Pongámonos en la hipótesis, nada inverosímil a día de hoy, de que haya una repetición electoral el 14 de enero. En ese punto es evidente que al PP le molesta la convivencia con Vox, además de restarle votos que, sin tener al partido de Santiago Abascal pegado a él como una lapa, le habría dado los escaños que hubiera necesitado para gobernar.

Esto es una evidencia que reconoce hasta Alberto Núñez Feijóo en entrevista anteayer con Carlos Alsina en Onda Cero. Por lo tanto, conviene separarse lo más posible de esa formación, lo cual no obsta para que los pactos que se han formalizado se respeten.

Por eso está muy puesta en razón Cuca Gamarra cuando ha declinado acudir a la manifestación convocada por Vox en la plaza de Colón el 29 de octubre. El partido Vox no es el partido que señala el PSOE como la ultraderecha más reaccionaria porque para eso tienen a Junts que sobre ser independentista es también supremacista y a EH Bildu que se alza sobre los cadáveres de cientos de vidas de inocentes y sigue sin condenar esa política que se demostró fracasada, razón por la cual ha mutado en un partido político que en las últimas elecciones municipales llevaba unos cuantos asesinos en sus listas.

De manera que para socios de la ultraderecha, está el PSOE. Pero eso no quiere decir que las intervenciones de Santiago Abascal en vísperas de las elecciones generales diciendo que en Cataluña habrá que intervenir la autonomía desde La Moncloa, no hayan sido nefastas para el PP en esa comunidad. Hay cosas con las que se debe ser cuidadoso en vísperas electorales y esas declaraciones las hizo el día 18 cuando las elecciones eran el día 23.

Pero independientemente de lo dicho en campaña electoral, fueron un error las prisas de Carlos Mazón por hacerse con la presidencia valenciana, y de ahí salieron como las cerezas toda una serie de equivocaciones que han derivado en la actual situación, con ejemplares que parecen sacados de un museo para ocupar puestos de relevancia institucional como pueden ser la presidencia de las Cortes.

Eso es lo que el PP debe evitar como sea si hay una repetición electoral. Lo que está hecho ya no se puede deshacer y habrá que padecerlo cuatro años más. Pero en el caso en que volvamos a nuevas elecciones los de Santiago Abascal deben estar lo más lejos posible de Alberto Nuñez Feijóo y los suyos. Sobre todo porque las aportaciones de Vox a las instituciones son muy pero que muy preocupantes.

La última pifia la han organizado en el ayuntamiento de Gijón, con el Festival Internacional de Cine (FICX) y la intención de la concejala de festejos de Vox, Sara Álvarez Rouco, de hacer cambios en el certamen para crear un premio que reflejase los valores que defiende su formación y eliminar a su vez un galardón vinculado al colectivo LGTBI.

"Gijón no experimentará ningún retroceso en sus libertades. Es una ciudad libre, tolerante y acogedora", dijo la alcaldesa. En Valladolid sucedió algo parecido pero afortunadamente las competencias en materia de Cultura se las había adjudicado la popular Blanca Jiménez y por lo tanto, el Festival de Cine de Valladolid y la celebración de los Premios Goya de 2024 están a salvo.

Es del todo imprescindible que el PP se deshaga de Vox por lo menos visualmente porque de otro modo, no levantará cabeza y dejará a millones de votantes en la estacada

Los casos de censura de obras de teatro, películas o banderas LGTBI en edificios públicos ha sido una constante en los casos de coalición de Vox y el PP. Porque en su particular planteamiento político, la batalla cultural juega un papel determinante en los planteamientos del partido verde. Ahora no podrá ser, porque el PP, con la inestimable ayuda de Vox, no ha logrado la mayoría que necesitaba, pero ese partido perseguirá ese objetivo a nivel territorial, donde ha multiplicado su poder.

Y eso es lo que tiene que eludir el PP en el caso de que haya nuevas elecciones. Cuestiones como una representante de las Cortes de Aragón negando el saludo a las representantes del ministerio de Igualdad, Irene Montero y su secreteria de Igualdad, conocida por su sobrenombre Pam, es algo que no se hace, a las visitas se las saluda por mucho que te reviente tenerlas allí. Y no se puede volver a repetir.

Y a ver qué consecuencias tiene la dimisión, conocida ayer tarde, de Camino Limia, la única consejera de Vox en el gobierno de Extremadura. De momento va a ser sustituida por el director general de Gestión Forestal.

Son estas cosas las que el público anota y es lo que pasó en las últimas elecciones, que mucho votante del abstencionismo acudió a votar para impedir que energúmenos como los que había situado en la presidencia de las Cortes de Valencia o de Aragón siguieran mandando en España.

Por eso, es del todo imprescindible que el PP se deshaga de Vox por lo menos visualmente porque de otro modo, no levantará cabeza y dejará a millones de votantes en la estacada.