Bajo el mando de Francesco Rocca 13.700.000 voluntarios de todo el mundo hacen frente a la pandemia de la Covid-19. El ejército solidario de la Federación Internacional de la Cruz Roja y la Media Luna Roja con el que se enfrenta a la mayor crisis sanitaria global desde la pandemia de la gripe española. La Federación nació inmediatamente después de la gripe española y la Gran Guerra, nos cuenta Rocca en una conversación con El Independiente. Hace un siglo se vio la necesidad de aunar esfuerzos desde la sociedad civil para dar respuesta a las emergencias humanitarias. Nació así la Liga de Sociedades de la Cruz Roja, primer nombre de la Federación que unía la Media Luna Roja y la Cruz Roja. 

Desde entonces la organización ha estado presente en todas las crisis humanitarias y con la pandemia del coronavirus ha volcado todos sus recursos. Hablamos con su presidente, Francesco Rocca, con el coronavirus en expansión por el mundo y con Europa recuperándose del impacto de la primera ola. Nos hace un hueco en su agenda y nos atiende desde Ginebra. 

Pregunta: ¿Es esta una de las crisis más grandes que han afrontado como organización?

Respuesta: Habrá habido crisis más complejas desde el punto vista político, pero en términos de complejidad, de energía y de estar cerca de la sociedad civil de las diferentes aproximaciones culturales en el terreno, en un mismo tiempo, no con sólo un país afectado sino con el mundo entero, ha sido lo más desafiante para nuestra organización que yo recuerdo. 

P: ¿Qué ha aprendido la organización estos primeros meses de la pandemia?

R: Desde mi punto de vista personal, viniendo de un país como Italia que ha estado muy afectado, tengo que decir que hemos recibido una lección de humildad. Vengo de un país que siempre ha apoyado a terceros países y en la ayuda siempre se establece una cierta relación de poder entre aquellos que ayudan y los que son ayudados, entre los que necesitan la ayuda y los que tienen la fortaleza de poder ayudar a otros. Pero con este virus ha cambiado el juego y la forma en que lo afrontamos. La primera lección es que hay que ser más humilde. Hemos aprendido qué se siente siendo el afectado por una crisis. Cuándo se produce un desastre natural vas y asistes, pero esto es un desastre global, todo el mundo tiene necesidad de ayuda al mismo tiempo y por primera vez en muchos años aquellos que normalmente son los que ayudan están afectados por la crisis.  

Los partidos políticos, estén gobernando o estén en la oposición deben crear un marco común de actuación más allá de las diferentes sensibilidades

P: ¿Qué lecciones se pueden sacar para la comunidad internacional?

Tarde o temprano acabaremos con el virus, entonces tendremos que sentarnos y discutir las lecciones aprendidas sobre el terreno y sobre las diferentes formas de abordar la situación. No me quiero referir a un país en concreto pero lo que más me asusta, que ha pasado en muchos lugares incluso en Italia, es que algunos políticos se alejaran de lo que la comunidad científica estaba diciendo. Creo que hay que poner a un lado la política, es importante hablar con una sola voz. Cuando hay una tragedia como esta los partidos políticos, estén gobernando o estén en la oposición deben crear un marco común de actuación más allá de las diferentes sensibilidades. Especialmente cuando la gente está pasando miedo y angustia y necesitan respuestas, no pueden mandar mensajes diferentes ni despreciar lo que dice la ciencia. Esa no es la mejor manera, lo único que puede hacer es alimentar el miedo y la angustia. 

Fracesco Rocca.

P: ¿Cómo se puede afrontar la crisis económica?

R: Detrás del tema principal de la salud está la cuestión económica, que también tenemos que sentarnos y ver cómo afrontarlo. Los que pagan las consecuencias son siempre los más vulnerables. Espero que cuando esto pase nos sentemos para ver lo que hemos aprendido, porque es nuestro deber moral hacerlo por los que han fallecido. Hablar de las experiencias que hemos aprendido, qué hicimos mal para mejorar o aumentar nuestra capacidad de respuesta. Esto es clave.

Esto no es como un terremoto que ocurre y después reconstruimos la economía, ahora estamos en mitad de la crisis hay un riesgo

Hay que recordar a los gobernantes que debemos encontrar un equilibrio entre las necesidades económicas de un país para reiniciar la economía y proteger la salud de la gente, porque el virus está llevándose muchas vidas todos los días y los casos siguen creciendo día a día. Especialmente ahora en partes del mundo en las que va a ser un desastre si la comunidad internacional no es capaz de ayudar. 

Estamos en un momento muy delicado porque esto no es como un terremoto que ocurre y después reconstruimos la economía, ahora estamos en mitad de la crisis, hay un riesgo muy alto de una segunda ola y hay que recordar que la segunda ola puede ser incluso peor que la primera. Así ocurrió con la gripe española, tenemos que estar preparados y los líderes tienen que considerar siempre estos dos aspectos.

P: ¿Cuál es el papel de los ciudadanos?

R: Tengo la sensación de que la gente ha tenido bastante ya con el coronavirus, que han sufrido un gran impacto sobre sus vidas y parece que sólo quieren pensar en cosas que les hagan olvidar el virus. Esto no es solo una cuestión de los líderes y de las políticas, es también una cuestión sobre el impacto psicológico en la sociedad. Hay que recordar que tenemos que llevar la mascarilla, que tenemos que respetar las distancias sociales y la gente parece que no quiere escuchar.  La gente joven no sé qué les pasa, no sé si es que el confinamiento fue muy largo para ellos pero están exagerando después de este confinamiento. 

P ¿Cómo se va a articular la cooperación con otros países?

R: A diferencia de otras crisis, en esta situación actual no se va a poder mandar expatriados para el desarrollo y la implementación de las ayudas que se envían. Hay muchos países afectados. Es muy importante, insisto, el papel que juegan los actores locales. Hay que saber cómo el dinero que se envía a estos países y a la sociedad civil de estos países se utiliza para su fin. Es necesaria mucha más transparencia. 

Es importante destacar algo de lo que casi no se habla y es el gran nivel de coordinación que se está produciendo con el coronavirus.  Hay coordinación a nivel internacional, nacional, regional y local. Las administraciones locales de la Cruz Roja son parte de siempre de estos sistemas de coordinación y lo más importante es evitar las duplicidades porque cuando hay duplicidades y falta de coordinación se pierden recursos y esto es inaceptable en una crisis como la que estamos ahora mismo.

Rocca en Italia junto con sanitarios.

P: Hemos visto que algunos países intentan acaparar la producción de vacunas y tratamientos. ¿Vamos a ver cómo una parte del mundo se vacuna y otra no?

R: No hay discusión, la vacuna tiene que estar disponible para todo el mundo. Sólo hay una respuesta para este tema, todas las demás respuestas son equivocadas. No quiero analizar nada más, esta es mi posición. Lo ha dicho de manera muy clara mi organización junto con la ONU: las vacunas y los tratamientos deben ser accesibles para todos los seres humanos. Una parte del mundo no puede ser más que la otra, eso es inaceptable, es una obligación moral de los líderes del mundo, de los gobiernos y la comunidad internacional que eso no ocurra. Sería catastrófico, desde el punto de vista moral, que protejamos una parte del mundo y otra parte se las apañe sola, sin tener acceso a las vacunas o tratamientos.

No hay discusión, la vacuna tiene que estar disponible para todo el mundo

Es importante que los líderes transmitan mensajes que sean correctos para el bien de todos, no sólo a  nivel nacional, sino a nivel internacional. Es responsabilidad de los líderes hacer llegar a los países con menos recursos los tratamientos de las vacunas. No podremos superar la crisis si dejamos fuera otra parte del mundo, no podríamos sobrevivir a su angustia  y a su ira si les abandonamos. Ahora estamos compartiendo el dolor, estamos compartiendo el miedo, si vas a Italia, España o Bangladesh el ciudadano común está viviendo la misma situación. Toca compartir la humanidad, esta es la razón por la que los líderes tienen que entender que no podemos hacer diferencias. El mundo entero está viviendo el mismo desafío, nadie puede ser excluido.

P: La crisis ha dejado de lado otros importantes problemas que han quedado relegados a un plano secundario en muchos países.

R: Para los que están viviendo bajo las bombas no es un problema secundario, ellos dicen vosotros estáis viviendo con el virus, pero nosotros estamos viendo con el virus y bajo las bombas o teniendo problemas con poder alimentar a sus hijos o escapando de conflictos armados o de la falta de comida o del cambio climático, etc. Esto es algo que para ellos es una prioridad, como todas ésas personas que están atrapadas en las fronteras. Nosotros como humanitarios tenemos una responsabilidad que no podemos esquivar. Es importante que, como ha dicho la ONU, se produzca un alto el fuego en todos los conflictos y se deje acceder a los humanitarios a asistir a aquellos que lo necesitan con medicinas y alimentos. Pero no está ocurriendo, hay gente que está bajo un gran sufrimiento.