¿Qué es eso de que convocar una manifestación masiva equivalga a dar un golpe de Estado? ¿Nos hemos vuelto locos o qué?

Esto trae consecuencia del manoseo de una pretendida ley de amnistía de la que no se sabe nada más que es una de las exigencias planteadas por Carles Puigdemont para votar favorablemente a una investidura de Pedro Sánchez cuando llegue el momento.

Es una de sus condiciones, la otra es el referéndum de autodetermiación y la otra es la desjudialización del proceso independentista nacido con total virulencia en septiembre de 2017 y que culminó el 1 de octubre con ese referéndum ilegal que alguien, no se sabe quién, calculó en dos millones de personas las que habían acudido a las urnas ese día.

Una amnistía se concede cuando se intenta pasar de un régimen autoritario a una democracia

Pero de la amnistía nada se sabe, únicamente los rumores que circulan por entre las filas socialistas y de Sumar y entre las filas de los neoconvergentes de Junts x Cat y de ERC.

Y son esos rumores los que han alarmado a una buena parte de la población y a casi toda la clase política de este país. Porque una amnistía se concede cuando se intenta pasar de un régimen autoritario a una democracia. Pero España hace 45 años que es una democracia plena, de las mejores del mundo, y aprobar una amnistía es tanto como desacreditar profundamente al país, a su sistema de división de poderes y a la democracia en su sentido más hondo.

Y eso es lo que tiene a los partidos de centro derecha y a los de la derecha en un ay: el desconocimiento de las conversaciones, si es que se están produciendo, entre Junts y el PSOE.

Que ya se han producido entre Carles Puigdemont y Yolanda Díaz lo mostró una foto publicada en todos los medios en la que se veía a la señora Díaz muy sonriente como si no estuviera tratando con un prófugo de la Justicia sino con una alta autoridad.

Eso es todo lo que sabemos dejando a un lado los rumores. La discreción cuando de lo se habla es del destino del país resulta ofensiva para todos aquellos que no están presentes en las conversaciones, que somos casi todos los españoles. Por lo tanto nada tiene de raro que un ex presidente -no es el único- convoque a una concentración masiva para defender la Constitución que nos ha dado décadas de bienestar y progreso.

Llamar a eso golpismo es ofender a la inteligencia de la mayoría. Y añadir que lo próximo que se espera del interviniente es un Alzamiento, en clara referencia al Alzamiento Nacional que protagonizó Franco y que dio origen a la guerra civil, es una demasía que lo único que evidencia es un estado de nervios en las filas del Gobierno verdaderamente preocupante.

Según esa teoría, todas las manifestaciones masivas que se han vivido en nuestro país -y ha sido muchas- eran golpistas. ¿O es que cuando las hace la izquierda es producto de la voluntad popular y cuando las hace la derecha es golpismo?

Será una concentración para defender la igualdad ante la ley. Y, por supuesto, contra una ley de amnistía de la que no sabemos nada

Está totalmente fuera de lugar la intervención de la ministra portavoz Isabel Rodríguez y las manifestaciones cada vez más ofensivas del ministro de la Presidencia Félix Bolaños, que en nada contribuyen a esclarecer un misterio cual es el de la ley de amnistía que nadie sabe en qué consiste pero todos damos por hecho que es una enmienda a la totalidad del régimen democrático que la Constitución consagra.

Ahora parece que el PSOE considera la posibilidad de que Puigdemont no le otorgue sus siete escaños para que Pedro Sánchez acceda a la presidencia ejecutiva. Es decir, que el ex presidente de la Generalitat está jugando al límite y ese es un límite que ni siquiera Pedro Sánchez se atreverá a traspasar.

Puede entonces que vayamos a elecciones el domingo 14 de enero. Mucho mejor eso que dejar que se nos humille con una ley de amnistía que, se la llame como se la llame, no dejará de suponer una descalificación total de nuestra democracia.

Pero la idea de que la concentración convocada para el 24 de septiembre por Nuñez Feijóo puede favorecer los intereses de Sánchez es una idea que hay que estirar mucho para encajar en la casuística del PSOE.

Será una concentración para defender la igualdad ante la ley. Y, por supuesto, contra una ley de amnistía de la que no sabemos nada, únicamente que se está negociando a espaldas de la opinión pública.