La fórmula aplicada en Navarra está siendo un éxito indiscutible de EH Bildu.  Han comprendido -tarde, demasiado tarde- que asesinando a diestro y siniestro no iban a ninguna parte y han optado por la inclusión social aprovechando que ya muy pocos de los jóvenes saben quién era Miguel Ángel Blanco e ignoran la secuela de terror dejada por la banda a lo largo de los años en todo el país, no solamente en el País Vasco sino en todo el territorio nacional. 

Esta parte de la política de olvido la han hecho de la mano del PNV,  especialmente interesado en borrar cualquier huella de sangre -y mira que ha habido sangre inocente derramada, en realidad todas las víctimas lo han sido-  a lo largo de años y años de terror inútil.

En esto Herri Batasuna se parece al Sinn Fein irlandés, que hasta que no se ha integrado en las instituciones, no ha aparecido como opción votable por la ciudadanía, lo que ahora sucede con normalidad, olvidados ya los más de 30.000 crímenes cometidos inútilmente por el IRA, facción armada del movimiento por la independencia de Irlanda del Norte.

Pero ahora las cosas han cambiado mucho en EH Bildu, hasta el punto de que ya no es posible ver esas trazas de individuos con pendiente en la oreja y pinta de mal encarados que solían ser habituales en las ruedas de prensa, o así, que se celebraban habitualmente y en las que podías ser amenazado por hacer una pregunta inconveniente. Ahora las señoras de EH Bildu llevan aretes o colgantes como cualquier otra mujer de no importa qué partido.

En definitiva, se han integrado en la normalidad democrática a pesar de que su memoria esté llena a rebosar de sangre. Pero eso es algo que solo recordamos quienes tenemos tantos años que queda poco para que seamos un cadáver como tantos otros que no tenían que haber sido.

Solo los libros recogerán la sangrienta trayectoria de lo que fue ETA y de su fracaso estrepitoso en el planteamiento y en la estrategia llevada a cabo durante años, con la cobertura del PNV, que siempre contará con ese baldón en su haber.

Pero ahora las cosas han cambiado y el Partido Nacionalista Vasco está a punto de ser deglutido en el País Vasco por esta EH Bildu que cuenta con la gracia del olvido y/o del desconocimiento de sus auténticos orígenes.

De este modo es como EH Bildu avanza en el reconocimiento de una población joven que no ha vivido el rastro sangriento que ETA ha dejado por todo el país. Y ahora es el momento de ir comiéndole la merienda al PNV que ahora se acordará de refrescar la memoria de quienes ya no quieran recordar porque no han sido educados para ello.

Se han integrado en la normalidad democrática a pesar de que su memoria esté llena a rebosar de sangre"

Lo de Navarra es paradigmático porque Pamplona es en origen, puro carlismo, la capital del País Vasco original. Por eso lo de Navarra tiene tanta importancia. Porque, ganada para la izquierda la región de Pamplona, que ahora mismo es fundamentalmente patrimonio de UPN, todo será coser y cantar.

Pero  esta  es una operación a largo plazo, dado que la otra, la de ETA, fracasó porque la democracia aguantó el tirón y no hubo cesiones como las que pueda haber ahora, las que ya está habiendo.

Chivite será investida con los votos de Geroa Bai, de Contigo Zurekin y la abstención de Bildu, cosa que han preguntado a sus bases la semana pasada. Con esto, la Navarra de derechas que ha ganado las elecciones se alza de nuevo con la victoria pero sin posibilidad de hacerla valer porque EH Bildu le ofrece un “regalo” al que Chivite no se puede negar, en forma de abstención.

Eso sí, liderando políticas sociales progresistas propias de un PNV en sus mejores tiempos. Dice Mikel Segovia aquí al lado que ha sido “implicándose en mejoras laborales, en el campo de las pensiones o de la vivienda, con lo que ha logrado el objetivo de cambiar, en muchos sectores sociales y en particular en los más jóvenes, la imagen de la vieja y agitada izquierda abertzale vinculada al terrorismo que pervive en gran parte del electorado”, por la de una formación Navarra españolísima a una comunidad foral abertzale pero moderna, con una EH Bildu que le acabará comiendo la tostada a UPN de José Javier Esparza que todavía aguanta el tirón pero a la que le queda poco tiempo para espabilar.

Téngase en cuenta que son dos los enemigos a batir por EH Bildu: la UPN de Esparza y el PNV de Ortuzar. 

Pero con este cambio producido en EH Bildu, el recorrido puede ser más rápido.