"Su cinismo chorrea por la escalera noble del Parlament". Quim Torra y Miquel Iceta protagonizaron ayer el peor y más agrio debate parlamentario desde que el primero fue investido president. Una escenificación en toda regla de su divorcio con los socialistas. Una bronca que el president acompañó de ostentosas muestras de complicidad con la nueva portavoz de los comunes en el Parlament, Susanna Segovia, con la que coincidió en las críticas al poder judicial pero no en la necesidad de aprobar los presupuestos del Estado.

Torra recriminó a Iceta su "falta de humanidad" por no haberse sumado al "yo acuso" con el que republicanos y ex convergentes adornaron todas sus intervenciones para expresar su rechazo a las calificaciones de Fiscalía y Abogacía del Estado en el juicio al 1-O. Y a tenor de la dureza de Iceta, tampoco los socialistas confían ya en llegar a ningún acuerdo presupuestario con el bloque independentista

El líder del PSC recriminó a Torra que "no participa en el debate parlamentario porque no sabe" durante la sesión de control, después de que el president fuera sustituido por Pere Aragonés en la réplica a los grupos tras su intervención de denuncia contra la justicia. Y le echó en cara que se manifieste ante las prisiones que gestiona la propia Generalitat denunciando la ausencia de libertad de democracia.

Por contra, el president exhibió guante de seda con Segovia, la única que siguió insistiendo en reclamar a los independentistas que apoyen las cuentas de Pedro Sánchez. "En qué beneficia a Cataluña que se prorroguen los presupuestos de la austeridad del PP" se preguntó Segovia, a lo que Torra respondió con el argumento de la indignidad que supondría "negociar los presupuestos con presos". Pero dejó claro que espera "resolver juntos, en Barcelona y el Parlament" la aprobación de las cuentas catalanas.

No es el primero en ofrecer apoyo a Ada Colau para aprobar las cuentas de Barcelona a cambio del apoyo de CatEC a los presupuestos catalanes en el Parlament. El lunes ya lo hizo veladamente el presidente del Grupo Republicano, Sergi Sabrià, y el martes insistió en esa idea la portavoz del Govern y consellera de presidencia, Elsa Artadi. Pero lo cierto es que ninguno de ellos tiene la llave de la mayoría en el pleno consistorial, que está en manos del ex convergente Xavier Trias. Y de momento el grupo municipal guarda un escrupuloso silencio

Torra, JxCat y ERC comprometen a Trias en Barcelona

Torra cae así, de nuevo, en la tentación de negociar con los electos del PDeCat como si fueran suyos, pese a que no sólo no pertenece al partido heredero de Convergencia, sino que además le está haciendo una opa hostil desde la Crida que una parte importante del PDeCat intenta resistir. Ya lo hizo cuando anunció su primer ultimátum a Pedro Sánchez, olvidando que JxCat no tiene representación en el Congreso. La sorpresa de los republicanos cuando el president lanzó esa puya en el Parlament fue mayúscula.

Ahora hace lo mismo con los diez regidores del PDeCat en el Ayuntamiento de Barcelona, que son claves para la aprobación de los presupuestos locales. Un empeño en el que los cinco regidores de ERC son insuficientes. Pero apoyar unas cuentas con Colau a seis meses de las elecciones puede ser la estocada definitiva para la ex convergencia que busca la forma de no ser relegada a quinta fuerza en el consistorio por detrás de ERC, los comunes, C's y el PSC.

El PDeCat ya llega muy debilitado a estos comicios, con una candidatura de Neus Munté en la que nadie cree, las presiones de Waterloo para imponer a Ferran Mascarell y de la ANC para que se sumen a las "primarias republicanas" que han impulsado para escoger a un candidato "pata negra" del independentismo. Mientras Esquerra se dispara en las encuestas con la candidatura de Ernest Maragall, republicanos y junteros presionan al PDeCat para que salve las cuentas de Colau a cambio de los presupuestos de la Generalitat.

Colau pide cita

Y mientras la alcaldesa no renuncia a su propuesta de acuerdo a tres bandas para aprobar los presupuestos del Estado, la Generalitat y el Ayuntamiento pese al rechazo rotundo de los independentistas. En ese empeño, pedirá reunirse con el presidente de la Generalitat para poder "hablar con calma" de los Presupuestos Generales del Estado (PGE).

"Entiendo que la judicialización de la política no ayuda al pacto" insistió ayer "pero pido apoyar las cuentas porque puede suponer una mejora en la vida de muchos catalanes. Sean o no independentistas". Colau ha sumado además una nueva baza a su presión, la de la transferencia de recursos del Ayuntamiento a la Generalitat que se disparó con Xavier Trias y no se ha frenado bajo su mandato.

Por eso la alcaldesa recordó ayer que el Ayuntamiento sufraga actualmente muchos gastos sociales que le corresponderían a la Generalitat e insistió en que los PGE suponen un incremento de recursos para la Generalitat que Torra no debería despreciar tan alegremente.