Las constituciones no se suelen votar, y si lo hacen eso vale para un número indeterminado de generaciones. La anterior Constitución, la de 1931, no fue votada en referéndum y sin embargo valió para la generación que vivió durante la Segunda República.

Ahora se dice que "como no he votado la Constitución no tengo que atenerme a ella". Esa es una estupidez que nos retrotrae a la Constitución norteamericana que nunca fue votada por el pueblo al que sigue amparando y dando valor.

Pero nuestra atención se debe fijar en los alumnos de Primaria y de Secundaria ya que hemos fracasado en transmitir los valores constitucionales a los que tienen ahora entre 20 y 5o años, porque esos ya son irrecuperables. Y de ellos viene la amenaza a nuestra Constitución. No de todos naturalmente, pero de algunos de entre ellos sí.

Hay que decirles que España es un lugar en el que los ciudadanos son libres e iguales en derechos y obligaciones gracias a la Constitución.

Que España es un país unido pero que garantiza y reconoce el derecho de las autonomías y regiones a organizarse como puedan dentro de la Constitución y la solidaridad entre ellas.

Que el castellano es la lengua común pero que la riqueza de las distintas modalidades debe ser objeto de especial cuidado y protección.

Que corresponde a los representantes políticos fijar las condiciones para que la libertad y la igualdad de los ciudadanos sea real y efectiva.

Que las organizaciones sindicales serán, cuando ellos sean mayores, los defensores de sus intereses. Y las organizaciones empresariales para el caso en que quieran dedicarse a la empresa.

Que la Constitución garantiza que no se restrinjan los derechos individuales en modo alguno, que gracias a ella estarán seguros en lo que se refiere a la estabilidad de las leyes que apruebe el Parlamento y que no será posible que los poderes públicos actúen arbitrariamente, es decir caprichosamente.

Hay que explicarles que en un futuro no lejano, ellos podrán casarse con quien quieran independientemente de su color, de su nacimiento, raza, de su sexo, o de su opinión política.

Que gracias a la Constitución podrán ser de una ideología o de otra, de una religión o de otra y que nadie podrá preguntarle sobre eso.

Que gracias a la Constitución está garantizado su derecho al honor a su intimidad, tanto suya como de su familia, y a su propia imagen, algo muy importante en tiempos de la Inteligencia Artificial.

Que la Constitución dice que la casa en la que vive uno es inviolable. Es decir que nadie puede entrar sin el permiso del dueño, salvo que se esté cometiendo allí un delito.

También dice que las comunicaciones son secretas, es decir, que nadie tiene derecho a violarlas y que una ley garantizará la intimidad familiar y personal en este campo.

Dice también que, cuando sean mayores, podrán establecerse en el lugar de España que quieran y que tienen derecho a entrar y salir de su país cuando lo deseen y que este derecho no podrá ser limitado por motivos políticos o ideológicos.

Todos tenemos derecho según la Constitución a expresar libremente nuestros pensamientos, ideas u opiniones, sea de palabra o mediante un texto escrito. También a la libertad de cátedra, es decir si, cuando sean mayores, quieren dedicarse a la enseñanza, nadie les podrá decir qué decir o qué no decir.

El ejercicio de estos derechos no podrá restringirse mediante ningún tipo de censura previa.

Todas las comunidades podrán tener cuantos medios de comunicación sean rentables en castellano o en la lengua propia y no podrá restringirse este derecho salvo resolución judicial.

Podrán reunirse pacíficamente y sin armas cuantas veces quieran. Salvo en las ocasiones en que el lugar sea público en cuyo caso se informará a las autoridades que sólo podrán prohibirlas cuando haya razones fundadas de alteración del orden público.

Naturalmente, en una Constitución tan abierta no podía sino reconocerse el derecho de asociación. Sólo se prohíben las asociaciones secretas y las de carácter paramilitar.

Todos tenemos derecho a participar en los asuntos públicos directamente o por medio de representantes elegidos por sufragio universal. Esas son las elecciones tanto autonómicas como municipales y generales que celebramos cada poco tiempo, con un máximo de cuatro años por cada elección.

Todos los españoles tenemos derecho a una tutela efectiva de los jueces y tribunales, pero en ningún caso pueden dar lugar a una indefensión del individuo.

Nadie podrá ser castigado por acciones que en el momento de producirse no constituyan delito. No existen los trabajos forzados en nuestro país. En cualquier caso, todos los presos tendrán derecho a un trabajo remunerado y a los beneficios de la Seguridad Social.

Todos los españoles tiene derecho a la educación, siempre bajo la idea de la libertad de enseñanza. La enseñanza básica es universal y obligatoria.

Los padres tendrán derecho a que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus convicciones. Y así sucesivamente, esta es una Constitución de garantías.

El verdadero valor de esta de hoy es que es la única Constitución que se hizo con el acuerdo de todas las fuerzas presentes en el Parlamento de entonces

Es decir, que en una Constitución tan abierta cabemos todos. Pero la culpa es nuestra porque no la hemos sabido valorar, no la hemos explicado a los jóvenes -que ya no son tan jóvenes- pero ahora estamos a tiempo de explicársela a los que vienen detrás.

Creo que no tenemos perdón quienes hace 45 años presenciamos la única Constitución de consenso que se ha hecho en nuestro país desde la de 1812, que se hizo de una parte del país hacia la otra parte más cerril, más metida en los modos del antiguo régimen. Y la consideramos un éxito pero nos olvidamos de explicársela a quienes venían detrás.

Porque el verdadero valor de esta de hoy es que es la única Constitución que se hizo con el acuerdo de todas las fuerzas presentes en el Parlamento de entonces, incluido el PNV que finalmente no la votó pero que estuvo a punto de hacerlo.

Y ahora mismo no sería posible reeditar ese clima de consenso porque, aunque entre el PP y el PSOE suman 258 diputados, es decir la inmensa mayoría de la Cámara, existe una brecha artificialmente construida por la que los intereses de España están en almoneda.

Y, de hecho, el PSOE y su presidente está pactando con un prófugo de la Justicia española, en una ciudad de Suiza, una ley de amnistía que rompe la igualdad de los ciudadanos ante la ley, una igualdad que garantiza nuestra Constitución, pero que en este momento es más un estorbo que una ayuda.

Por eso digo que estamos a tiempo, aunque ya no nos queda mucho, para explicarles a nuestros nietos, ya que no lo supimos hacer a nuestros hijos, el valor de una Constitución como nunca en nuestra Historia hemos tenido. Y probablemente nunca más volvamos a tener.