Mientras Carles Puigdemont sopesa su respuesta al Gobierno, las empresas huyen de Cataluña y el independentismo esgrime el encarcelamiento de los líderes de las entidades soberanistas para forzar una DUI este fin de semana, los promotores de Lliures trabajan contrarreloj para dar la batalla por el catalanismo no independentista en unas elecciones que parecen inevitables. Su líder, Antoni Fernández Teixidó defiende fuerza política “que pueda reclamarse de verdad del catalanismo político, nada agresiva, que ponga la frontera con Ciudadanos y el PP por un lado y con los independentistas por otra para crecer en el centro”.

Está convencido de que es la única vía para evitar una mayoría absoluta de ERC. “No ganaremos las elecciones, pero esta fuerza tendría un porcentaje del voto que permitiría que los independentistas no ganaran las elecciones con mayoría absoluta. ERC va a ganar las elecciones, pero vamos a impedir que gane por mayoría absoluta”.

Pregunta.- ¿El encarcelamiento de los líderes de Òmnium y la ANC dificulta la salida a la crisis política?

Respuesta.- No tengo por costumbre opinar sobre las decisiones judiciales, pero la valoración política del momento sí pertoca. Esa decisión libremente adoptada por la juez va a acarrear una buena dosis de problemas añadidos a los que ya tenemos.

P.- ¿Cree que el Gobierno debería haber intentado influir en el ministerio fiscal para que no pidiera esa prisión preventiva?

R.- En absoluto. Si vamos a creernos lo de la independencia judicial, fuera las manos de la política de los órganos judiciales.

P.- ¿Los comentarios sobre el encarcelamiento de Jordi Sánchez y Jordi Cuixart en los corrillos del 12 de octubre ponen en cuestión esa independencia judicial?

R.- No quiero que el Gobierno influya en las decisiones de los jueces, ni ahora ni nunca. Una de las críticas que Lliures ha formulado es esta constante injerencia del poder político en el poder judicial. Rechazamos que se produzca y animar a que se produzca en ocasiones sí y en otras no es un fariseísmo que no estoy dispuesto a aceptar.

P.- ¿Cual debería ser la respuesta del president Puigdemont al requerimiento del Gobierno y cuál teme que sea?

R.- Sostengo que la independencia de Cataluña no se ha declarado. Se debería ser explícito al respecto, nos evitaríamos un montón de problemas. No hay ningún efecto de la proclamación en la vida de los catalanes y ha producido una gran decepción en el mundo independentista, por qué no aprovecharlo. El Gobierno hace una pregunta de la que sabemos la respuesta, por qué no admitirlo, aquí y allí. Pero tengo la ingrata percepción de que unos y otros hablan para sus respectivos electorados y esto es tremendo para el conjunto de a ciudadanía.

P.- ¿El Gobierno no debería haber hecho este requerimiento a la Generalitat?

R.- Podía haberlo hecho con una formulación más inteligente, que hubiera permitido un amplio juego al Gobierno español y un juego más restringido al president Puigdemont.

Muchos próximos a Puigdemont constatan la imposibilidad de proclamar la independencia en un futuro inmediato

P.- ¿Qué salida le ve a esta dinámica?

R.- La rectificación por parte del gobierno catalán. Muchos en el ámbito próximo de Puigdemont constatan la imposibilidad de proclamar la independencia en un futuro inmediato. Las fuerzas antisistema presionan más que nunca para que se proclame, lo que confirma que no se ha hecho. Por qué tratar de poner entre la espada y la pared al president Puigdemont.

P.- ¿Le ha decepcionado la postura del Gobierno en este sentido?

R.- No, es la habitual. Entiendo el requerimiento del Gobierno, me parece faltado de finura política, de escasa perspicacia. Tampoco me sorprende la respuesta de Puigdemont, con un margen de maniobra muy pequeño, porque era un plus más de todo el papel que tuvo que representar el día 10 de octubre. En ningún país del mundo se ha proclamado la independencia de esta manera.

P.- ¿Sigue abierta la posibilidad de que Puigdemont proclame la independencia?

R.- No lo descarto. Los recientes acontecimientos van a ayudar en esa dirección. Puigdemont debería tener en cuenta tres factores esenciales. El primero: es insoportable el clima de enrarecimiento político que padecemos en Cataluña; es un clima irrespirable. Segunda cuestión, ¿creemos que con una propuesta así vamos a evitar brotes de violencia en Cataluña? Están cantados, la violencia sabemos siempre como empieza, nunca como acaba. La tercera consideración, ¿nadie va a prestar atención al empobrecimiento generalizado en el que se va a hundir Cataluña? ¿Nos hemos dado cuenta de lo que significa más de 700 empresas fuera de Cataluña?. Y esto va a continuar. La combinación de clima, empobrecimiento y violencia debería aconsejar un discreto “hasta aquí” en dirigentes políticos que tienen la obligación de cuidar de su país. El debate ahora no es si tenemos derecho a la independencia, el debate es si vamos a permitir que las consecuencias que hemos enumerado se ceben en el pueblo catalán.

P.- Y dicho todo esto, no lo descarta.

R.- En absoluto. La presión de la CUP, de determinados sectores de ERC, las entidades soberanistas que acaban de recibir el mazazo del encarcelamiento de sus lideres, unos medios de comunicación públicos en la deriva independentista, y muchas personas que forman parte de buena fe de todo este procés. Esto está presionando de forma brutal, y si el president Puigdemont se siente acorralado va a responder como un acorralado y no se va a rendir. Hay que animarle a todo lo contrario.

Si Puigdemont se siente acorralado va a responder como un acorralado y no se va a rendir. Hay que animarle a lo contrario.

P.- ¿La convocatoria de elecciones es la solución?

R.- Será la vía final, inevitablemente iremos a las elecciones. La cuestión es quién las convocará, Puigdemont o el Gobierno. Preferiría que las convoque Puigdemont en el más breve plazo posible. Podría ser una salida para el independentismo catalán dependiendo de en qué términos lo formule el president.

P.- ¿Lliures estará preparado para las elecciones?

R.- Me preocupa la suerte de Lliures pero me preocupa infinitamente más la suerte de Cataluña. Las elecciones pueden resolver el problema, aunque si son inmediatas probablemente no le vayan bien a Lliures.

P.- ¿El 155 habilita al Gobierno para suspender al gobierno de la Generalitat y convocar elecciones?

R.- En términos jurídicos y políticos sí. Si hay una proclamación de independencia el corolario es el 155, la pregunta es, en qué modalidad. Yo no lo deseo, pero se puede producir. Esto es distinto de la convocatoria de elecciones. Habrá elecciones a corto plazo, durante el primer semestre de 2018, si puede convocarlas Puigdemont, y a medio o largo plazo si tiene que convocarlas el Gobierno.

P.- ¿Ve viable la gestión de una Generalitat intervenida durante un año?

R.- Una vez has empezado por un camino de esas características… veo difícil que el Gobierno aplique el 155, en consecuencia se endurezca la política por la respuesta que se tendrá que producir, porque la calle arderá, y que además convoque elecciones para perderlas clamorosamente. Confío poco en la inteligencia estratégica del Gobierno, pero asumo que no convocarán elecciones en cualquier circunstancia, desearán que la indignación esté más contenida para convocarlas. Justo lo contrario que piensa Puigdemont, por eso podría aprovechar este momento y convocarlas antes de que se aplique el 155. Eso sería una estrategia inteligente, pero la sostienen muy pocos en el ámbito del independentismo.

P.- ¿Tiene pocos defensores por que el PDCat tiene mucho que perder?

R.- Esa es una primera razón. A pesar de que Artur Mas sostiene que estas elecciones deben ser convocadas, pero es de los pocos. El PDCat tiene poco que ganar, se lo han merecido. No existe política más errática, más anti su programa que la que ha practicado el PDCat. Su única salida es intentar repetir la fórmula de JxS, pero dudo que ERC tenga ningún interés en hacerlo porque son los virtuales ganadores de unas elecciones en Cataluña.

P.- ERC no está pidiendo elecciones.

R.- Si ERC dice que no deben convocarse, razón de más para creer que quiere elecciones. A la CUP no le interesa, porque en ningún caso mejorarán sus posiciones políticas. Además todo este grupo que se ha manifestado en Parlament con cierta competencia desaparecerá porque sus estatutos prohíben repetir candidatura y eso no satisface a los protagonistas de este enfrentamiento.

P.- La oposición sí pide elecciones.

R.- Al PP no le interesan, le interesan a Ciudadanos que tiene una visión un poco distorsionada. Esa posición tan dramáticamente dura con la situación en Cataluña les va a dar resultados moderados en España pero no en Cataluña.

ERC va a ganar las elecciones, pero vamos a impedir que gane por mayoría absoluta

P.- ¿Para qué elecciones, si se va a repetir el escenario de 2015?

R.- Probablemente. Es aquí donde tenía sentido la aparición de un centro político catalanista. La única pregunta es cómo se gana al independentismo electoralmente. Votando a Ciudadanos y el PP reforzamos un polo de la contradicción, votando a ERC, PDCat y la CUP reforzamos el otro polo. Votando a los Comunes tampoco, porque no saben ni ellos a qué juegan. Se necesita una fuerza política que pueda reclamarse de verdad del catalanismo que reste voto a los independentistas. ERC va a ganar las elecciones, pero vamos a impedir que gane por mayoría absoluta.

P.- ¿Han conseguido unir las fuerzas del catalanismo no independentista para evitar que les suceda lo mismo que a Unión en 2015?

R.- En eso estamos. Hay que conjugar una unidad imaginativa, que permita un buen resultado electoral pero hay que conjurar el peligro de la vieja CiU. Hemos aprendido de los errores, hemos forjado un nuevo conjunto de cuadros políticos y hay que enviar mensaje nuevo, de esperanza, no de melancolía respecto al pasado. Esto no se hace con formulas viejas, se hace gente vieja y nueva, hay que aspirar a tener un montón de gente nueva.

P.- ¿Tienen margen para soldar esa fuerza y lanzar a un candidato que partiría de cero?

R.- El candidato no tiene por qué partir de cero. Sería un error presentar a una persona sin conocimiento político. Lo escogeremos cuando la fuerza este delimitada y veamos cuales son nuestros mejores activos. .

P.- Su propuesta se parece mucho a la que intenta encabezar Miquel Iceta desde el PSC

R.- Tengo una buena opinión de Miquel Iceta, está jugando un papel muy complicado. El socialismo tiene dos inconvenientes, el primero es una trayectoria relativamente errática, la segunda es que muchos ciudadanos se pueden sentir identificados con el enfoque nacional del PSC, pero no son socialistas.

P.- Ha mencionado la fuga de empresas de Cataluña. ¿Hay que pedir responsabilidades a Oriol Junqueras?

R.- Está muy por encima de Junqueras y del Govern. Un montón de empresas han decidido que Cataluña no es de fiar, y el efecto inducido de la huida es incomparablemente más letal que la huida en sí. Si un montón de empresas han abandonado este país, quien va a venir a invertir. Cataluña tenía un hermoso espejo en el que mirarse; ese espejo está roto.

P.- ¿Es reconducible esta situación?

R.- Llevará mucho tiempo pero hay que empezar ya. Con la rectificación, después con la reconciliación y con ser capaces de tener un proyecto que vuelva a unir a todos los catalanes y a los catalanes con los españoles. El instrumento para eso es la política del consenso.

P.- ¿La reforma constitucional es la salida?

R.- La reforma puede ser un instrumento, pero yo no pondría todos los huevos en la misma cesta, me parecería infantil. Un referéndum acordado como nosotros defendemos puede caber en la reforma constitucional y tenemos que hacer esfuerzos para reconducirla en este sentido. Pero antes de llegar ahí queda mucha tela por cortar y no admite dilación. Empezando por unas elecciones en las que el pueblo de Cataluña pueda votar con garantías plenas.

P.- ¿Comparte las críticas a la educación en Cataluña como fábrica de independentistas?

R.- No. Se pueden dar casos concretos pero tenemos un buen modelo educativo.

P.- También se ha señalado a los medios de comunicación como responsables de esta crisis.

R.- Respecto a los privados, son libres para llevar a cabo la política que estimen y los consumidores somos libres para comprarlos. Pero los medios públicos los financiamos entre todos, y hay algunos en Cataluña que no se caracterizan por una relativa neutralidad. Debemos formular una queja respecto a los medios públicos.