El levantamiento del secreto del sumario de la Púnica, así como la "operación Lezo", se han convertido en dos bombas de relojería para el PP de Madrid, en general, y para su nueva líder, Cristina Cifuentes, en particular. Hoy por hoy, la presidenta autonómica no está imputada y nada parece apuntar a que vaya a estarlo, pero esta es una afirmación que nadie se atreve a compartir al cien por cien.

Poco se sabe y mucho se teme de lo que vaya apareciendo en los miles de folios que componen el sumario de la Púnica y Lezo apenas ha echado a andar. Ya ha habido un primer susto con sendos informes de la UCO que pedían la imputación de Cifuentes por prevaricación continuada y cohecho "y no sabemos qué más puede salir", admiten fuentes populares, de entre el material ingente que ha ido acumulando el juez de la Audiencia Nacional Eloy Velasco, instructor de ambos casos.

Los díscolos de la Asamblea de Madrid dicen que "puede acabar tomando su propia medicina"

La verdad es que la presidenta de la Comunidad de Madrid "puede acabar tomando de su propia medicina" si resulta, finalmente, señalada por el dedo del juez, señalan los más díscolos en el PP. Respaldada por Mariano Rajoy y María Dolores de Cospedal, en cambio "hay miembros del Grupo Popular en la Asamblea que pueden estar en este momento no alegres, pero sí sentirse reivindicados por la extrema dureza con que Cifuentes ha tratado estos asuntos". Un código ético implacable, unido al pacto con Ciudadanos, ha provocado una riada de dimisiones, veintiuna, desde que llegó al poder en junio de 2015.

La mera imputación exige dejar el cargo. En algunos casos, apenas ha mediado una hora entre una cosa y otra. La propia Cifuentes ha explicado que la situación extraordinaria del partido en Madrid con la Gürtel y la Púnica en marcha, obligaba a medidas también extraordinarias. Solo así entendía que fuera posible volver a ganarse la confianza de unos votantes que huyeron en masa dejándoles muy, muy lejos, de la mayoría absoluta, como castigo por la crisis y los casos de corrupción.

Era la demostración perfecta con la que poder defender que el PP colabora con la justicia", dicen en el Grupo

Además, el equipo de Cifuentes nunca ha dejado de sentirse incómodo ante muchos de los dirigentes populares regionales, con acta de diputado autonómico, que Esperanza Aguirre metió en la lista electoral. Éstos, por su parte, se han considerado bajo sospecha, lo que no ayuda a su jefa de filas, que prueba la dureza de los informes de la UCO, cada vez con más consideraciones jurídicas, como si constituyeran la sentencia de un tribunal.

En cambio, para muchos otros "ella era la demostración perfecta con la que poder defender que el PP colabora con la justicia", aducen desde el Grupo Parlamentario. Ante las acusaciones reiteradas de que el PP pone palos en las ruedas de la justicia, resultaba que una de las baronesas populares con mayor proyección se dirigía a la Fiscalía por su "propio pie" para denunciar sus sospechas sobre la gestión de uno o varios de los suyos. No es que no lo hubiera hecho nadie del PP hasta entonces, es que cuesta recordar qué dirigente de otro partido ha sido capaz de proceder igual.

La salida de Velasco, despreciado por el PP, abre un interrogante sobre su futuro judicial

Y, de repente, "citar a Cifuentes como argumento de autoridad ha quedado manchado, salpicado, aunque no haya nada de nada", lamenta un destacado miembro del "núcleo duro" de Génova. "Siempre se podrá decir que sale en algunos informes de la UCO, que la Guardia Civil proponía imputarla". Y el escenario introduce aún más incertidumbre con la salida de Velasco del Juzgado de Instrucción número 6 de la Audiencia tras haber pedido ir a la Sala de Apelación del mismo órgano. El cambio se hará el próximo mes y aunque este magistrado se ha convertido en una especie de "bestia negra" para el PP al menos había decidido no imputar a la presidenta autonómica, lo que era de enorme valor para el partido en el Gobierno. Su sustituto, aún sin determinar, podría cambiar de criterio.

Su actuación ante el caso del Canal la habían convertido en uno de los principales valores en alza del imaginario popular. Quizá por ello, que entre el ingente volumen del sumario lo primero que apareciera fuera su nombre, encendió las luces de alarma en el ejecutivo autonómico. La sospecha del "fuego amigo" se residenciaba especialmente en gente del anterior equipo, coetánea de Esperanza Aguirre y del hoy encarcelado Ignacio González, en buena medida por la participación activa de Cifuentes en la colaboración con la Justicia. Pero no solo. "Se ha granjeado enemigos poderosos", dice una de las muchas fuentes consultadas.

Cifuentes se afianzaba como una líder con proyección nacional, lo que puede haberle perjudicado

El hecho de que su nombre comenzara a circular como asociado al liderazgo del PP en la etapa post Rajoy, plaza muy cotizada, ha podido hacer mover determinados resortes, aunque tiene importantes apoyos internos. No le han faltado defensores, además de los citados Rajoy y Cospedal. El coordinador general y los vicesecretarios populares, siempre tan "puntillosos" con los temas de corrupción, han visto en ella poco menos que un símbolo hoy mancillado.

Otros hablan de intereses políticos pero ajenos a las filas populares y apuntan a Podemos, "a fin de cuentas la única que se beneficia del campo embarrado", según la versión de miembros de la Asamblea de Madrid que le son proclives, que también los tiene. No parece que, en todo caso, eso vaya a facilitar el camino a la moción de censura que ha anunciado la formación que en Madrid lidera Ramón Espinar.

De momento, su equipo se afana para demostrar que las adjudicaciones bajo sospecha se han hecho conforme a derecho y ella ha avisado con que no tendrá duda en acudir a los tribunales para defender su honorabilidad, aunque, quizá, el daño ya está hecho.