Nadie se atrevió a acudir. El recibimiento lo hacía difícil. En el suelo, estiércol; en el ambiente, insultos, capuchas y un importante dispositivo de la Guardia Civil; y en la historia reciente, una larga trayectoria de amenazas y coacciones a quienes no comulgan con la mayoría absoluta que gobierna el municipio. En público sigue siendo difícil reconocerlo. Ser del PP en el pueblo y admitirlo abiertamente supone complicarse la vida. Más aún lo es intentar optar a la alcaldía o a una concejalía en su ayuntamiento. El acto que el lunes llevó hasta la plaza de la localidad a la presidenta del PP en Navarra, Ana Beltrán, la diputada por Barcelona, Cayetana Álvarez de Toledo y el presidente ‘popular’ en Cataluña, Alejandro Fernández, fue muestra de ello. Estaba llamado a ser el principal de la campaña del PP en la localidad, pero allí no hubo ni banderas, ni apenas aplausos. Los casi 200 votantes que el partido logró en las pasadas elecciones prefirieron quedarse en casa.

Era lo previsible. En Etxarri Aranatz hace tiempo que la izquierda abertzale campa a sus anchas. Lo ha decidido la mayoría de sus vecinos con sus votos. Nueve de las 11 concejalías que ocupa EH Bildu le han permitido gestionar a su modo, por sus intereses y con control absoluto la administración de este pequeño municipio de 2.500 habitantes.

Tampoco esta vez la plancha electoral del 26-M se ha podido conformar con candidatos de la localidad. Al frente de la misma está Manuel Leal Villadangos, un perito agrícola que presenta como trayectoria política haber sido concejal en otro pequeño municipio navarro, a hora y media de Etxarri Aranatz, en Murchante. Lo que le espera en su segunda etapa política, si el PP reedita la concejalía, no se parecerá a lo que hasta ahora ha vivido. Lo ha visto en su antecesor, Juan Antonio Extremera, quien tuvo como bienvenida al municipio una carta con el dibujo de una bala ‘9 mm parabellum’ y una ristra de insultos: “Txakurra, hijo de puta” y vivas a Bildu y a Euskadi como rúbrica de la misiva.

Después llegaron los pulsos en los plenos, siempre escoltado y protegido, y las denuncias por los actos de apoyo organizados por el ayuntamiento a los presos de ETA oriundos de Etxarri Aranatz. O la elección de los hijos de etarras para el lanzamiento del ‘txupinazo’ de las fiestas, las visitas ‘oficiales’ del Ayuntamiento a prisión para verse con el asesino de Fernado Buesa y su escolta, Jorge Díaz, o la inclusión como “víctima de la violencia” en el “mapa del sufrimiento” del pueblo del ex miembro de ETA, Vicente Narzabal. La Fundación Euskal Memoria incluyó a Narzabal como víctima de la “violencia policial”. Este vecino de Etxarri fue condenado por el asesinato en 1979 de Jesús Ulayar, alcalde de la localidad, y a su salida de prisión el ayuntamiento le nombró ‘hijo predilecto’. Incluso le cedió el honor de leer el pregón de las fiestas en 1996.

Han pasado 23 años desde entonces pero aún hoy en Etxarri Aranatz se debe defender la libertad. Así lo entiende el cabeza de cartel del PP y que concurre bajo la marca ‘Navarra Suma’. Leal asegura que la prioridad continúa siendo “la defensa de la libertad”: “Sin libertad no se puede hablar de poner bancos en el pueblo”.

Pregunta.- ¿Por qué ha decidido dar el paso y presentarse como candidato en un municipio complicado para el PP como es Etxarri Aranatz?

Respuesta.- Por la misma razón por la que nos hemos presentado en otros ayuntamientos similares. Yo no vivo en Etxarri. Las personas que viven aquí no tienen la libertad para poderlo hacer y tenemos que ser personas de otros sitios de Navarra. Hay que defender la libertad.

P.- Cuando alguien concurre a un Consistorio como éste no es fácil el día a día. ¿Cuál será su prioridad?

R.- Hay una prioridad clara, basta con mirar lo que nos rodea. Aquí existe una clara falta de libertad que condiciona todo lo que haga el ayuntamiento. El ayuntamiento tiene la bandera de España tapada, su página web tiene enlaces a webs proetarras, algo que no debería existir en una web municipal. Algo similar ocurre en el tablón de anuncios y en las actividades que se hacen. La Administración en lugar de estar dirigida al ciudadano común sólo se dirige a una parte de los vecinos y en un sentido muy determinado. Incluso el castellano está discriminado aquí, se pone sólo un resumen y en letra más pequeña. Una vez que consigamos que se respete la libertad, luego habrá que cambiar el modelo de ayuntamiento y el pueblo. Entonces habrá que trabajar para cambiar esta imagen e impulsar otras cosas como favorecer al pequeño comercio y la hostelería. Aquí podría haber muchos más negocios de los que hay.

P.- El hasta ahora concejal del PP, Juan Antonio Extremera tuvo que presentarse después de que quienes iban en la lista renunciaran a ocupar el cargo por presiones del entorno radical. ¿Ahora también existen presiones y coacciones?

R.- En el día a día habrá sus cosas. No te quieren hablar en español, por ejemplo, y eso obliga a que exista una traductora. O te pasan documentación sin traducir. Son cosas así, para hacerte de lado e impedir que hagas tu trabajo de concejal.

P.- ¿A usted le han presionado de algún modo?

R.- No, y si sucediera tomaríamos las medidas legales pertinentes.

P.- ¿El concejal del PP en estos últimos ochos años qué le ha dicho? ¿Le ha recomendado algo sobre cómo es la vida de un concejal del PP en Etxarri Aranatz?

R.- Hemos hablado de muchas cosas. Él llevaba aquí ocho años y hemos ido comentando cómo ha sido, yo en el ayuntamiento de Murchante y él aquí, que es más duro, más complicado.

P.- ¿En casa qué le han dicho?

R.- Ya me conocen. Siempre he defendido que lo primero que hay que defender es la libertad, sin ella no tendría razón continuar en el ayuntamiento. Sin libertad no se puede hablar de poner bancos o hacer otras cosas. Lo primero es lo primero. Mi mujer también se presenta en estas elecciones, lo hace por la lista de Murchante.