Una vez que empieza una conversación, Toni Nadal (Manacor, 21 de febrero de 1961) puede estar hablando durante horas. Le gusta charlar y debatir, de tenis, educación y valores, pero también de política y de la sociedad en general. Por teléfono, se le nota cansado del nivel de crispación que hay ahora mismo en España, pero cuando habla de Rafael Nadal, su sobrino, cambia el hastío por el orgullo y reivindica a los deportistas educados y respetuosos.

El fanatismo lleva a muchos a pensar que cuando no opinas igual, no solo estás equivocado sino que eres mala gente"

"Yo no he visto el documental de Michael Jordan, pero me han comentado muchas cosas de las que dice sobre compañeros y rivales y yo creo que no es algo necesario. La educación y los valores no tienen que ver con las ganas de ganar", explica a este periódico uncle Toni, como se le conoce en las pistas de tenis de medio mundo. "Mira a Iniesta. Creo que tuvo muchas ganas de ganar y fue correcto toda la vida. Mira Butragueño, lo mismo. Tuvo muchísimas ganas de ganar y nunca le sacaron una tarjeta roja".

Quince años después del primer Roland Garros de Nadal, su tío y ex entrenador recuerda muy bien aquel título. Fue el despegue definitivo de un deportista que ha pulverizado todo tipo de récords y que década y media después, continúa en lo más alto. "Esto se explica desde el compromiso que tiene con lo que está haciendo, desde la pasión", afirma a El Independiente.

Pregunta: Se cumplen 15 años del primer Grand Slam de Rafael Nadal, ¿qué recuerdos tiene de aquel Roland Garros?

Respuesta: Me acuerdo que era la primera vez que yo iba a Roland Garros. Rafael había estado un año antes en un evento de Nike. Es cierto que llegamos a París después de haber ganado Montecarlo, Barcelona y Roma y éramos uno de los favoritos. La sensación que teníamos era de que había posibilidades de hacer algo importante.

P: Tras la final, en vez de llevarse por la euforia, escribió una nota con todo lo que había que mejorar.

R: Después de la final de Roland Garros anoté lo que no había hecho bien en la final. La sensación que yo tuve es que (Mariano) Puerta estaba jugando mejor que nosotros. Era mi sensación. Salimos a la final de favoritos porque Rafa era el número cuatro del mundo y había llegado a la final ante Mariano Puerta, con el que pocos contaban. El argentino jugó muy bien, jugó angulando mucho los tiros y yo anoté todo lo que Puerta había hecho mejor y todo lo que teníamos que mejorar. No quería decírselo así, porque no le vas a decir después de ganar Roland Garros que el otro fue mejor. Pero sabíamos que teníamos que seguir mejorando.

P: ¿Cómo se la entregó?

R: La realidad es que justo después de la final no era el momento para decírselo porque teníamos disfrutar de la victoria. Pero si no recuerdo mal, le metí la nota por debajo de la puerta del hotel para que la leyera después.

P: ¿Qué explicación tiene que pasen 15 años y el favorito a un torneo siga siendo el mismo, su sobrino?

R: Mientras siga ganando, seguirá siendo el favorito. Si este año se juega en septiembre, será extraño porque no hay torneo en tierra precedente y será más incógnita. Cuando llegas a Roland Garros después de dos meses jugando en tierra y ganando, no es lo mismo que si llegas a Roland Garros sin nada de rodaje. Rafael, con alguna excepción, ha demostrado que es un tenista muy difícil de batir en tierra. Cuando has ganado 12 veces el mismo torneo y solo has perdido dos partidos de 95, la fiabilidad es casi total. En el tenis es imposible jugar bien siempre, así que sos datos significan una cosa, que incluso sin rendir a un gran nivel eres capaz de ganar. Eso es porque eres mejor que los demás en esta superficie. Rafael es muy difícil de batir en tierra porque tiene muchos recursos y no necesita jugar al cien por cien para ganar a mucha gente. Para vencer a Federer, Thiem o Djokovic tienes que jugar muy bien, pero con el nivel de Rafael tienes un margen que te permite ganar a muchos jugadores sin necesidad de jugar perfecto.

P: Si mañana empezara otra edición, volvería a ser el favorito. Quince años después. Eso no pasa mucho en el deporte...

R: Que haya pasado tanto tiempo y siga siendo el favorito se explica desde el compromiso que tiene con lo que está haciendo, desde la pasión, que le gusta la competición. Han pasado muchos años, pero tiene la misma ilusión por seguir estando ahí. Y eso no es algo específico de Rafael. Federer y Djokovic son iguales en ese sentido. Lo que ellos han puesto de manifiesto estos años es algo que nunca se ha dado en el deporte: el hecho de que tres de los mejores de la historia sean tan longevos y tengan tanto éxito. Ha habido tenistas que puntualmente han hecho algo así, como Jimmy Connors, que jugó hasta los 40 y que hizo semifinales en el US Open con treinta y muchos. Son excepciones. Después de 15 años, Nadal sigue estando el 2 del mundo. Y ahí están Djokovic y Federer. Algo pasa, está claro.

P: A nivel físico, las diferencias de su sobrino son palpables, pero a nivel táctico y técnico, ¿cómo ha sido la evolución? ¿Es un tenista más inteligente?

R: Antes era igual de inteligente. Otra cosa es que con los años vas mejorando distintos aspectos técnicos y vas perdiendo otros. Al final, la inteligencia en el deporte está en función de cómo le pegas a la bola. Si Rafael con menos era capaz de ganar era porque tácticamente jugaba bien. No es una opinión, es algo matemático. Si tengo menos golpe y gano... Con los años tú vas mejorando porque es lo propio. No concibo el no mejorar. Si haces cualquier actividad, lo normal es que mejores con los años. Que algo añadas con cada año que pasa. No concibo que un médico no sea mejor al cabo de diez años, que no mejore desde que sale de la universidad. Aunque salga de la facultad con todo dieces, lo normal es que a medida que va practicando lo haga mejor. La meta que tuvo siempre Rafael era mejorar. No tuvo otra meta. La victoria es la consecuencia de la mejora, no ganas de casualidad. Si mejoras, tendrás más posibilidades de ganar.

P: Su sobrino acaba de cumplir 34 años, ¿hasta cuándo lo veremos en una pista de tenis?

R: Si el cuerpo responde, creo que le quedarán varios años más todavía. Tanto Federer, Djokovic como Rafael se retirarán cuando no tengan opciones. Mi sobrino no va a estar jugando para rellenar el cuadro de algún torneo. Mientras tenga opciones de victoria, querrá jugar. Y eso no quiere decir que tengas que ganar. Federer estuvo casi cinco años sin ganar un Grand Slam, pero en ese tiempo él tuvo opciones de victoria, sabía que estaba ahí, cerca. Uno normalmente no se retira sabiendo que puede ganar. Y Rafael, mientras tenga opciones de victoria, de hacer un buen papel, la idea será seguir. Le queda todavía cuerda. Ojalá sea así.

P: No sé si ha visto el documental The Last Dance, pero Michael Jordan deja una imagen a veces de tirano y mal compañero. Algunos mantienen que para ser un líder tienes que tener esa rabia dentro. ¿Usted qué opina?

Me da igual que seas médico, periodista o político: si tienes empatía con los demás y eres buena gente, normalmente tratarás de hacer las cosas bien"

R: Yo no he visto el documental de Michael Jordan, pero me han comentado muchas cosas de las que dice sobre compañeros y rivales y yo creo que no es algo necesario. La educación y los valores no tienen que ver con las ganas de ganar. También es cierto que las cosas cambian de cuando pasan a cuando se cuentan: cuando la vives, pues es una final, pero cuando la cuentas se tienden a exagerar y a magnificar cosas, convirtiendo el relato en algo épico. Rafael, por ejemplo, cuando entra en la pista tiene una ilusión y una motivación muy grande por ganar y está dispuesto a ir al límite de sus fuerzas para ganar. Pero cuando se acabó, se acabó. Hay que aceptar que a veces ganas y a veces pierdes. Hay gente que va al límite de lo permitido y a veces sobrepasa esos límites. Pero otros no y eso no tiene que ver con las ganas que tenga uno. Tiene que ver mucho con la educación. Mira a Iniesta. Creo que tuvo muchas ganas de ganar y fue correcto toda la vida. Mira Butragueño, lo mismo. Tuvo muchísimas ganas de ganar y nunca le sacaron una tarjeta roja.

P: Su sobrino es una de las personas más elogiadas de España. ¿Cómo lo asimila él?

R: Yo no creo que haya alguien perfecto. Mi sobrino es un tipo muy correcto, educado, buena gente y un muy buen jugador de tenis.

P: Hace poco salió en Expansión un artículo titulado “Un Gobierno con Pablo Isla y Rafa Nadal”. ¿Sería Nadal un buen político?

R: Me imagino que no. La primera condición en cualquier ámbito de trabajo es ser buena gente. Me da igual que seas médico, periodista o político: si tienes empatía con los demás y eres buena gente, normalmente tratarás de hacer las cosas bien. Por educación, mi sobrino no es fanático, que es algo primordial hoy en día. No ser fanático es algo que está en desuso porque la mayoría de los políticos son fanáticos, sobre todo de sí mismos. Al final es bueno si uno nace con estos principios, si los lleva consigo desde pequeño. Mi sobrino es tenista y no es político. Lo que tiene que hacer es jugar al tenis y los políticos, dedicarse a hacer el bien, a que la sociedad avance con una buena línea.

P: ¿Le parece que los políticos de ahora crispan más que ayudan?

R: El problema es que demasiada gente tiende a crispar muchas veces e intenta crispar a la sociedad. El pueblo corriente, donde yo me incluyo, no queremos crispación. Unos tienen una opinión y otros, otra. Y lo normal es que hubiera un entendimiento y un posicionamiento normal de cada uno defendiendo lo suyo y sus creencias, pero sin exagerar demasiado y sin adjetivar a los que no opinan como uno mismo. Desgraciadamente, hoy en día la tendencia es considerar un enemigo a todo aquel que no opina como quieres. Esto no puede ser ‘Estás conmigo o estás contra mí’. Mira, no: yo estoy y no estoy contigo ni contra ti. Habría que acabar con el fanatismo. El fanatismo hace que uno solo vea su posición y que no pueda entender la de los demás. Y encima lleva a muchos a pensar que cuando no opinas igual, no solo estás equivocado sino que eres mala gente. Es increíble.