El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha anunciado este viernes que no avalará el acuerdo nuclear con Irán, aunque dejará la permanencia en el mismo en manos del Congreso, y dará vía libre al Departamento del Tesoro para imponer nuevas sanciones contra personas y entidades vinculadas a algunos de los principales órganos iraníes, en un esperado giro a la política norteamericana.

El secretario de Estado estadounidense, Rex Tillerson, ha asegurado que este cambio no implica la ruptura de Washington con dicho acuerdo, sino que da margen para negociar un nuevo pacto. Teherán ya ha dejado claro que no entrará en un nuevo proceso negociador y ha advertido de posibles consecuencias si Trump finalmente se desmarcaba del texto.

Tillerson ha asegurado que este cambio no implica la ruptura de Washington con dicho acuerdo

El Congreso obliga al presidente a pronunciarse cada 90 días sobre su certificación al acuerdo y, aunque Trump ya lo ha hecho en dos ocasiones desde que llegó a la Casa Blanca, en esta ocasión instará a los legisladores a enmendar el texto para poner 'líneas rojas' "muy firmes" que impliquen "automáticamente" la imposición de sanciones en caso de que Irán incumpla.

Entre los requisitos de obligado cumplimiento figurarían no sólo la contención del programa nuclear iraní, sino también otras actividades que Washington considera problemáticas como el programa de misiles balísticos o la connivencia con organizaciones terroristas, según Tillerson.

Trump, no obstante, sí que es partidario de dirigir el foco a la Guardia Revolucionaria, de tal forma que la poderosa institución de la República Islámica quede sujeta a posibles sanciones. Aunque no da el paso de incluirla en la lista de organizaciones terroristas, sí que instará al Departamento del Tesoro a estudiar posibles castigos si se asume que apoya actividades terroristas.

Estados Unidos hablará con sus socios europeos de este tema con el objetivo de que también adopten castigos si comparten las mismas "preocupaciones" en relación a instituciones como la Guardia Revolucionaria, ha explicado el jefe de la diplomacia norteamericana.