El embajador de España en Londres, Federico Trillo, ha presentado este jueves su renuncia como embajador de España en Reino Unido. En una comparecencia celebrada en la misión diplomática en Londres, ha afirmado que reclamó que su relevo se produjera "cuanto antes" para "no interferir en la acción del Gobierno". Éste se materializará mañana en Consejo de Ministros. La decisión se produce tras conocerse el contenido de un dictamen del Consejo de Estado, que reconoce la responsabilidad patrimonial del Estado en el accidente del Yak-42 en el año 2003, y un cambio claro de estrategia de Moncloa que asume la tesis del Consejo, lo que supone una clara desautorización del ex ministro.

Pero Trillo no ha hablado de nada de eso en su comparecencia de apenas dos minutos tras leer un comunicado y no admitir preguntas. Ha desligado su salida precipitada de la embajada del accidente del Yak, del informe del Consejo de Estado y del cambio de estrategia del Gobierno. No ha articulado ninguna forma de petición de perdón a las familias de los fallecidos y se ha limitado a recordar su trayectoria en la embajada en Londres, agradecer el trabajo de sus colaboradores y desear suerte a quien le sustituya.

Pero sabe mejor que nadie que deja la legación diplomática dos días después de que la titular de Defensa, María Dolores de Cospedal, recibiera a una representación de la Asociación de Familiares de Víctimas del Yak-42 y les anunciara que el Gobierno asumirá el pronunciamiento del órgano consultivo. También lo hace poco antes de que Cospedal comparezca en el Congreso de los Diputados, el lunes próximo, para explicar el alcance del informe del Consejo.

El ya ex embajador ha hablado esta tarde con Rajoy, Cospedal y Dastis

El actual Gobierno del PP ha dado un golpe de timón en relación a la postura que tuvo el Ejecutivo de Aznar, el presidente cuando ocurrió el siniestro. Mariano Rajoy ha respaldado este jueves a De Cospedal y ha mostrado toda su disposición con las familias de los militares, a quienes ha expresado su cercanía y reconocimiento. Esa cercanía es la que los familiares de los fallecidos ha echado en falta hasta ahora.

Ha sido ese cambio de estrategia el que ha terminado de minar la posición del ya ex embajador, que si bien asegura que había pedido su relevo al frente de la delegación española en Londres, acelera su salida por la puerta de atrás desautorizado por un Gobierno que asume que hubo negligencia por parte de Defensa a la hora de no supervisar las condiciones en que viajaban nuestras tropas, independientemente de que fuera una agencia de la OTAN la que contratara el vuelo.

Trillo ha hablado sobre las cinco de la tarde con Mariano Rajoy, según han informado fuentes de Moncloa a El Independiente. También se ha puesto en contacto con Cospedal y con el titular de Exteriores, Alfonso Dastis, que durante la rueda de prensa en Londres presidía la reunión del comité de dirección de su Ministerio con los secretarios de Estado y directores generales. A esa misma hora, la consejera de información de la embajada informó a Moncloa de la convocatoria de la comparecencia pública para anunciar su salida.

Moncloa recuerda que "ya estaba previsto su relevo"

Las fuentes gubernamentales señalan que "estaba prevista su sustitución como la de otros 72 embajadores" y, de hecho, en Exteriores no descartan que ya se haya presentado el plácet con el nombre de su sustituto.

Responsable de Defensa desde 2000 a 2004, Federico Trillo fue señalado como responsable "in vigilando" de la tragedia del Yak-42, ocurrida en la mañana del 26 de mayo de 2003 cuando el avión se estrelló en Trebisonda (Turquía). Murieron los 62 militares españoles que volvían de una misión humanitaria en Afganistán, 12 tripulantes ucranianos y un inspector de vuelo bielorruso.

Al menos un mes antes del siniestro, el Ministerio de Defensa ya era conocedor del riesgo que entrañaba recurrir a aviones de la antigua Unión Soviética para el traslado de los militares españoles. Así lo puso de manifiesto el 28 de abril de 2003 el entonces teniente coronel Javier Marino González, quien advertía del "como mínimo muy dudoso" mantenimiento que tenían estas aeronaves.