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Sánchez completa la cesión a Euskadi de la central de Lemóniz que el PNV pactó con Rajoy

El Gobierno en funciones ha ordenado esta mañana la cesión de los terrenos de la fracasada central nuclear de Lemóniz a la Administración vasca y que se publicará en el Boletín Oficial del Estado la próxima semana. De este modo, en plena precampaña, Pedro Sánchez ejecuta un compromiso que el PNV pactó con el Ejecutivo de Mariano Rajoy en la negociación de los presupuestos de 2017 y que se había demorado de modo importante. El PNV había reclamado en reiteradas ocasiones el cumplimiento de la cesión de los terrenos que quedaba pendiente de culminar y para la que ya tiene un proyecto previsto: una piscifactoría.

El guiño que a sólo un mes de las elecciones tiene Sánchez con el PNV ha sido hoy anunciado por la propia formación de Andoni Ortuzar que se ha felicitado por ello y ha recordado al presidente del Gobierno que incluso "en funciones" puede adoptar decisiones encaminadas al cumplimiento de los compromisos adquiridos con el País Vasco. En este punto, los nacionalistas insisten en la necesidad de que se complete también el calendario de cesión de transferencias que el propio Gobierno de Sánchez pactó con el Ejecutivo Urkullu para completar el desarrollo del Estatuto de Gernika.

El Ejecutivo del PSOE ya tenía prevista la cesión de los terrenos. La medida la había incluido en su proyecto de presupuestos para este año en una disposición adicional, la nonagésima segunda. En ella se establecía la cesión a Euskadi de los 69.784 metros cuadrados que hoy ocupa la central nuclear de Lemóniz y que el PNV ya arrancó en la negociación de las cuentas de 2017 al Ejecutivo de Mariano Rajoy.

No era una disposición adicional menor. No al menos por su valor simbólico. Los terrenos de la fracasada central nuclear de Lemóniz han sido una vieja aspiración de la Administración vasca no sólo por su valor estratégico sino también por lo que representan. La histórica infraestructura estuvo durante años en el punto de mira de ETA, que se sumó a las movilizaciones que contra la energía nuclear se extendieron en los años 80 en Euskadi. Una amenaza que la banda tradujo en casi una treintena de atentados y agresiones y en el asesinato de cinco de sus trabajadores. El secuestro y posterior asesinato de uno de sus ingenieros jefe, José María Ryan y de su sucesor, Ángel Pascual, provocaron una gran conmoción en la sociedad vasca de la época. La presión terrorista hizo fracasar el proyecto nuclear.

Central fracasada

Desde que el Gobierno, popular entonces, y el PNV cerraran el pacto presupuestario de 2017 ambas administraciones habían constituido sendas comisiones para preparar la cesión de los terrenos y la asunción por parte del Ejecutivo de Iñigo Urkullu de la titularidad de la central.

La infraestructura estuvo llamada a ser una de las centrales nucleares más modernas de Europa pero jamás llegó a albergar energía nuclear. El acercamiento de ambos Gobiernos permitió ir dando pasos discretos para formalizar la cesión, de los que formalmente se segregaron del dominio público marítimo-terrestre de la Administración del Estado por Orden Ministerial del pasado 15 de octubre de 2018. 

A partir de ahora el Gobierno vasco podrá poner en marcha su plan para la reconversión de todo el complejo de Lemóniz, abandonado y olvidado durante décadas. Situado en la costa vizcaína, los planes que el Ejecutivo de Urkullu tienen para la central pasan por la construcción en ella de una piscifactoría. En ella, según avanzaran hace ya más de un año, está proyectada la construcción de una infraestructura para la cría de langostinos, salmones, gambas o truchas. El proyecto se encuentra en una fase avanzada de ideación y ya en noviembre de 2017 contaba con dos posibles inversores interesados, uno vasco y otro noruego.

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