La escena ha tenido lugar a las puertas de la prisión de Alcalá Meco. Dos mujeres, de avanzada edad, han acudido acompañadas de una ambulancia en la que viajaban varias personas ataviadas como personal sanitario, con la intención de llevarse de la prisión madrileña a sus hijos, dos presos de ETA que se encuentran enfermos y cuya excarcelación han reclamado.

Se trata de Angelita Burgoa, madre del miembro de ETA Ibon Iparagirre, y de Sagrario Ramos, madre de José Manuel Azkárate, un miembros histórico de la banda que ya fue excarcelado por motivos de salud en 1992 y que volvió a ser detenido años después. Ambas mujeres han relatado cómo han realizado el viaje desde el País Vasco con la intención de llevarse a sus hijos para que fueran tratados en centros hospitalarios vascos y posteriormente enviados a casa por su estado de salud.

Los servicios de control de la prisión han impedido el acceso de la ambulancia pero sí han accedido a que las dos mujeres visiten a sus hijos encarcelados

A través de varios vídeos colgados en las redes sociales por parte de los movimientos de apoyo a los presos de ETA y en favor de su excarcelación por motivos de salud, se puede observar cómo una ambulancia ha accedido hasta el acceso del centro penitenciario. Una vez allí, dos personas ataviadas como personal sanitario han descendido una camilla y una silla de ruedas con la que pretendían solicitar la salida de Iparragirre, gravemente enfermo e infectado de VIH y Azkarate, cuyo estado de salud también ha empeorado y que padece hemorragias internas.

Los servicios de control de Alcalá meco han prohibido el acceso de la ambulancia. Las madres de los dos etarras, sin embargo, sí han podido visitar a sus hijos dentro de la cárcel gracias a la mediación de los responsables de la prisión.

Apoyados por ERC, Podemos y Bildu

En las puertas de la cárcel les esperaban varios representantes de EH Bildu, como la diputada Marian Beitialarrangoitia, y el senador Jon Iñarritu, los parlamentarios vascos Julen Arzuaga y Unai Urruzuno y la diputada de ERC, Teresa Jordá y el representante de Podemos en Navarra, Eduardo Santos.

Iparragirre colocó un coche bomba con cien kilos de explosivo ante la comisaría de la Ertzaintza en Ondarroa con 13 agentes en su interior

El caso de Iparragirre centra desde hace semanas la campaña de reivindicaciones que desde el entorno de la izquierda aberzale se está impulsando solicitando la excarcelación de los presos de la banda enfermos que se cuantifica en alrededor de una docena. Iparragirre está condenado a 299 años de cárcel por el atentado en el que participó en 2008 y en el que colocó un coche bomba a las puertas de la comisaría de la Ertzaintza en su pueblo, Ondarroa (Vizcaya). El vehículo, cargado con cien kilos de explosivos, estalló cuando en el interior de la comisaría se encontraban 13 agentes de la policía autonómica vasca. La deflagración provocó cuantiosos desperfectos en las instalaciones policiales en muchas viviendas cercanas.

El otro preso de ETA cuya excarcelación se ha reclamado es un histórico de ETA. Manuel Azkarate, natural de Tolosa (Guipúzcoa), ha sido condenado por el secuestro del empresarios Juan Pedro Guzmán, así como por varios atentados mortales. En 1992 fue puesto en libertad por la entonces magistrada de la Audiencia nacional, manuela Carmena tras alegar motivos de salud y comprometerse a desvincularse de la acción terrorista.

Sin embargo, apenas unos días después de ser excarcelado negó que se arrepintiera de su pasado en la banda terrorista. Su liberación estaba condicionada a medidas como personarse diariamente ante la comisaría de la Ertzaintza. El quebrantamiento de condena por incumplir las medidas impuestas hizo que se ordenara de nuevo su detención. No fue hasta 2012, en Francia, cuando fue arrestado y posteriormente extraditado a España para cumplir lo que le restaba de condena.