"Hay acuerdo y habrá pleno". Este ha sido el críptico resumen del presidente del Parlament, Roger Torrent, a la salida de la reunión en el despacho de Quim Torra en el Parlament. JxCat ha aceptado finalmente presentar las peticiones personales de los cuatro diputados suspendidos por el juez Pablo Llarena para ser sustituidos por sus compañeros parlamentarios.

Así lo han explicado fuentes próximas a la presidencia del Parlament -es decir, a Esquerra- que han explicado la fórmula como una vía para dar cumplimiento al acuerdo votado el martes en el pleno, que establecía que los diputados procesados por su participación en el 1-O designarían a sus sustitutos para ejercer sus deberes parlamentarios.

JxCat no ha aclarado todavía cual será esa fórmula, ni si la firmarán los cuatro afectados, es decir Carles Puigdemont, Jordi Sánchez, Josep Rull y Jordi Turull. El president ha asegurado esta mañana que seguían siendo "diputados de pleno derecho" en sus redes sociales.

Este acuerdo in extremis permite disipar, de momento, la amenaza de las elecciones anticipadas, que parecían más cerca de nunca a tenor de las maniobras del partido de Carles Puigdemont por tensar la cuerda con Torrent, obligándole a escoger entre un desacato al Tribunal Supremo o presentarse como el culpable de que Puigdemont no pueda votar en el Pleno.

Pendientes de los letrados

La fórmula acordada por las direcciones de JxCat y ERC tras casi tres horas de reunión en el Parlament no recoge, sin embargo, las advertencias de los letrados del Parlament. Tanto del secretario general, Xavier Muro, como del letrado mayor, Joan Ridao, han señalado ante la mesa que la designación de un sustituto solo sería aceptable si se remitía al acuerdo aprobado por el Parlament el pasado martes.

Ambos han dejado claro que JxCat no se puede remitir a la delegación de voto anterior, como de hecho hace el escrito presentado por el portavoz del partido, Albert Batet, esta mañana, en el que se adjuntan las delegaciones de voto de los cuatro diputados aceptadas por la Mesa en mayo. Ese es el triunfo de JxCat, y el riesgo legal asumido por Torrent, contra el que C's ya ha anunciado que se querellará por su gestión de la suspensión dictada por el Tribunal Supremo.

Diversas fuentes jurídicas aclararon a El Independiente que remitirse de nuevo a esa delegación de voto implica incurrir en desobediencia. Sin embargo, desde JxCat argumentan que, puesto que el Pleno del Parlament rechazó la suspensión dictada por Llarena y “el Parlament es soberano”, pueden remitirse de nuevo a esas delegaciones.

Mala semana para JxCat

El envite por la sustitución de los diputados concluye una pésima semana política para JxCat y el presidente de la Generalitat. El sábado, las cargas de los Mossos d'Esquadra contra los manifestantes independentistas que querían impedir una marcha policial ya provocaron una oleada de críticas contra el conseller de Interior, Miquel Buch. Criticas no sólo de la CUP, sino también de ERC, a través del conseller Ernest Maragall, hasta el punto de que el propio Torra cuestionó la actuación de la policía autonómica.

El lunes, el president fue abucheado en la manifestación conmemorativa del 1-O, que él personalmente avaló que llegara hasta las puertas del Parlament. La marcha concluyó con fuertes altercados entre mossos y un grupo de radicales que intentaron tomar el Parlament después de que Torra hubiera animado a los CDR a "presionar".

La respuesta policial volvió a ser ampliamente cuestionada, por lo que al día siguiente Torra intentó desviar el foco de atención lanzando un ultimátum al Gobierno de Pedro Sánchez, al que exigió una propuesta de referéndum antes de noviembre. El ultimátum duró una hora, hasta que la portavoz del Gobierno, Isabel Celaá compareció para rechazar las exigencias independentistas.

Por si fuera poco, tanto sus socios de Esquerra como los diputados del PDeCat en el Congreso reconocieron abiertamente que la amenaza no había sido pactada con los partidos que dan apoyo al Govern, pese a que Torra no milita en ninguno de ellos.