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Mapfre, a la espera del viento a favor

Tras perder un 20% de su valor en dos años, los cautos objetivos de la aseguradora no logran convencer al mercado de su potencial

Velero patrocinado por Mapfre en una regata.
Velero patrocinado por Mapfre en una regata.

Mapfre cerró 2018 con los deberes por hacer. La aseguradora española alcanzó el final del ejercicio lejos de los objetivos de ingresos y rentabilidad que se había marcado para el periodo 2016-2018. Y los inversores, no podía ser de otra manera, se lo hicieron pagar: al cierre del ejercicio pasado, las acciones de Mapfre se ubicaban hasta un 20% por debajo de su precio dos años antes.

La compañía presidida por Antonio Huerta no ha tardado en aprender la lección. La pasada semana, en la presentación de su nuevo plan estratégico hasta 2021, el grupo optó por la prudencia. No en vano, los 30.000 millones en primas previstos para entonces, aunque suponen un crecimiento anualizado del 5%, se sitúan por debajo de los 31.000 millones proyectados para 2018 en el anterior plan. Y también el ROE (el retorno sobre el capital o rentabilidad financiera) medio previsto, del 10%, se sitúa por debajo del 11% planteado, como mínimo, entre 2016 y 2018.

Este ejercicio de cautela tiene sin duda sus beneficios, convenciendo al mercado de que sus metas pueden ser alcanzadas. Así lo observan, por ejemplo, los analistas de CaixaBank BPI. Sin embargo, como también advierten en la misma firma, suponen la asunción de que durante los próximos años Mapfre irá rezagada, al menos en términos de rentabilidad, frente a sus competidores, que proyectan rentabilidades de, al menos, entre el 11 y el 12%.

Sus previsiones de rentabilidad, inferiores a las de sus competidores, restan atractivo a las acciones del grupo

Con esas previsiones sobre la mesa, los analistas del banco que preside Jordi Gual consideran que el descuento que ahora mismo muestran las acciones de Mapfre respecto a sus rivales estaría justificado, por lo que han decidido rebajar su recomendación sobre el valor. Y una decisión idéntica han adoptado en Renta 4.

Lo cierto es que Mapfre tiene razones para moverse con cautela. En los últimos tiempos han sido los factores que se han posicionado en su contra y muchas de ellas amenazan con perdurar, al menos, a corto plazo. "La persistencia de algunos factores de riesgo mantiene la vulnerabilidad tanto del resultado técnico (expectativas de crecimiento más moderadas en algunas regiones, mayor frecuencia de los eventos catastróficos, presión forex en emergentes...) como del resultado financiero (entorno de tipos bajos)", advierten en Bankinter.

Con elevada presencia en regiones que se han mostrado especialmente vulnerables en los últimos años (Brasil, Argentina o Turquía, son ejemplos claros de esto), tampoco mercados a priori más estables como Estados Unidos han terminado de generar alegrías al grupo asegurador. De hecho, Mapfre abandonó en 2018 cinco estados en el país y no descarta hacer extensiva esta decisión a otros.

Sin embargo, en el horizonte del grupo también aparecen cuestiones más alentadoras, con divisiones como Mapfre RE, su negocio de reaseguramiento, y Brasil apuntando a una mejora de sus cifras. Especialmente significativo es lo referente a Brasil, que se perfila como motor del crecimiento del grupo. "La evolución del negocio se verá apoyada por la mejora de la perspectiva económica del país, el nuevo acuerdo firmado con Banco do Brasil, la aplicación de medidas de eficiencia (reducción de gastos internos y externos) y la mejora de la gestión técnica", señala Nuria Álvarez, analista de Renta 4.

Mercados como España o Brasil muestran unas perspectivas alentadoras que podrían compensar las dudas que imperan en Turquía o EEUU

La aseguradora confía en registrar un un crecimiento en primas a través del canal de Banco do Brasil del 9% a 2021 (en moneda local), recogiendo las medidas encaminadas a aumentar el rango de productos adaptados a la necesidad de los clientes, el desarrollo de nuevos productos y la plataforma de ventas digitales.

Teniendo en cuenta que Brasil representó en 2018 hasta un 16,1% de los ingresos de Mapfre, un repunte del negocio en el país sería, sin duda, un catalizador considerable. Y a eso se añade, además, la posibilidad de una mejora del negocio en España, a través de los recientes acuerdos de colaboración firmados con Santander o Renault.

Estas palancas se perfilan como las bases sobre las que Mapfre podría trocar la decepción de su último plan de negocios en una sorpresa positiva. Así, en Alantra, subrayan su confianza en la evolución del negocio en España, en Mapfre Re y en el cambio de rumbo en Brasil. Pero advierten que sin más visibilidad en otros mercados europeos, básicamente Turquía e Italia, será difícil apostar por una mejora adicional de las cifras.

De este modo, Mapfre tiene por delante unos años de, a priori, cómodos objetivos. Pero necesitará que el viento gire a su favor para recobrar la confianza de un mercado que, de momento, se muestra tan cauto como la propia aseguradora.

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