Lo primero que les puede pasar al grupo de Podemos es que se quede sin dinero, lo cual es fundamental para organizar mítines, aunque sea distanciandose de Sumar, que para eso les ha atado en corto y ha hecho una operación de “generosidad” interesada adjudicándole nada menos que el 23% de todos los ingresos del grupo.

Si Ione Belarra o cualquiera de los cinco podemitas incluidos en el conglomerado de Sumar hicieran cualquier renuncio y se separaran del grupo en términos ideológicos u orgánicos, ese 23% les sería retirado, con el consiguiente perjuicio para los cinco que son por este orden: Ione Belarra, Javier Sánchez Serna, de Murcia, Noemí Santana de Las Palmas, Martina Velarde de Granada y la secretaria de organización de Podemos, Lilith Verstringe.

Eso sin poder tener grupo parlamentario propio porque se han presentado conjuntamente dentro de Sumar y por lo tanto si no se presentan como grupo propio no tienen ninguna posibilidad de constituirse como tal.

La única posibilidad sería que el conjunto de siglas que componen Sumar les hiciera el favor de prestarles un número suficiente de escaños de modo que fueran 15 pero eso es una quimera porque la posición de Podemos dentro del grupo es francamente mejorable porque la mayoría les odia.

Pero ni siquiera presentándose como opción diferente y diferenciada tendrían la oportunidad de distinguirse de la coalición que les ha acogido, con lo cual lo tienen muy crudo en lo que se refiere al dinero y a distanciarse de Sumar.

¿Serán carne del grupo Mixto? lo que es evidente es que los miembros de Podemos están encerrados en una jaula que  no les corresponde después de haber intentado “asaltar el cielo” en el año 2015. 

Ahora Yolanda Díaz les ha atado muy corto esta vez porque no se fía de ellos ni un pelo.