El gran problema de los medios de comunicación españoles es que gestionan miseria, pero todos aspiran a conseguir el éxito de The New York Times, en un sesgo cognitivo que equivaldría a que un tendero de barrio pensara que su negocio puede llegar a ser tan importante como El Corte Inglés. Los formatos tradicionales han perdido casi todo su valor -desde las licencias de televisión hasta la prensa impresa- y muchos de los anunciantes que hasta hace unos años invertían en la prensa o la televisión actualmente consideran que sacan mucho más partido a su dinero si lo destinan a uno de los gigantes de internet (Meta, Google, Amazon...).

Los medios son menos libres que nunca, pero no como consecuencia de las ínfulas autoritarias de los gobiernos, sino porque mantienen un matrimonio forzoso con Google. Hasta hace unos años, el éxito de un producto periodístico dependía de sus periodistas y de los hechos interesantes que sucedían en el lugar donde se publicaba. Eso es secundario en estos tiempos. Una buena parte del negocio depende de la multinacional estadounidense y de las decisiones que adopte sobre su algoritmo, que nunca explica al detalle. Sorprende que casi nadie repare en los efectos que ha generado en diversos sectores la 'colonización' que han ejecutado cuatro o cinco gigantes de internet sobre infinidad de sectores, incluido el de los medios.

También hay una verdad incómoda, y es que el éxito del buen periodismo depende muchas veces del perfil del lector al que se dirige. En España, no estamos para tirar cohetes en ningún sentido, dado que la polarización y la burricie avanzan prácticamente sin control.

El éxito del buen periodismo depende muchas veces del perfil del lector al que se dirige. En España, no estamos para tirar cohetes en ningún sentido

Hay un medio catalán, que es casi el órgano de expresión de Junts (el de la trama rusa), que se dedica cada día a publicar titulares exagerados y manipulados sobre la Monarquía española, entre otros temas. Esos artículos aparecen en Google Discover y arrasan. Tal es así que hubo un mes, el año pasado, en que este diario digital -inflado a publicidad institucional por la Generalitat- obtuvo mejores datos de audiencia en Albacete que varios generalistas. Estos últimos hablaron con Google al respecto... y se lavó las manos. Es curioso que tanto esta multinacional como la prensa independentista hayan quedado fuera del debate en estos días en los que se ha señalado el papel de los medios en España.

La censura de Pedro Sánchez

Dicho esto, dudo mucho que Pedro Sánchez pueda poner coto a la información que se publica porque internet todavía es ingobernable. También porque el Reglamento Europeo de Libertad de los Medios de Comunicación lo impide; y tarde o temprano deberá aplicarlo en España. Ahora bien, no dudo que el Ejecutivo intentará ahogar a los medios de comunicación hostiles mediante diferentes maniobras de presión a quienes los mantienen, que son en buena parte los anunciantes.

Esto no es nuevo. Enric Hernández y Antonio Asensio Mosbah lo saben porque lo vivieron. Cuando El Periódico se posicionó en contra de la independencia de Cataluña, ERC inició una campaña de intimidación que buscó la quiebra de ese diario. Sus 'matones' incluso presionaron a instituciones para que cancelaran su suscripción. Sus campañas de publicidad institucional cayeron el 40% en 2 años.

Un anunciante busca que la popularidad de sus productos mejore con las inversiones que realiza. Si Sánchez, sus ministros y sus propagandistas comienzan a señalar a los anunciantes que inviertan en la prensa crítica, su cuenta de resultados se resentirá. Por supuesto, también sucederá si se elaboran listas de 'pseudo-medios' a los que negar el acceso a la publicidad institucional. Tan sólo el Ejecutivo repartirá 138 millones de euros en este concepto en 2024. Otras administraciones autonómicas publican cuáles son sus destinatarios. Pedro Sánchez lo oculta, algo, por cierto, que debería cambiar cuando se aplique el nuevo reglamento de la UE.

Ejercer el periodismo con miedo

No todos los problemas de la profesión están relacionados con el dinero. No sólo de pan vive el hombre. La Asociación de la Prensa de Madrid publica un informe anual y en sus últimas ediciones se ha podido apreciar que 6 de cada 10 periodistas se han 'auto-censurado' en el ejercicio de su trabajo. Ser libre nunca es sencillo; y menos cuando la hipoteca todavía no se ha terminado de pagar, los niños son pequeños y los sueldos que se ofrecen en la profesión ni mucho menos alcanzan el nivel de los de hace un cuarto de siglo. Así que hay quien opta por no meterse en problemas cuando recibe una determinada información incómoda o cuando debe rellenar una página en blanco con un análisis sincero y contundente.

6 de cada 10 periodistas se han 'auto-censurado' en el ejercicio de su trabajo. Ser libre nunca es sencillo; y menos cuando la hipoteca todavía no se ha terminado de pagar

Estoy seguro de que lo primero que ha conseguido Sánchez con sus bravuconadas contra la prensa es inyectar miedo en el sector, cosa que debería ser denunciada al unísono, pero que no ha sucedido. Al revés, dado que han sido diversos periodistas quienes han apoyado la nueva estrategia gubernamental, comenzando, por supuesto, por Silvia Intxaurrondo. Hay quien lo ha hecho por convicción -el peronismo pudre el alma y nubla la vista- y hay quien ha comenzado a repetir los eslóganes contra el 'pseudo-periodismo' porque espera mejorar su facturación por publicidad institucional.

Este último error es habitual en quien está cegado por el hambre, dado que supone aceptar que el poder alguna vez va a estar satisfecho con sus palmeros. Eso nunca sucede o, al menos, no suele ser muy duradero. Los apoyos sectarios tarde o temprano se debilitan. Que pregunten a los periodistas que apoyaron a Pablo Iglesias e incluso alardeaban de ser sus amigos.

Males difíciles de curar

Sobra decir que todo país con prensa libre sufre de elementos indecorosos y tóxicos. Quien sólo lo ve en España es porque no ha viajado o porque forma parte de la congregación sanchista. Y quien niega la existencia de rufianes en el sector es porque es nuevo o componente de la banda. Pero el ejercicio del periodismo no debe verse dificultado o impedido por las maniobras mafiosas del poder, resida en Moncloa o en las autonomías o ayuntamientos. De lo contrario, al régimen en el que vivimos no podremos calificarle como democrático.

¿Y cómo regenerar la profesión? Lo más necesario siempre es perder el miedo. El resto es secundario. A partir de ahí, a lo mejor las empresas periodísticas deberían replantearse el porqué hay tantos pequeños empresarios que consiguen ganar dinero en internet, pero ellas no (o no tanto), lo que les ha conducido a establecer fuertes dependencias de gobiernos y, sobre todo, de los grandes anunciantes y los acuerdos institucionales.

El mundo ha cambiado y la dimensión de los medios es mucho menor -por 'la pasta'-, aunque su alcance, inmensamente mayor. A lo mejor ya no se trata de copiar las ediciones de los 'macro-periódicos' y las televisiones de antaño, como de imitar los modelos de éxito de tantos y tantos periodistas que hoy viven gracias a sus canales en internet. Ellos han comprendido bien lo que les gusta a sus clientes y han adaptado a los formatos tradicionales a lo que demanda el público. Y eso no significa que todo haya empeorado. La mayoría de los medios tradicionales todavía no han completado ese proceso..

Pero, reitero, todo esto va de periodismo y la principal cualidad de quien se dedica a esto es la de ser preciso y la de no achantarse ante los presidentes de lo público y lo privado, ni ante los matoncillos que colocan de portavoces. El resto es técnica, rudimento y rutina.