La primera huelga general de esta legislatura no la sufrirá el recién reelegido presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, sino el lehendakari, Iñigo Urkullu. Lo que comenzó siendo una convocatoria de los colectivos de pensionistas para conmemorar sus dos años de movilizaciones, y que pronto capitalizaron los principales sindicatos nacionalistas, ELA y LAB, se ha traducido en una convocatoria de paro generalizado en Euskadi y Navarra. La reclamación inicial, dirigida a demanda una pensión mínima de 1.080 euros y su revalorización de acuerdo al IPC garantizada, se ha ampliado en un lema más ambicioso bajo el eslogan “por unas condiciones de trabajo, pensiones y vida dignas”.

La convocatoria, que en el panorama político sólo ha recabado el respaldo de la izquierda abertzale, y que tampoco han visto justificada centrales como CCOO o UGT, llega en el momento más dulce para el Gobierno vasco en la generación de empleo. Los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) conocidos el martes revelan que las dos comunidades donde hoy está convocada la huelga son las que encabezan el ranking de empleo en España. Navarra, con un 9% de desempleo es la que menos paro registra, seguida muy de cerca por el País Vasco, con un 9,09%.

Los sindicatos nacionalistas ELA y LAB, mayoritarios en Euskadi, no así en Navarra, han tomado el control y liderazgo de una iniciativa que a finales de octubre partió del colectivo de pensionistas que semanalmente sale a la calle en demanda de mejoras de las pensiones. Un movimiento que generado una fractura interna en el colectivo de pensionistas, que siempre había reivindicado su independencia política y sindical. Algunas de las organizaciones de pensionistas se han desmarcado de la convocatoria de huelga general.

Desde el Gobierno vasco también se ha denunciado la convocatoria por injustificada y extemporánea. El martes el portavoz del Ejecutivo, Josu Erkoreka, aseguró que se trataba de “una huelga política en año electoral”: “Blanco y en botella”, dijo. El lehendakari Iñigo Urkullu ha instado a los convocantes a “reconsiderar” la celebración de la huelga por “desproporcionada” y por provocar un perjuicio en “la economía y la vida ciudadana”.

"Injustificable e incomprensible"

Urkullu se negó a recibir a los representantes de las centrales sindicales que le reclamaron un encuentro previa al paro que hoy se ha convocado. Les recordó que el Ejecutivo que preside no tiene competencias sobre materias como las pensiones o la fijación del salario mínimo. El lehendakari cuestionó no sólo la justificación de la misma sino también que se le solicitara un encuentro casi dos meses después de que ésta hubiera sido convocada.

El Ejecutivo ha decretado servicios mínimos considerados abusivos por parte de los sindicatos convocantes. Así, los centros hospitalarios deberán asegurar al menos el mismo personal que un día festivo y los transportes públicos ofertarán un 30% de sus servicios.

Desde la patronal vasca, Confebask, también se ha rechazado las razones del paro. Consideran que es “incomprensible, injustificable e irresponsable”. Los empresarios recuerdan que la sociedad vasca tiene los salarios y las pensiones más altas y con un alto nivel de políticas sociales.

Brecha salarial

Las principales demandas de la huelga general, a la que no se ha sumado ninguna formación a excepción de EH Bildu –Podemos, pese a no apoyar la convocatoria, ha dado libertad a sus inscritos-, pasan por denunciar lo que consideran una devaluación de las condiciones laborales y de las prestaciones sociales. Así, los convocantes denuncian un aumento de la pobreza en la sociedad vasca y navarra, una mayor brecha salarial en los últimos años y una precariedad laboral y social generalizada.

En la llamada ‘Carta de los derechos sociales de Euskal Herria” en la que se basa la justificación de la huelga demandan aspectos como la derogación de la reforma laboral del PP, la aprobación de pensiones mínimas de 1.080 euros y un salario mínimo de 1.200 euros.

A lo largo del día están convocadas algo más de un centenar de movilizaciones en el País Vasco y Navarra. Las principales se celebrarán en las capitales vascas, donde diversas columnas de manifestantes confluirán para celebrar sus respectivas manifestaciones.