El presidente de Bielorrusia, Alexander Lukashenko, ha anunciado este martes el despliegue de unidades de combate de las Fuerzas Armadas en la frontera occidental tras las declaraciones críticas de otros países sobre la crisis postelectoral, que según el mandatario evidencia un intento de la oposición por "tomar el poder" a toda costa.

El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, ha expresado su apoyo este martes al presidente de Polonia, Andrej Duda, con el que ha mantenido un contacto telefónico a cuenta de la crisis en Bielorrusia, después del movimiento de Minsk.

Según un comunicado de la Alianza Atlántica, Stoltenberg y Duda han convenido que la OTAN está vigilante y preparada para repeler cualquier agresión contra uno de sus aliados. Han subrayado además que Minsk debe mostrar respeto por los derechos fundamentales, incluyendo las libertades de expresión y manifestación.

"Dicen: 'somos pacíficos, somos buenos, no queremos ningún enfrentamiento'. Esto no es del todo cierto. Es una cortina de humo", ha afirmado por su parte Lukashenko, que en estos últimos días ha denunciado que existen injerencias extranjeras ocultas tras la mayor ola de manifestaciones de la historia reciente en Bielorrusia.

El presidente ha recriminado a la oposición política, que denuncia fraude en las elecciones del 9 de agosto, que haya hecho un frente común y ha sugerido que podría actuar contra ellos "en cumplimiento de la Constitución". "Piden nada más y nada menos que les entregue el poder (...). Esto es un intento de tomar el poder, con todas las consecuencias que conlleva", ha advertido, según la agencia de noticias oficial BelTA.

Lukashenko ha encabezado este martes una reunión del Consejo de Seguridad bielorruso para analizar la actual situación, "no solo dentro del país, sino también fuera". En los últimos días se han sucedido los mensajes de países europeos críticos con el proceso electoral bielorruso y con la represión posterior de las protestas.

Ejército en 'alerta'

Al presidente le preocupa "especialmente" la situación fronteriza, después de que "algunos ciudadanos" temiesen "un empeoramiento de la situación" en la parte oeste, donde se encuentran ubicados los países bálticos y Polonia, algunos de los más críticos con la posición oficial de Minsk. En este sentido, considera que hay movimientos internos y externos "coordinados". La opositora Sviatlana Tsikhanouskaya, de hecho, se encuentra actualmente en Lituania.

"Representantes de países occidentales, entre ellos algunos jefes de Estado que ni siquiera saben dónde está Bielorrusia ni lo que está pasando, han hecho declaraciones", ha afirmado Lukashenko, que ha confirmado contactos con el Ministerio de Defensa. "Gracias a Dios, hemos reaccionado y desplegado unidades de combate en las fronteras occidentales y las hemos puesto en alerta", ha apostillado.

Lukashenko ha encontrado en su homólogo ruso, Vladimir Putin, su principal valedor en estos últimos días. Putin ha advertido este martes en sendas llamadas con el presidente de Francia, Emmanuel Macron, y la canciller de Alemania, Angela Merkel, en contra de cualquier injerencia o presión sobre Minsk.

El mandatario bielorruso ha descartado por ahora hacer concesiones a la oposición, más allá de una vaga alusión el lunes a compartir el poder. Al menos dos personas han muerto desde el inicio de las protestas y miles han sido detenidas, si bien la mayoría fueron liberadas el lunes, según dijo la Fiscalía.