La negociación sobre la investidura de Juanma Moreno ha centrado el foco en Sevilla y Madrid, pero el resto de organizaciones provinciales de Vox viven su particular trasiego interno. Un movimiento favorecido por la avalancha de nuevos militantes que han llegado al partido tras los resultados electorales del 2-D y que han conseguido cuadruplicar los afiliados del partido en un año, hasta llevarlos a cerca de 25.000. Unos 3.000 se acumulan en la Comunidad Valenciana, el territorio que la formación de Santiago Abascal pretende constituir como uno de sus feudos, junto al previsible éxito que cosecharán en la Comunidad de Madrid.

Pero mientras que en la capital parece claro que Rocío Monasterio será la candidata a la alcaldía, en la tercera ciudad de España la batalla permanece abierta y está siendo mucho más dura. Encuestas recientes publicadas por SyM y GAD3 apuntan que la irrupción de Vox con al menos tres concejales hará prácticamente segura una mayoría de derechas en Valencia, sin saber todavía quién la capitalizará. Fuentes cercanas al partido sitúan a finales de enero la convocatoria de las primarias recogidas en los estatutos, aunque desde la dirección nacional se trasladaba esta semana que hasta algo más adelante no se entraría de lleno en la confección de las listas para las europeas, municipales y autonómicas del mes de mayo.

En el partido se teme el ascenso de Sentandreu, un histórico de la extrema derecha valencianista que amenaza con escorar Vox hacia grupos como España 2000

La de Valencia será una batalla bicéfala entre el presidente provincial del partido, José María Llanos, y un outsider que preocupa a la organización: el abogado Juan García Sentandreu, un histórico líder del valencianismo más beligerante contra el pancatalanismo contra el que pelea Vox en la comunidad. Fue presidente en los 90 del polémico Grup d'Acció Valencianista, cuyos miembros, entre ellos el propio Sentandreu, han sido detenidos en varias ocasiones por incidentes radicales contra actos catalanistas en territorio valenciano. En la sede del partido en Valencia también alarma su conexión más o menos estrecha con grupos como España 2000 o la Falange Española de las JONS, en la que militó en la juventud.

Tensión pública entre los candidatos

Sentandreu, que se afilió a Vox en verano, lleva meses promocionando su candidatura a las primarias del partido para la alcaldía de Valencia. Hasta el punto de que el partido ha amenazado con expedientarle o expulsarle por hacer campaña fuera del período establecido, aunque el presidente Llanos no oculte en sus entrevistas que la diferencia es básicamente ideológica. "Cualquiera que defienda el programa de Vox a ultranza tiene cabida en nuestro proyecto, pero quien venga con otros intereses personales se ha equivocado de sitio", decía hace un mes en conversación con Las Provincias, preguntado por si Sentandreu sería un buen candidato.

"Cualquiera que defienda el programa de Vox y que no tenga una identificación que pueda dañar el mensaje del partido será bienvenido", abundaba posteriormente, respondiendo sobre si existía temor en Vox a que su militancia se llenase de simpatizantes de España 2000, partido de extrema derecha con especial implantación en Valencia. "Nunca pactaremos con partidos como España 2000", sentenció. Al día siguiente, en EsDiario, criticaba un post de Facebook en el que Sentandreu compartía imágenes de Franco, el rey Juan Carlos y Adolfo Suárez en las que les loaba como "los hombres que nos trajeron la democracia". "Son formas de actuar, y no sé si de pensar, que yo no tendría", respondió Llanos, cuya candidatura aún no es oficial pero se da por segura, pese a las quejas internas de algunos militantes de la zona por su manera de gestionar el partido.

Sentandreu ha dirigido grupos como el GAV y partidos como la Coalición Valenciana, protagonistas de movimientos extremos de anticatalanismo en la Comunidad

Sentandreu no ha rebajado un ápice su discurso desde los tiempos del GAV y de la Coalición Valenciana, un partido relacionado con la ultraderecha que fundó en 2004 pero desapareció entre reproches años después, tras varios tropiezos electorales. En diciembre, se refería en Twitter al líder de Compromís, Joan Baldoví, como "un hijo de Fuster, de incontenible lascivia catalanista, feudatario de la nazi-paleta burguesía catalana, propagandista de los fake-paisos catalans, renegado de todo lo valenciano y, además, imbécil".

Con "hijo de Fuster" se refiere Sentandreu al escritor Joan Fuster, fallecido en 1992, referente y figura central del nacionalismo valenciano de corte catalanista. Fuster sufrió un atentado en el año 1977, en el que no resultó herido, pero en el que grupos de la ultraderecha hicieron estallar dos artefactos explosivos en su domicilio provocando destrozos. La revista del GAV, Som, publicó en 2002 un artículo en el que se refería al suceso -que según Fuster propició su abandono de la vida pública- como "una reacción del pueblo valenciano contra el catalanismo".

La sobrina de Rita Barberá, a disposición de Vox

El baile de nombres en Valencia, sin embargo, ha sido más extenso en los últimos meses. Un nombre recurrente ha sido el de la periodista y popular tuitera Cristina Seguí, que ya militó en Vox en sus inicios pero que actualmente no es militante. Seguí descarta concurrir en ninguna de las dos listas ni presentar una propia, ni en el Ayuntamiento ni en la Comunidad. Niega que haya habido ofrecimiento por parte del partido, aunque deja la puerta abierta a volver a la política en próximos comicios, probablemente a nivel nacional.

No obstante, el apellido por excelencia del proceso de primarias está siendo otro, de mucha más tradición local: Barberá. Y es que Vox trata de capitalizar el legado de la exalcaldesa de Valencia a través de Rita Corbín Barberá, su sobrina, y José Corbín, su padre y cuñado de la ex baronesa del Partido Popular. Ambos se han hecho militantes de Vox en el último año, y Rita Corbín ya ha hecho pública su voluntad de ponerse a disposición del partido para el probable puesto en el que se la reclame.

Los Barberá son un arma simbólica contra el PP, al que acusan de abandonar a Rita, pero cargan una losa por su relación con causas judiciales

Pero hay dudas. A su favor juega que los Barberá son una arma simbólica e importante contra el PP, al que parte del electorado reprocha una supuesta traición postmortem a la fallecida exalcaldesa. Por otro lado, tanto Rita como su padre han estado relacionados judicialmente, por su profesión de abogados, con la defensa en los tribunales de las tramas corruptas que afectan al PP en la Comunidad Valenciana. No son pocos los militantes que consideran que su apellido pueda acabar convirtiéndose en una losa y en una mimetización con el PP, ni los que consideran injusto que dos 'recién llegados' se hagan con puestos gracias sólo a su apellido.

Pese a que su nombre irrumpió con fuerza en el mes de noviembre, cada vez gana más fuerza que los Barberá queden relegados como mucho a puestos en las listas. En el Ayuntamiento o en la Comunidad, para donde Vox todavía no ha manejado nombres en público a diferencia del resto de partidos, que ya cuentan con las candidaturas prácticamente seguras de Ximo Puig (PSOE), Mónica Oltra (Compromís), Isabel Bonig (PP) y Toni Cantó (Ciudadanos).