La incertidumbre vuelve a adueñarse de una convocatoria electoral en Europa. Los británicos acuden hoy a elegir su Parlamento tras una campaña electoral que se ha suspendido dos veces por los atentados yihadistas del 23 de mayo en el Manchester Arena, el más mortífero desde 2005 con 22 muertos, y el de Londres del sábado 3 de junio, con ocho fallecidos, entre ellos el español Ignacio Echeverría. La primer ministra conservadora, Theresa May, confía en revalidar su mayoría, pese a que los sondeos han acortado su distancia con los laboristas a pasos agigantados.

May se ha visto en el foco de las críticas por la gestión de la seguridad, debido a que antes de suceder a David Cameron en el 10 de Downing Street, fue su ministra del Interior. La titular de esta cartera con más tiempo en el puesto desde la Segunda Guerra Mundial. Después del atentado de Manchester, la reacción política fue más moderada, pero tras los ataques de Londres la oposición laborista puso sobre la mesa los recortes en la policía y culpó de estas carencias directamente a May.

El líder laborista, Jeremy Corbyn, pidió el lunes la dimisión de May por haber suprimido 20.000 policías entre 2010 y 2016, y May le echó en cara que siempre hasta ahora se había opuesto a leyes contraterroristas como la que permite disparar a matar a los efectivos de seguridad. Tanto Corbyn como May cerraron el miércoles una larga jornada recorriendo todo el país. "Se trata de la esperanza o el miedo", clamó el laborista, mientras May insistía en la prosperidad que dará a los británicos salir de la UE.

En el atentado de Londres del sábado los policías acabaron con los tres atacantes de esta manera. Dos de ellos estaban en el radar de las fuerzas de seguridad, e incluso uno de ellos había participado en un reportaje sobre yihadismo. “¿Por qué no pararon al yihadista en la tele?”, se preguntaba The Sun, que luego ha reclamado el voto para los conservadores en su editorial del miércoles. "Olvidaos de votar UKIP o laborista, apoyad a los conservadores", titula el diario de Robert Murdoch, con 1,6 millones de tirada, lo justifica para que se ponga en marcha el Brexit.

¡Olvidaos de votar UKIP o laborista, apoyad a los conservadores!", dice 'The Sun', propiedad de Murdoch, en su editorial

El domingo, May compareció ante los medios para exponer las resoluciones de la reunión del comité de emergencia Cobra y aseguró que había que “revisar la estrategia contraterrorista para asegurarnos que la policía y las fuerzas de seguridad cuentan con todos los poderes que precisan”. También dijo que se había pecado de “exceso de tolerancia con el extremismo”.

Corbyn consideró que May estaba politizando los atentados y pasó al ataque vinculando los recortes con la estrategia antiterrorista. “Sí, tenemos un problema, nunca deberíamos haber recortado el número de policías”, dijo Corbyn. De hecho, es uno de los mantras de la campaña del líder laborista pero en ese caso llamó la atención porque aún se estaban contando las víctimas del atentado.

Martin M. Roberts, ex corresponsal de Reuters en España, señalaba en un foro organizado por el Real Instituto Elcano, que “a diferencia de Thatcher, May no ha cuidado a la policía. Desde el inicio de la campaña, antes de los atentados, Corbyn reiteraba que había recortado 20.000 empleos en las fuerzas de seguridad. Thatcher nunca hizo eso. Siempre cuidó mucho a la policía, pese a los recortes sociales”.

Poco antes de que lo hiciera Corbyn, un ex asesor del ex primer ministro David Cameron, Steve Hilton, también responsabilizaba a May de los fallos en Westminster (el primer atentado previo a la campaña), Manchester y Londres. El alcalde de Londres, el laborista Sadiq Khan, de confesión musulmana, también se sumó a este coro al insistir que “menos policías, implican menos seguridad”.

Khan ha protagonizado en campaña un rifirafe con el presidente de EEUU, Donald Trump, quien le reprochó en Twitter que llamara a la calma tras los ataques de Londres. Khan ha ganado perfil político al contestar que no tenía tiempo para contestar a Trump y oponerse a su próxima visita al Reino Unido.

Según explica John A. Turnes, politólogo en LaGrange College, en The Observer “los terroristas no quieren que ganen izquierdistas que impongan políticas pacifistas, ni conservadores para que hagan lo contrario. No les importa quién gane. Lo que pretenden es un vuelco electoral, ya sea Shimon Peres en los 90 o Aznar en 2004”.

A los terroristas no les importa quién gane... Lo que pretenden es un vuelco electoral", dice John A. Turnes

En el caso británico sorprende que el tema haya entrado en campaña tan de lleno, si bien es cierto que se trata de unas elecciones que empezaron siendo anodinas para terminar en un interrogante sobre el futuro de Theresa May. A medida que ha avanzado la campaña su crédito electoral ha ido perdiendo puntos, y los conservadores recortando ventaja.

En los últimos sondeos, el promedio ponderado es de 6,3 puntos para los conservadores con un 43,5% y los laboristas en un 36,5%. May soñaba al convocar el 18 de abril con la ventaja de 144 escaños que logró Margaret Thatcher en 1983 contra Michael Foot. YouGov ha llegado a publicar un sondeo en el que los tories perderían la mayoría absoluta. Ahora los tories cuentan con 331 escaños, 99 más que los laboristas con 232.

También prevén las encuestas una vuelta al dominio bipartidista, de modo que conservadores y laboristas pueden lograr hasta cerca de un 80% de los votos y la mayoría aplastante de las 650 circunscripciones en juego. El sistema británico es de circunscripciones uninominales y el ganador obtiene todos los réditos. Los liberal demócratas rondan el 8%, y el UKIP apenas un 4%. Los nacionalistas escoceses del SNP sueñan con renovar sus 56 diputados, pero es un récord difícil de lograr.

Los sondeos dan una ventaja de más de seis puntos a los 'tories' y un claro dominio del bipartidismo con el 80% del voto

Sobre el impacto de los atentados en el resultado electoral, Jeremy Cliffe, ex corresponsal político de The Economist, considera que “el panorama se presenta complicado porque Theresa May fue responsable de los programas de contraterrorismo y contra-radicalización (2010-2016) y es particularmente problemático para ella explicar esa reducción de 20.000 policías bajo su mandato”.

Sin embargo, resalta Cliffe que por un lado Corbyn es tildado “como un peligro para la seguridad nacional” por gran parte de los medios, y a la vez “May ha recuperado el discurso de cara a su electorado al mostrar contundencia en la lucha antiterrorista, aunque sea con limitaciones en derechos humanos”.

“Haremos más para restringir la libertad y los movimientos de sospechosos de terrorismo… Si nuestras leyes de derechos humanos nos lo impiden, cambiaremos las leyes para poder hacerlo”, dijo May el martes. Para el ex líder de los liberaldemócratas Nick Clegg esta amenaza de restringir derechos y libertades sería “una maniobra de última hora para ocultar que está fallando la política antiterrorista”.

Haremos más para restringir los movimientos de sospechosos de terrorismo. Si nuestras leyes nos lo impiden, las cambiaremos", dice May

May se dirige con estas palabras a un sector sensible del electorado, los votantes del ultranacionalista UKIP, que logró un 15 % de votos en 2015 y ahora ronda el 4%. Si logra conquistar el 50% de estos antiguos fieles a Nigel Farage, podrá revalidar su mayoría absoluta. La participación se prevé que ronde el 60%, menor de la habitual debido al hastío de las continuas convocatorias a las urnas: tres en menos de dos años.

Según Ignacio Molina, investigador del Real Instituto Elcano, esta sorprendente campaña electoral ha demostrado que las campañas aportan más de lo que muchas veces nos imaginamos. “Los programas electorales influyen, las propuestas, los debates…. May buscaba arrasar y eso está en duda. El voto conservador se alimenta del UKIP, aunque también habrá votante del UKIP que se decantará por el laborismo, pero en  menor medida”. En el caso laborista, Molina destaca que la clave será su capacidad para movilizar al votante joven.

Es precisamente esa movilización lo que mueve el terrorismo, a juicio de Molina. “El terrorismo en principio refuerza la unidad y favorece al partido en el poder, pero si se gestiona mal, como sabemos en España, puede tener un efecto bumerán. El terrorismo moviliza al votante y eso favorece a Corbyn, que tiene un electorado que se moviliza con mayor dificultad”.

El terrorismo refuerza la unidad y el partido en el poder, pero si se gestiona mal puede tener un efecto bumerán", según Molina

Sobre el efecto de los atentados pesa cierta previsibilidad. Una encuesta publicada previamente por YouGov señalaba que el 90% de los británicos contaban con ataques similares en la campaña electoral, como recuerda Berta Barbet, investigadora de la Universidad Autónoma de Barcelona. “Lo novedoso es que el partido laborista ha puesto el foco en los recortes, y lo ha relacionado con su programa contrario a estos ajustes, con lo que ha dado al tema de la seguridad un giro a su favor”, señala Barbet.

Destaca Ignacio Molina a su vez cómo el laborismo, con un programa izquierdista elaborado, ha ido a las causas del Brexit, esa desigualdad creciente, para acercarse al votante. “Se trata, sobre todo, de quién puede gestionar mejor las consecuencias del Brexit”, añade Molina.

May convocó estas elecciones de forma anticipada para poder ejercer ese liderazgo “fuerte y estable” en las negociaciones sobre la salida del Reino Unido de la Unión Europea. En realidad, del Brexit y sus consecuencias se ha hablado poco o nada en campaña. Los liberaldemócratas, defensores de un segundo referéndum, apenas han encontrado eco en la propuesta porque las dos terceras partes de la población británica ya dan por hecha esa salida de la UE.

“Será un Brexit duro o un Brexit caótico”, afirma Ben Sills, periodista de Bloomberg, para quien es llamativo que en el Reino Unido no hay enfrentamiento entre proteccionistas y globalizadores, como en Francia. “Todos son proteccionistas, de izquierdas y de derechas”, añade.

Son 47 millones de británicos los que tienen opción de decantarse hoy sobre quién va a gestionar su seguridad de forma más adecuada ante el desafío yihadista, quién negociará mejor con Bruselas su salida de la Unión Europea, y quién les ofrece una mejor propuesta de reparto de la riqueza de la quinta economía del mundo. Si bien son varios los partidos contendientes, la batalla por el 10 de Downing Street se libra entre la primera ministra, Theresa May, y el laborista, Jeremy Corbyn. La apuesta por la continuidad o el cambio radical.