Frío, tranquilo e incluso sonriente ante las cámaras. El ex militar serbio Norbert Feher, conocido como 'Igor el Ruso', declaró este martes en los juzgados de Teruel sobre los dos intentos de homicidio que cometió a finales de 2017, días antes de acabar presuntamente con la vida de dos guardias civiles y un ganadero. Teruel se fortificó ante la presencia del criminal, llegando a construir una cabina blindada de 7.000 euros para la vista oral. Unas medidas de seguridad que, sin embargo, contrastan con las que disponen los funcionarios que vigilan al criminal día a día, según las fuentes penitenciarias consultadas por El Independiente.

La vida de fugitivo de Feher terminó el 15 de diciembre de 2017. Después de haber huido de Italia por asesinar a dos personas en abril de ese año, Igor el Ruso decidió esconderse en el municipio turolense de Albalate del Arzobispo. Allí, el criminal tiroteó y dejó malheridos a un cerrajero y al propietario de un masico en el que se ocultaba. Días más tarde, después de sembrar el pánico en la provincia y acabar con la vida de dos guardias civiles y de un conocido ganadero, la Guardia Civil lo detuvo tras un gran despliegue policial.

Los funcionarios "solo" cuentan con una porra de goma, unos grilletes y unos aerosoles para hacer frente a los presos más peligrosos

Desde entonces, Feher ha pasado la mayoría de sus días en el módulo de aislamiento de la prisión zaragozana de Zuera, cumpliendo así con el artículo 91.3 del Reglamento Penitenciario, que destina a departamentos especiales de las cárceles a los criminales de "peligrosidad extrema". Unas celdas habitadas también por internos con patologías mentales, psicópatas, yihadistas o miembros de bandas organizadas.

Al igual que las otras 30 celdas que la prisión reserva para este tipo de criminales, la de Feher está protegida con dos puertas, una de chapa con mirilla y otra de rejas, y custodiada por los cuatro funcionarios que trabajan en el módulo. El ex militar fue trasladado a la cárcel de Teixeiro (A Coruña) en noviembre tras amenazar verbalmente a los funcionarios de Zuera, pero la semana pasada regresó a la prisión zaragozana para declarar ante los tribunales.

"Es un psicópata de libro" que cree estar "por encima del bien y del mal" y que utiliza a Dios para justificar sus crímenes, explican a El Independiente fuentes penitenciarias. Durante el tiempo que lleva en prisión, Feher no ha protagonizado episodios agresivos, pero sí ha llegado a amenazar verbalmente a los funcionarios. El serbio es "muy controlador" y apunta los horarios de los trabajadores. "Da la sensación de que no tiene nada que perder", apuntan. De hecho, según informó El Mundo, el perfil psicológico esbozado por los especialistas forenses y psiquiátricos calificó al delincuente como una persona sin empatía y capaz de eliminar los obstáculos que se cruzaran por su camino.

Falta de formación y "pocos medios"

Cada día, tres funcionarios cachean a Feher y registran su celda mientras el criminal disfruta de sus cuatro horas en el patio o en una sala con material para hacer ejercicio. Para tratar con los criminales, los trabajadores de prisiones "solo" cuentan "legalmente" con una porra de goma, unos grilletes y unos aerosoles para situaciones especiales. Todo ello con un uniforme que no permite acoplar las esposas. La "única medida excepcional" de precaución que se ha tomado para Igor el Ruso es engrilletarlo, alertan. También tienen problemas con los chalecos 'antipinchazos': ni transpiran bien, ni se distinguen por sexos, ni hay suficientes para todos los empleados.

Los funcionarios reclaman más personal y más medios materiales, como pistolas eléctricas 'táser' para evitar el cuerpo a cuerpo. También demandan una formación específica para enfrentarse a este tipo de presos y que sus años de experiencia no sean su única baza. "Cuando tienes que enfrentarte con un interno agresivo, dependiendo de la situación, lo que haces es coger la porra y las esposas (...) Es como si entraras en una obra y no dispusieras de casco ni de una valla de seguridad", señalan. En este sentido, miran con recelo los medios y la formación que reciben para el trato con presos los cuerpos y fuerzas de seguridad, como la Guardia Civil y la Policía Nacional.

"No te sientes respaldado porque somos un cuerpo que no quiere nadie, y la cárcel son pozos tanto para los presos como para los funcionarios", explican otras voces penitenciarias, que aseguran que las medidas de seguridad para vigilar a Igor el Ruso "no son suficientes".

Casi 23 años por los intentos de homicidio

Lejos de negar sus actos, Feher reconoce tanto los intentos de homicidio como los asesinatos cometidos en España en diciembre de 2017. El pasado martes, ante la Sala Única de la Audiencia de Teruel, el criminal admitió los disparos al cerrajero y al propietario del masico donde se ocultaba y presumió de su eficacia criminal ante el tribunal, según informa ABC. En palabras de Feher, si los dos vecinos se le hubieran encarado "no estarían ahora aquí".

La Fiscalía pide para Igor el Ruso una pena de 9 años y once meses de prisión por cada uno de los intentos de homicidio, otros tres por tenencia ilícita de armas y una indemnización de casi 117.000 euros para las víctimas. Pero su periplo con la Justicia española no termina aquí. En primavera solicitarán para él, previsiblemente, la prisión permanente revisable por el asesinato de los agentes y el ganadero.