Pedro Sánchez y Quim Torra, en el Palau de la Generalitat.
La mesa de negociación entre Gobierno y Generalitat, que Quim Torra y Pedro Sánchez inauguraron efímeramente el pasado enero, vuelve a estar sobre la mesa del tablero político, por lo menos en Cataluña. Cuando los partidos intuyen que empieza a superarse lo peor de la crisis sanitaria, y antes de que el discurso quede atrapado definitivamente por la crisis económica, los partidos independentistas presionan para volver a colocar esta reivindicación en la agenda del Gobierno.
La ofensiva iniciada por ERC durante la negociación de las prorrogas de alarma ha obtenido eco ahora en JxCat y también en los comunes, mientras el PSC intenta ponerse de perfil sin cerrar la puerta a esa negociación. Pese al escepticismo de algunos dirigentes de JxCat, como Laura Borràs, el conseller y dirigente del PDeCat Damià Calvet se ha sumado a las voces que reclaman recuperar la interlocución con el Gobierno más allá de la crisis sanitaria.
Planteamientos tramposos del Gobierno
Calvet asegura que el espectáculo de la búsqueda de aliados del Gobierno "ha sido lamentable, todas las promesas de diálogo, proximidad y cogestión han saltado por los aires" y considera que el Gobierno "no es creíble, ha hecho planteamientos tramposos" para conseguir apoyos a su estado de alarma. Aún así, el aspirante a suceder a Carles Puigdemont como candidato de JxCat a la presidencia de la Generalitat, asegura que las aspiraciones del ejecutivo independentista "estaban muy bien encaradas y han quedado en segundo plano por la crisis, pero no significa que lo olvidemos".
Por eso, Calvet reclama "perseverar en la negociación" y hace suya una expresión del PNV: "Estamos atornillados a la mesa de diálogo". Aunque solo sea para "poner al Gobierno del PSOE y Podemos ante el espejo" y "avergonzarlos por dejarse arrastrar por posiciones recentralizadoras y autoritarias".
Los comunes se suman a la reivindicación
También los comunes de Ada Colau se refirieron ayer a la recuperación de esa mesa de negociación, que su portavoz parlamentaria, Jessica Albiach, ve posible antes de verano si el desconfinamiento "sigue con este buen ritmo". "El conflicto catalán viene de lejos y es profundo" ha argumentado Albiach para defender la necesidad de recuperar esa mesa de negociación "una vez superada la crisis sanitaria".
En este contexto, los primeros impulsores de la mesa, los republicanos, han aprovechado la posición de CatEC para reclamar que el diálogo se reemprenda "cuanto antes mejor". La portavoz del partido, Marta Vilalta, ha insistido este lunes en que el partido mantiene "vías abiertas" de diálogo con el Gobierno pese al voto en contra de la semana pasada.
Vilalta ha asegurado que ven buena predisposición a recuperar la mesa de negociación entre Gobierno y Generalitat, "aunque no hay concreciones ni un calendario de negociación". Una buena predisposición que se corresponde sobre todo con los deseos de Podemos y los Comunes, más cómodos con la alianza con ERC que con Cs.
El líder de los socialistas catalanes, Miquel Iceta, ha intentado por su parte quedarse al margen de esta exigencia de los republicanos, que esperan poder aprovechar esta vez la debilidad parlamentaria de Pedro Sánchez y su falta de apoyos tras el pacto con Bildu para recuperar su mejor baza electoral. Así, Iceta ha dejado en manos de Sánchez y Quim Torra fijar la fecha para la recuperación de los trabajos de la mesa de negociación.
El líder del PSC ha dejado claro que ahora "no le parece prioritaria" la mesa de negociación, pero sí reconoce que "hay que retomar el diálogo" tanto "entre Cataluña y el resto de España como dentro de Cataluña". Una referencia nada velada a las resistencias de Quim Torra y su gobierno a pactar nada con la oposición en el Parlament.
La mesa de negociación entre Gobierno y Generalitat, que Quim Torra y Pedro Sánchez inauguraron efímeramente el pasado enero, vuelve a estar sobre la mesa del tablero político, por lo menos en Cataluña. Cuando los partidos intuyen que empieza a superarse lo peor de la crisis sanitaria, y antes de que el discurso quede atrapado definitivamente por la crisis económica, los partidos independentistas presionan para volver a colocar esta reivindicación en la agenda del Gobierno.