Los sindicatos nacionalistas y el colectivo de pensionistas que hoy había convocado una jornada de huelga general en Euskadi y Navarra han 'pinchado' en su intento de paralizar ambas comunidades. La convocatoria que inicialmente impulsaron los colectivos de pensionistas que semanalmente se manifiestan en demanda de unas pensiones justas, y que posteriormente han patrimonilizado los sindicatos ELA y LAB, han tenido un escaso seguimiento.

A la espera de los datos que las centrales sindicales darán esta tarde, los primeros datos oficiales facilitados por el Gobierno vasco apuntan hacía un seguimiento muy minoritario en el conjunto del País Vasco. El portavoz del Ejecutivo de Iñigo Urkullu, Josu Erkoreka, ha asegurado que en la Administración pública sólo el 16,9% de sus trabajadores no ha acudido hoy al trabajo. "Si alguien pretendía la desmovilización general de la Administración no lo ha conseguido, es evidente", ha asegurado Erkoreka.

La incidencia del paro es diez puntos inferior a la huelga general que se llevó a cabo en 2013 y donde su impacto en la Administración fue notablemente mayor.

Según los datos del Ejecutivo, sectores como la sanidad pública apenas habría notado la incidencia de la huelga general, con un seguimiento en el Servicio Vasco de Salud (Osakidetza) del 7,5% por la mañana y el 8,5% en el turno de tarde o del 3% en la Administración de Justicia. Por el momento la incidencia en el sistema educativo, por un problema informático, sólo se conoce parcialmente. La incidencia del paro en la mitad de centros educativos se cifra en el 48% del profesorado.

"Primavera roja"

Los datos han sido comunicados minutos después de que culminaran las manifestaciones que en las tres capitales vascas y Navarra han convocado los promotores de la huelga. Los líderes de ELA y LAB ha reitereado al Gobierno mejoras en el ámbito laboral y las pensiones y han dado un plazo de dos meses para ello para evitar que inicien una campaña de movilizaciones, "una primavera roja", han señalado.

Las manifestaciones celebradas en las capitales vascas han sido secundadas no sólo por simpatizantes de las centrales sino también por el colectivo de pensionistas y de otros movimientos como el feminista. Han sido marchas muy multitudinarias -15.000 participantes en la de Bilbao, según la Policía Municipal- y que han culminado reiterando las reivindicaciones en favor de una mejora de las condiciones de vida, de trabajo y las pensiones.

Durante todo el día se han producido numerosos actos de sabotaje en diversas líneas ferroviarias y carreteras. Además, el Gobierno vasco ha informado de la detención de cinco personas y la identificación de otras seis por participar en diversos incidentes protagonizados por piquetes sindicales.

El lehendakari Iñigo Urkullu ha restado importancia al impacto de la jornada de huelga general y que ha calificado como "un día normal". Por u parte el PNV ha asegurado que ha sido "un fracaso absoluto". En una nota la formación ha asegurado que su intento por "paralizar el país" los convocantes no lo han alcanzado "ni remotamente". El PNV pide a las centrales sindicales que se sometan a "un serio y profundo ejercicio de reflexión y autocrítica tras comprobar que la mayoría de la sociedad vasca ha considerado que la de hoy era "una huelga política".