En la casa parisina de Serge Gainsbourg están apareciendo flores tras la muerte de Jane Birkin. Fueron pareja durante muchos años, pero no compartieron aquel lugar hasta el final de sus días y tampoco mantuvieron una relación tan estrecha tras separarse como para considerar ese edificio el hogar de la cantante.

Pero pese a su distancia, en nuestro imaginario siguen vestidos de blanco, sonriendo. Siguen posando con Kate y Charlotte tras los columpios, siguen cantando la canción que prohibieron en medio mundo por los gemidos de ella y la pasión de él (y que Birkin pidió hace un año, durante una entrevista a la periodista Alba Díaz, que la pusieran en su funeral). Siguen siendo parte del mismo movimiento, la cara y la cruz del icono pop que formaron juntos. Del Je t'aime... moi non plus, aunque para ellos siempre fue un también.

Flores para Birkin en casa de Gainsbourg. ANTONIO DELGADO

Salvador Dalí fue el que le dio la idea para el título. Eran amigos gracias a la primera mujer de Serge Gainsbourg, Elisabeth Levitsky, que fue la asistente del pintor español, y que además de la cama compartía con el cantante francés el origen ruso. En una de las cenas que celebraron juntos, el de Cadaqués le habló de su relación con Picasso. "Picasso es español. Yo, también. Picasso es un genio. Yo, también. Picasso es un comunista. Yo, tampoco". Y a Serge se le iluminó la mirada.

Tardaría tiempo en materializar la idea y tuvo que llegar la espectacular Brigitte Bardot para que cogiese forma, nombre y voz. Gainsbourg se enamoró locamente de la actriz rubia y le escribió la canción Je t'aime... moi non plus (Te amo... Yo tampoco). Su idea era grabarla como si estuvieran haciendo el amor y dicen que casi fue lo que ocurrió para que los gemidos se escucharan naturales. Cuentan que él estaba eufórico con el resultado, que aquella noche se la puso a todo el mundo.

Bardot estaba casada con el multimillonario alemán Gunter Sachs y este amenazó con demandar a la emisora y ella entró en pánico y le suplicó a Serge que no sacase el disco"

Al día siguiente se emitió en Radio Europe 1. Fue en diciembre de 1967 y aunque los franceses en aquella época eran más laxos que la media europea con la sexualidad, provocó un escándalo. Bardot estaba casada con el multimillonario alemán Gunter Sachs y este amenazó con demandar a la emisora y, cómo contó hace años el periodista musical Julian Ruiz, ella entró en pánico y le suplicó a Serge que no sacase el disco. No hubo álbum y el ya público affair se acabó.

Pero Gainsbourg no estaba por la labor de perder aquella canción que considera de liberación sexual, de amor total. Tocó a la puerta de Valerie Lagrange, Marianne Faithfull o Mireille Darc; pero ninguna se la abrió. Tuvo que pasar casi un año para que una jovencísima Jane Birkin, que acaba de separarse del compositor John Barry con el que tenía una hija en común, apareciera en París tras otro escándalo, el que provocó su semidesnudo en la película Blow-up en Inglaterra. "Me llamaban Jane Blow Birkin up", confesaría años más tarde sobre el momento más duro de su carrera.

La británica se trasladó a Francia porque iba a participar en la película Slogan de Pierre Grimblat donde también actuaba Serge. Él tenía casi el doble de edad que ella y aunque al principio la detestó al considerarla infantil e inocente, acabó encaprichándose de Birkin de manera enfermiza. Ella, que al llegar a París no sabía quién era él, tardó meses en acceder a sus peticiones pero al final, tras varios viajes y muchas cenas, sucumbió al encantó del francés.

Se enamoró locamente de él, y él de ella, y tras mucho insistir accedió a volver a grabar aquella canción que tanto le obsesionaba y que aunque no había escrito para ella, ahora llevaba su nombre. Birkin la interpretó mejor de lo que Gainsbourg esperaba y el disco se publicó en febrero de 1969, con el antecedente de Bardot todavía en el aire.

La canción fue prohibida a los pocos meses en Suecia, Brasil, Polonia, Portugal y en España. El Vaticano la atacó frontalmente y L'Osservatore Romano la tachó de obscena, lo que los cantantes consideraron su mejor publicidad.

No sabemos si su hija Charlotte pondrá la canción en su funeral, si ella lo dijo en broma o lo dijo sin pensar. Pero hoy hay flores en casa de Gainsbourg, en la misma donde ella pasó 13 años y una escultura de su cuerpo inmortal resalta sobre los cientos de objetos que Serge acumuló. Quizás lo hacen para que recuerde lo que le debe a Birkin. Quizás porque quieren paliar su pérdida. "Jane le trajo a Serge la frescura. La ligereza del ser", comentaron los que le conocieron cuando parecía que Bardot había acabado con él.