Acabas de ser mamá. Estás en un hospital rodeada de personal sanitario. Ha llegado la golden hour, la primera hora de vida de tu pequeño. Se acerca a tu pecho para su primera comida. Regresas a casa acompañada por tus seres queridos. Visitas a tu comadrona de confianza con frecuencia, quien te está ayudando a amamantar, y a que te duelan menos los pezones y la espalda. Aprendes. Conoces a otras madres lactantes que están pasando por tu misma situación. Tienes derecho a una baja laboral para poder amamantar y conciliar. Tu país reconoce la importancia de los 6 meses imprescindibles de lactancia materna exclusiva para la salud y desarrollo de tu bebé y la permite con políticas sociales y legislación.
Esta historia debería ser la historia de todas las madres. Pero para millones en todo el mundo, la realidad es muy distinta. En Moldavia, muy cerca de la frontera con Ucrania, conocí a Liliya Bidash. Claramente desnutrida, me recibió con su bebé de 6 meses, Irina, en una pequeña habitación donde viven con otras familias en un centro habilitado para personas refugiadas. Liliya dio a luz en un hospital de Odesa en julio de 2022 en medio de bombardeos y con miedo a que el hospital se derrumbase debido a los ataques.
Liliya amamantó con leche materna a Irina, pero muy lejos de las ocho veces al día recomendadas para recién nacidos. Liliya se dio cuenta de que cada vez producía menos leche. Esto es debido a que la producción va a demanda: cuanto más mama el niño o niña, más leche produce el cuerpo de la mujer. El estrés también es un factor importante: muchas de las madres que he conocido en contextos de conflicto y desplazamiento forzado relacionan sus niveles de estrés y trauma con la falta de leche.
En Acción contra el Hambre una de nuestras prioridades en emergencias humanitarias es crear espacios seguros para madres y bebés y dar asesoramiento sobre lactancia materna exclusiva. La leche materna es imprescindible para combatir la desnutrición y fomentar el crecimiento y desarrollo pleno del bebé. También para que las madres puedan recuperarse, amamantar sin dolor, no sentirse estigmatizadas, descubrir sus pechos sin temor y socializar con otras madres en un momento en el que son especialmente vulnerables.
La lactancia materna reduce la vulnerabilidad de madres, niños y niñas a través del aprendizaje, la seguridad y la socialización.
Estamos trabajando para promover la lactancia materna exclusiva en Gaza. Una compañera del equipo de emergencias me contó, a su regreso de la Franja, que dar a luz y amamantar allí es prácticamente imposible. Los motivos son innumerables: hace un calor extremo, muchas madres se han tenido que mover al menos una vez al mes, no hay condiciones higiénicas, todo está lleno de sarna, el sistema sanitario está destruido, no hay espacios privados, quedan muy pocos edificios en pie, las familias han perdido sus ahorros, sus hogares, sus familiares, sus amistades, su tiempo y viven bajo niveles de estrés muy elevados.
Ante esta situación desesperante, las madres no pueden plantearse la lactancia materna exclusiva y alimentan a sus pequeños con lo que pueden, como agua con azúcar. Ante la falta de nutrientes y, muy probablemente, del consumo de agua contaminada, el cuerpo del bebé lucha, pero el riesgo de caer en desnutrición es muy elevado.
Sabemos que las personas afectadas por conflictos van a intentar desplazarse allá donde haya seguridad y agua. De ahí partimos para empezar el trabajo. Establecemos nuestros espacios de lactancia cerca de un punto de agua limpia. Así aseguramos el consumo de agua potable y la higiene necesaria para la limpieza de heridas e infecciones en los pezones. En caso de que no haya un punto de agua segura y servicios de saneamiento, nuestros equipos los construyen. También necesitamos electricidad. Ante la falta de infraestructura, utilizamos placas solares. Aseguramos el confort climatológico. Construimos comedores comunitarios al lado de los espacios de lactancia, y viceversa.
Además, emplazamos el espacio en un lugar un poco apartado, buscando la privacidad, pero relativamente cerca de equipos de seguridad, en caso de que los hubiera. Es importante, en la medida de lo posible, estar cerca de un centro de salud primaria para derivar a las madres en caso necesario. Nuestro personal sanitario da la bienvenida a las mamás y a sus pequeños a los espacios de consultoría y taller de lactancia materna exclusiva. También las apoyan a nivel psicosocial para bajar niveles de estrés y estimular la lactancia materna.
La lactancia materna exclusiva no es solamente una de las herramientas más poderosas para combatir la desnutrición, sino también para reducir la vulnerabilidad de madres, niños y niñas a través del aprendizaje, la seguridad y la socialización. No lo digo yo. Me lo dijo Larife Mahanger, afectada por el devastador terremoto en Turquía de 2023, desde el espacio de lactancia de Acción contra el Hambre en un campo de personas desplazadas: “Somos una familia. Además de aprender lo importante que es la leche materna para mí y para mi bebé, he hecho nuevas amigas. Siempre hablamos, charlamos, nos reímos, nos divertimos. Nuestros hijos también han hecho nuevos amigos y juegan juntos”.
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Elisa Bernal, Comunicación en emergencias de Acción contra el Hambre.
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