El departamento de Salud del Gobierno vasco ha prescindido de su servicio en epidemiología, integrado en la dirección de Salud Pública, para la elaboración diaria de sus informes de incidencia de la pandemia en el País Vasco. Sus expertos en epidemias no están participando en la elaboración de los informes que a diario da a conocer la consejería vasca y cuyos datos sufren variaciones constantes desde que comenzaron a elaborarse. La propia consejería reconoció este pasado fin de semana errores en la contabilidad y el registro de muchos de los test y positivos que incluía en varias de las jornadas.

Los informes en lo que se detalla la evolución diaria de la pandemia no están firmados por ninguna dirección especializada en el análisis de epidemias, pese a que la consejería cuenta con ellos. Los documentos que muestran la fotografía de la incidencia de la epidemia tan sólo aparecen bajo el membrete de la Consejería de Salud pero sin que se responsabilice de su elaboración y contenido el servicio de epidemiología con el que cuenta la consejería.

Cuestionados al respeto, la Consejería reconoce que no llevan firmas “individuales” pero que se trata de información “oficial” recopilada de “diferentes fuentes” y avalada por la consejería: “El departamento de Salud se responsabiliza”, aseguran. El Ejecutivo evita detallar quién elabora esta información, si bien según las fuentes del entorno de la sanidad publica vasca consultadas por este diario se trataría de personas de confianza de la consejera Nekane Murga y que no forman parte del área de epidemiología.

Grupo de confianza

Según las fuentes sanitarias consultadas por ‘El Independiente’ desde el primer momento la dirección general de Salud Pública quedó desplazada del abordaje de esta crisis y que la consejería se apoyó en un grupo reducido y de confianza de la consejera. La remisión de los datos al Centro de Alertas y Emergencias Sanitarias del Ministerio de Sanidad, que dirige Pedro Simón, -y con el que se realiza la contabilidad diaria de la incidencia de la pandemia en España- no lo está llevando a cabo el servicio de epidemiología del departamento. Esta labor se realiza de modo directo desde la viceconsejería. Por el momento la labor de los epidemiólogos se centra en realizar la contabilidad más detallada, elaborada con los llamados ‘microdatos’, y que realiza un análisis a medio plazo, que es el que se remite al Centro Nacional de Epidemiología, pero no así el seguimiento diario de la epidemia.

La desconfianza entre la actual dirección del departamento y la dirección de Salud Pública se agravó tras el accidente del vertedero de Zaldibar. La crisis que aquel accidente abrió en el seno del Ejecutivo vasco, y la polémica a mediados de marzo por la comparecencia del director de Salud Pública, Juan José Aurrekoetxea -que comparó el impacto de los furanos y las dioxinas en el aire con lo ocurrido con el envenenamiento del presidente de Ucrania, Victor Yurichenko- hizo que Murga no contara con él ni con la dirección de epidemiología que lidera y sólo confiara en sus asesores más cercanos. En esta crisis tampoco se está contando con el responsable de epidemiología del Gobierno vasco, José María Arteagagoitia.

El control de esta crisis sanitaria lo está llevando el viceconsejero, Iñaki Berraondo y el director de Planificación, Evaluación y Ordenación Sanitaria, Mikel Sánchez, que es quien comparece de modo periódico ante los medios para detallar el estado diario de la epidemia. Tanto Berraondo como Sánchez se han convertido en los hombres de confianza de la consejera Murga. Durante esta crisis la proyección pública de lucha para frenar la pandemia en Euskadi ha tenido a Sánchez y Murga como imagen pública, sin que se haya contado para ello con la participación de expertos en epidemiología en la comunicación pública. Tampoco los responsables del Servicio Vasco de Salud, Osakidetza, están teniendo un papel público en al tratamiento de esta situación. La presencia de representantes de la sanidad pública en las comparecencias reiteradas que se han realizado es inexistente.

Las fuentes consultadas por este diario aseguran que la sorpresa por el modo de elaboración de los datos con los que se elaboran las tablas de impacto diario ha sido una constante. Los errores continuados y las diferentes contabilidades que se aportaban no coincidían con los que en el Servicio de Epidemiología contaban.

Ministerio de Sanidad

Tampoco el País Vasco está contando con personal especializado en el comité que asiste al Ministerio de Sanidad. El comité de expertos vasco está compuesto por el viceconsejero, Iñaki Berraondo -médico de familia- y por el director del centro Kronikgune, Esteban de Manuel Keenoy, un centro especializado en el tratamiento de enfermos crónicos. Ayer la consejería evitó desvelar a este diario quienes integraban en nombre de la sanidad vasca esa comisión. En este comité las CCAA presentan a un responsable político y uno técnico, sin que la sanidad pública vasca haya contado con representantes de su servicio de epidemiología.

La consejería vasca creó en 2016 un grupo de expertos en el abordaje de pandemias. Tras las crisis del Ebola y el Sars, el anterior consejero, Jon Darpón constituyó este foro. El Consejo Asesor de Enfermedades Infecciosas tampoco ha estado presente en el abordaje de esta epidemia del Covid-19, según revela hoy el diario ‘El Correo’. Este órgano únicamente se habría reunido, según esta información, el 24 de enero y de modo parcial posteriormente, pero sin tener responsabilidad en la toma de decisiones. Murga lo habría relegado en favor de su equipo de confianza.

El Consejo Asesor de enfermedades infecciosas está formado por expertos en epidemiología, infecciones, microbiología, prevención y virología. Además, según esta información, Murga se ha apoyado no sólo en su equipo más cercano sino en el asesoramiento de representantes de los hospitales vascos pero con la ausencia de algunos de los centros más relevantes como el Hospital de Cruces o el de Galdakao.