La imagen ha dejado de sorprendernos. En los países asiáticos hace años que lo asumieron, aquí aún estamos en ello. En el transporte público ya es obligatorio y en los espacios cerrados e incluso en los abiertos en los que no se pueda asegurar la distancia mínima, lo será a partir de hoy, según avanzó ayer el Gobierno. El uso generalizado de la mascarilla se ha extendido en la población y en hospitales y servicios socio sanitarios y lo hace con vocación de continuidad. En este contexto de batalla por controlar nuevos rebrotes del Covid-19, las autoridades autonómicas se preparan para hacer frente a lo que será una demanda millonaria de mascarillas en los próximos meses y en los que acudir o depender del mercado internacional continúa siendo una opción arriesgada.

En Euskadi han comenzado a construir una infraestructura de autosuficiencia local para el abastecimiento de este tipo de elementos de protección, tanto para profesionales sanitarios como la población en su conjunto. Lo han hecho en un tiempo récord y sin que existiera un tejido empresarial previo salvo contadas empresas. Sin embargo, el tejido industrial de la economía vasca y su capacidad para adaptarse a la nueva situación ha permitido que no pocas empresas se reinventen para satisfacer esta demanda. Lo han hecho reenfocado algunas de sus líneas de producción para dedicarlas a la fabricación de mascarillas. Los últimos acuerdos y ayudas públicas para la adquisición de máquinas especializadas permitirán al País Vasco asegurarse al año una producción de 214 millones de mascarillas, tanto quirúrgicas como de tipo FFP2 y FFP3, además de otros modelos reutilizables. Se trata de una producción elevada para una población de apenas 2,1 millones de habitantes.

El Ejecutivo vasco ha aprobado la subvención directa a dos compañías para la adquisición de maquinaria que permita la producción. Se trata de algo más de 582.000 euros de ayudas a fondo perdido con la que se financiará la mitad de la inversión de estas empresas. La primera de ellas, Nueva Sibol S.L.U., con sede en la localidad vizcaína de Zamudio, producirá mascarillas del tipo FFP2 y FFP3. Dedicada desde 1985 a la fabricación de elementos de protección individual, cuenta con una amplia red de distribución en España y diversos mercados internacionales. La empresa planteó al Ejecutivo habilitar una nueva línea de producción de mascarillas que le permitirá casi triplicar su capacidad de fabricación actual, al pasar de producir 3,52 millones de mascarillas a 10,25 millones anuales.

La segunda de las empresas que se incorpora al plan de producción en masa de mascarillas será la cooperativa Oiarso, que bajo la marca Bexel Medical ya produce cerca de 60 millones de mascarillas para el Ministerio de Sanidad. Ahora este grupo ha alcanzado un acuerdo con el Gobierno vasco por la que percibirá una ayuda de 188.000 euros a fondo perdido para la fabricación de mascarillas quirúrgicas 2R. Instalada en Hernani, fue en marzo cuando esta empresa dedicada a la fabricación y comercialización de material sanitario decidió dedicarse a la fabricación de mascarillas. El compromiso adquirido con el Ejecutivo de Urkullu, que se sumaría al cerrado con el Gobierno de España, es abrir una nueva línea de producción de mascarillas quirúrgicas para fabricar 3,3 millones unidades al mes, lo que equivale a 39,6 millones al año.

Del calzado a los clavos y las FPP2

El tercer eje de producción puesto en marcha para alcanzar los 214 millones de mascarillas producidas al año en el País Vasco se ha construido mediante el acuerdo y alianza de diversas empresas. Las empresas Lazpiur, Grupo Egile, Embalan3 y Servimasa se han aliado bajo la marca Wolfratex para que gracias a la cesión de suelo de la sociedad pública Sprilur abrir una línea de producción y fabricación de mascarillas. La capacidad prevista es de 84 millones de mascarillas al año.

Situarán la planta de producción en un polígono de Bergara (Guipúzcoa). La fabricación será de dos líneas de productos, las mascarillas quirúrgicas y las de tipo FPP2 y FPP3. Está previsto que la producción esté en marcha el 5 de junio próximo. La iniciativa partió de la empresa Lazpiur que resucitó un proyecto que tenía aparcado para la producción de este tipo de material. A lo largo de sus 106 años de historia Lazpiur pasó de producir calzado a fabricar clavos. Ahora la compañía se dedica a la maquinaria de alta tecnología y utillaje de precisión. Su última adaptación, la fabricación de mascarillas.

Por último, otro grupo de empresas vascas ha logrado homologar un modelo de mascarillas higiénicas reutilizables. Su capacidad de producción es de 120.000 unidades. Otra de las iniciativas, con capacidad para producir 4.000 mascarillas a la semana de tipo 2R, también se ha puesto en marcha en Bilbao.  

El próximo lunes está previsto que se pueda dar el paso a la segunda fase de desconfinamiento en Euskadi. El Gobierno de Urkullu ha solicitado el paso a ese nivel para toda Euskadi, con lo que supondrá de incremento de la actividad. Entre los cambios que aún están por concretar está el regreso a la actividad escolar de miles de estudiantes de 4º de la ESO, Bachillerato y Formación Profesional. Una vuelta a las aulas que se llevará a cabo con la obligatoriedad de uso de mascarilla, lo que supondrá un incremento de la demanda.

Mayor demanda

Además, el Ejecutivo vasco ha propuesto que la Fase 2 vasca contemple una mayor apertura a la actividad económica de los comercios, la hostelería y los museos, cines y teatros. En este caso, se negocia con el Gobierno que los aforos se amplíen al 50%, encima de lo previsto en esta fase de retorno a la normalidad. De aplicarse esta medida también supondrá un incremento en la demanda de mascarillas.    

Con la creación de sus propias líneas de producción se confía también en asegurar la calidad de las mascarillas y evitar las deficiencias detectadas en diversas partidas de material distribuido en la red sanitaria vasca y que tuvo que ser retirado tras detectarse que su nivel de filtro no era el adecuado.

Junto a todo ello, en cuestión de pocas semanas el País Vasco entrará en un periodo electoral tras la convocatoria de elecciones para el 12 de julio hecho por el lehendakari. Las restricciones por la situación obligarán a condicionar los actos de campaña y a incrementar las medidas de protección. Para la jornada electoral ya se ha previsto un plan de contingencia que no sólo asegure el ejercicio del derecho al voto sino que asegure recursos de protección en los colegios electorales y a las cerca de 24.000 personas que conformarán las mesas de votación.

El material que se producirá en las plantas vascas se suma al que el Ministerio de Sanidad reparte entre las comunidades autónomas, parte del cual procede de la cooperativa Bexen , radicada en Mondragón. El último acuerdo alcanzado con las Comunidades Autónomas prevé que a partir de hoy se distribuyan 199.900 guantes en Euskadi pertenecientes a la partida de Sanidad y el material donado por Unicef.