PP para promover su reforma porque los grupos independentistas votaron en contra de la modificación.

A estas alturas hay muchísimas mujeres de izquierdas, porque en ese mundo no sólo está Pam y Victoria Rosell, hay muchas mujeres de izquierdas que se han visto empujadas a no votar al PSOE porque esta ley las amenaza a ellas mismas y a sus hijas si las tienen.

Que se den cuenta de que han cometido una equivocación de semejan factura mediada ya la campaña electoral, es buena prueba de la arrogancia con la que este Gobierno se ha comportado a lo largo de los últimos cinco años, desde que se convocaron en junio  de 2019 las primeras elecciones hasta que se volvieron a convocar en el mes de noviembre porque el presidente esperaba mejorar en escaños y, aconsejado por Iván Redondo, entonces super jefe de gabinete, darle así la vuelta a unos sondeos de opinión que insistían una y otra vez en recortar las posiciones socialistas.

Yo no sé si estarán todavía a tiempo. Pero es ahora cuando se aprestan a corregir un error que les va a costar muy caro. Y tampoco sé si serán capaces de corregirlo. Y ya digo que se aprestan tarde, demasiado tarde.