Es la imagen del Gobierno amable, empeñado en desmarcarse de la ruptura de otros socios de aspiraciones nacionalistas en España. El mensaje de acuerdo y de nuevo tiempo de mano tendida que quiere proyectar el lehendakari Iñigo Urkullu ha vuelto a apuntalarse esta mañana. Lo ha hecho en voz de los alfiles de su Ejecutivo, los once consejeros y consejeras con los que pondrá en práctica su deseo de convertir en hechos el programa de una nueva era de diálogos y consensos en la relación con el Gobierno de España. Uno a uno, los tres consejeros del PSE y los ocho del PNV que configuran el gobierno de coalición de Urkullu han prometido su cargo ante el lehendakari en el Palacio de Ajuria Enea de Vitoria. En las primeras palabras de todos ellos, referencias a entenderse con Madrid y a huir del enfrentamiento.

Euskadi hace tiempo que no es Cataluña y el sábado, durante la jura del cargo en Gernika, a la que asistió el president de la Generalitat, Carles Puigdemont, volvió a quedar en evidencia la distancia. Mientras el nacionalismo vasco reiteraba su apuesta por la búsqueda de acuerdos y consensos dentro de la legalidad y su negativa a meterse “en un callejón sin salida”, el presidente catalán le advirtió de que en Cataluña apostaron por ejercer el derecho a decidir a través de una reforma del Estatuto por caminos legales “y ya sabemos cuál es el final”, dijo.

Euskadi hace tiempo que no es Cataluña y el sábado volvió a quedar en evidencia la distancia

Pero en Euskadi, la búsqueda de la transversalidad efectiva para lograr un nuevo marco de relación bilateral con España acaba de abrir una nueva etapa. Por eso esta mañana en Ajuria Enea los focos estaban puestos en cualquier anuncio o gesto del nuevo Ejecutivo en esa clave de autogobierno. El nuevo hombre fuerte de Urkullu, el consejero de Gobernanza Pública y Autogobierno, Josu, será quien deba dibujar y superar los baches del camino hacia un Nuevo Estatus jurídico-político con España.

El domingo el presidente de su partido, Andoni Ortuzar, aseguró que el PNV no daría en esta cuestión ningún “salto al vacío” como plantea la izquierda abertzale. Hoy, minutos después de prometer el cargo, Erkoreka se ha comprometido a impulsar “una manera diferente de hacer las cosas”, tanto en la acción de gobierno como en la relación del Ejecutivo con el resto de instituciones. Ha recordado que el autogobierno siempre ha estado presente en los diferentes Gobiernos vascos, pero que en el que gobernará en esta XI legislatura lo sitúa como uno de sus ejes.

Erkoreka, quien mantiene una fluida relación con representantes del Gobierno de Mariano Rajoy, como quedó patente el sábado en Gernika, donde se evidenció la sintonía con la vicepresidenta del Ejecutivo, Soraya Sáez de Santamaría -que se mostró en cambio fría con Puigdemont-, ha asegurado que habrá que avanzar en esta cuestión. Ha subrayado que su singladura en la política, en la que ahora inicia na nueva etapa, no se caracteriza por quedarse subido en un barco amarrado a puerto, sino por surcar los mares con el “por los procelosos mares de la política”.

Erkoreka evidenció el sábado su buena sintonía con la vicepresidenta del Gobierno

El PNV no quiere incendiar el terreno antes de iniciar a recorrerlo. El acuerdo de coalición con el PSE es un buen punto de partida, pero insuficiente para sus aspiraciones soberanistas. En el acuerdo, que ahora deberá traducirse en un programa de Gobierno, ambas formaciones tan sólo se comprometen a abrir un proceso de debate parlamentario, en el que acceden a debatir sobre cuestiones como el derecho a decidir, la relación bilateral con España o el término nación. Por ahora, los socialistas vascos ya han asegurado que su concepto de nación no ha variado y que se limita a una interpretación en clave cultural y lingüística más que territorial.

El pacto también incluye dar forma a un texto articulado para superar el actual marco del Estatuto de Gernika, una vez completadas las 34 competencias pendientes. Un texto que debería ser respetuoso con la legalidad vigente, aseguran en el acuerdo PNV y PSE, y que tendrá que estar concluido en un plazo de ocho meses –una vez constituida la ponencia en al Cámara de Vitoria- antes de someterlo al refrendo de la ciudadanía y a su tramitación en las Cortes. Ni uno ni otro desean que llegados a este punto la respuesta sea un portazo, por lo que Urkullu y el PNV insisten en ir desbrozando el camino para evitar una negativa como la sufrida por Ibarretxe y su plan el 2 de febrero de 2005.

Pero ese será el punto más complejo y caliente de negociación. Antes, el canal de comunicación, casi silencioso durante toda la pasada legislatura, habrá tenido que fluir con otros muchos temas. En ellos intervendrá otro de los hombres pesados del segundo Gobierno Urkullu, llamado a engrasar esa fluida relación con el Gobierno central al que aspira el lehendakari. Se trata de Pedro Azpiazu, hasta una semana diputado en la Cámara Baja como responsable de los asuntos económicos del PNV en Madrid. Azpiazu deja atrás 17 años en el Congreso y una amplia red de contactos en el ámbito económico, en el que a partir de ahora se tendrá que mover como nuevo consejero de Economía y Hacienda de Euskadi. En sus primeras palabras como consejero ha reconocido que “tendré que pelearme con Montoro”, en referencia al Ministro de Hacienda, “por el tema del Cupo”.

Los socialistas vascos ya han asegurado que su concepto de nación no ha variado

El “tema” es la desavenencia de cerca de 1.600 millones que arrastran los dos gobiernos por la liquidación de las competencias del Estado financiadas por las arcas vascas, así como por la renovación de la Ley Quinquenal, prorrogada desde 2011. Azpiazu ha insistido en que aspira a ser un consejero “accesible y cercano” y dispuesto siempre al diálogo. A él corresponderá no sólo la elaboración del primer presupuesto del nuevo Gobierno vasco, que ya ha anunciado que será contenido en el gasto, sino poner cifras a la reivindicación que el PNV pueda trasladar a Madrid en el proceso de negociación de las cuentas del Estado. El presidente del PNV, Andoni Ortuzar aseguró ayer que su partido está dispuesto a negociar “sin complejos”, si bien la formación nacionalista reitera su exigencia de cambio de actitud del PP hacia Euskadi y en relación al modelo territorial.

El tercer eje de diálogo y negociación con Madrid sobre el que se soportará el Gobierno amable de Urkullu lo representa su consejera de Desarrollo Económico e Infraestructuras, Arantza Tapia. También ella conoce bien Madrid. En su currículum también figura un pasado de interlocución con los ministerios del ramo como diputada en las Cortes. A ella ha asignado Urkullu la negociación de uno de los temas más reclamados por su Gobierno, el Tren de Alta Velocidad (TAV). Tapia, que también será la responsable de impulsar la industria vasca para elevar su peso al 25% del PIB y modernizarla, ya ha asegurado que tiene cita con nada menos que cuatro ministros de Rajoy; el de Economía, Luis de Guindos; la de Agricultura, Isabel García Tejerina; el de Energía, Álvaro Nadal; y el de Fomento, Iñigo De la Serna.

En la lista de buenas disposiciones, la consejera de Seguridad, Estefanía Beltrán de Heredia también ha mostrado su cara más amable. Ha invitado al Gobierno del PP a buscar fórmulas de entendimiento para “desbrozar” el camino de los recursos que el Ejecutivo central tiene interpuestos contra las sucesivas Ofertas Públicas de Empleo de la Ertzaintza.

Arantza Tapia se encargará de la negociación del Tren de Alta Velocidad (TAV)

Uno de los nuevos consejeros, Bingen Zupiría, hasta ayer director de Deia, y ahora nuevo consejero de Cultura y Política Lingüística, también ha lanzado guiños de consenso hacia otras sensibilidades. Además de ser el único consejero del PNV que ha prometido su cargo tanto en euskera como en castellano, como han hecho los tres consejeros del PSE, ha asegurado que aspira a convertir la Cultura y la lengua en un factor más para “vertebrar la sociedad” de un “país complejo” como Euskadi.

La buena disposición, en este caso en clave interna, también ha sido la tónica dominante de la nueva titular de Trabajo y Justicia, María Jesús San José, propuesta por el PSE, quien ha apelado a agentes sociales, sindicatos y patronal a terminar con la “inadmisible” falta de diálogo social y a los que ha invitado a “arriesgar” para abrir un nuevo tiempo de entendimiento en el ámbito laboral.

En equipo que acompañará a Urkullu lo completan el consejero de Salud, Jon Darpón (PNV), que repite en el cargo, el consejero de Vivienda, Medio Ambiente y Planificación Territorial, Iñaki Arriola (PSE), la consejera de Empleo y Políticas Sociales, Beatriz Artolazabal (PNV) y Cristina Uriarte (PNV), que se mantiene como titular de Educación.