"No nos va a quedar más remedio que encerrar a la gente en museos o bibliotecas y hacer un programa de televisión". Esta es una de las soluciones que Carlos del Amor proponía como respuesta a la carencia de espacios dignos dedicados a la cultura en televisión, en una entrevista para El Independiente.

El periodista, Responsable del Área de Cultura de los Servicios Informativos de RTVE, lleva al menos 20 años dedicado en cuerpo y alma a este ámbito. En el camino ha aprendido que es preferible "hacer una ‘audiencilla’ digna" con un producto del que se "sienta orgulloso" a tirar por otros atajos, que un cuadro puede tener varias lecturas "según los ojos que lo miren" y que "falta valentía" para atreverse a emitir en televisión programas culturales en horarios que no sean "residuales y marginales".

En este tiempo, el comunicador, también ha escrito dos novelas, un libro de relatos y ahora presenta Emocionarte. La doble vida de los cuadros, en honor a todas las curiosidades almacenadas en apuntes sobre 35 obras de diferentes exposiciones que cubrió para la cadena pública.

Ahora Del Amor habla de dicha obra, de las polémicas a las que se ha enfrentado TVE estos meses, opina acerca de las acusaciones y críticas de algunos políticos a su telediario y confiesa lo que sintió al recibir el Premio Espasa 2020.

P.- En este libro trata el arte, y la cultura en general, desde los sentimientos y las emociones más allá del análisis objetivo de las obras, respecto a esto… ¿Cree que la educación cultural está siendo la correcta en España en niños y adolescentes o existe algo de carencia vocacional?

R.- Hay una determinada franja de edad que se me escapa ahora mismo, pero lo que yo sé es que nunca será suficiente que te eduquen en la cultura y en las artes. La responsabilidad que tiene un profesor es tremenda, porque todo dependerá de cómo despierte esa curiosidad, de cómo cuente un cuadro o una historia, y provocar en un joven o en un niño ese chispazo que despierte la pasión para que haya futuros visitantes de museos o futuros lectores con espíritu crítico… Es algo que hay que trabajar desde la infancia y adolescencia. Que aprendan que admirar un cuadro no es una obligación, sino un placer. Educar en saborear esos placeres es lo fundamental.

P.- ¿En su caso fue así?

R.- He tenido algún profesor que sí me llevó por ese camino, pero luego recuerdo a otros con los que solo estaba deseando que se terminara la clase e irme a jugar al fútbol o a lo que fuera. Recuerdo profesores de arte o de literatura que te explicaban El David de Miguel Ángel, por ejemplo, y te lo explicaban de una manera, que cuando tú tienes 13 o 14 años, llegas a ver como “bah, una estatua más”.

Cada cuadro cambia en función de los ojos que lo miren

Sin embargo, cuando te explican cómo es su historia o sus proporciones, o en el caso de la Capilla Sixtina las dificultades que hubo, las curiosidades… Es una forma de contarlo que de repente se queda en ti y despierta esas ganas de saber y conocer más. Hay que contar las cosas, como en todo, no desde la obligación, sino desde el abrir una ventana al disfrute que puede suponer una obra de arte.

P.- Respecto a Emocionarte, ¿cuándo decide embarcarse en el proyecto y por qué?

R.- Porque después de un par de novelas y de un libro de relatos, me apetecía pisar uno de los terrenos que más conozco, que es el de la cultura y el arte, y el poder hacer algo más cercano al ensayo que a otra cosa, porque digamos que es un mundo en el que me muevo más asiduamente. A lo largo de 16 años, he cubierto cientos de exposiciones y en cada una te cuentan una cosa que se te va quedando, como al niño que eras y se te va quedando, se te va quedando y vas anotando… Y acumulas una serie de curiosidades e historias que rodean a obras de arte que bueno, te planteas en ponerlas negro sobre blanco. Además, te permite jugar también con un primer relato de ficción de cada cuadro, para luego pasar a los hechos reales puros y duros.

El hacer de cada cuadro una ‘mininovela’, o un relato de ficción me apetecía mucho, es una consecuencia lógica de lo que me gusta hacer día a día. En mi día a día me tengo que quedar en un minuto de telediario, y quería ahondar en los cuadros de otra manera, más profunda.

P.- ¿Por qué ha seleccionado concretamente estas 35 obras y no otras?

R.- Yo sabía ya de antemano por la experiencia cubriendo exposiciones, las historias de detrás curiosas, que a mi me lo parecían, y a las que sentía que había que darles forma. Era cuestión de ordenarlas, ordenar también las ideas, y bucear en esas historias, porque cada uno de esos cuadros podría ser una novela o una película.

P.- ¿Cree que es un ensayo que en función de quién lo lea puede ser entendido o interpretado de diferentes formas?

R.- Si, pienso que además cada cuadro cambia en función de los ojos que lo miren. A ti por ejemplo un cuadro te puede despertar, primero unas emociones, que van desde el estremecimiento, la alegría, la tristeza o el cabreo… Y en ti despertará unas y en mi otras.

Nativel Preciado me dijo que le había encantado y que ganaba por unanimidad

Pero sí es cierto que cada relato de ficción tiene el poso de los hechos reales, he intentado recrear la escena de los hechos, per por ejemplo si yo digo que Vermeer no quería bajar a pintar a la calle, puede ser una licencia, pero es verdad que tiene dos exteriores, o muy pocos exteriores, y es porque debía ser perezoso… Entonces sobre esa premisa construyo el relato de ficción, pero parto del hecho real de que Vermeer no quería salir mucho a la calle y se sentía más cómodo entre cuatro paredes.

Si digo que Suzanne Valadon era trapecista, o que trabajaba en un circo y tuvo una caída es porque es verdad, pero luego ya hay muchas licencias, que entre el público justo ese día estuviese Toulouse- Lautrec, pues puede ser porque estuvo algún día, pero no sé si ese día.

P.- Este año ha ganado el Premio Espasa 2020, ¿se imaginaba lográndolo?

R.- No, no te imaginas nunca ganando un premio, y si haces algo pensando en que vas a ganar un premio, caerás en una decepción. A mi lo que más ilusión me hizo fue hablar con el jurado. Cuando me llamaron y se empezó a poner uno a uno cada miembro… Se puso Nativel Preciado y me dijo que le había encantado y que era por unanimidad, que no han tenido dudas, o cuando me llama Leopoldo Abadía desde Barcelona y te dice “me ha gustado mucho, fue mi apuesta también”, te hace mucha ilusión. Además, que sea por unanimidad y con gente a la que respetas mucho.

P.- Respecto a su trabajo en televisión, ¿cómo se encuentra el papel de la cultura actualmente en este medio?

R.- No hay suficiente espacio para la cultura en televisión, no estoy descubriendo la pólvora, solo hay que cambiar de canal y comprobar que, salvo honrosas excepciones, solo la televisión pública, por suerte, porque es en la que trabajo yo y por deber, por ser pública, es la que tiene una mayor calidad en contenidos culturales. Nosotros en los telediarios miramos porque haya espacio para la cultura más allá de la actualidad esta que nos invade y nos arrolla cada día.

Yo creo que lo que hace falta también son más programadores valientes, más gente valiente que se atreva a apostar por un contenido cultural en un horario que no sea marginal.

P.- ¿El prime time no es para la cultura?

R.- No se atreve nadie. Yo creo que, si alguien se atreviera con una buena entrevista a un personaje de la cultura, o con un programa… Tú oyes a Dalí hablar en A Fondo, y ningún personaje del circo mediático actual igualaría a Salvador Dalí, los dejaría a todos en nada. En esos A Fondo oyes a Cortázar hablar y es todo un espectáculo. Eso traído a la actualidad y con los medios actuales, en un programa donde haya una entrevista, diferentes contenidos culturales a la vez, o música en directo… Hay muchas fórmulas para hacer cultura en televisión y apostar por ella.

Hace falta gente valiente que se atreva a apostar por un contenido cultural en un horario que no sea marginal o residual

El otro día veía una entrevista de Buenafuente, y venga a hablar Beethoven, y más Beethoven, y era un contenido eminentemente cultural, y sumamente entretenido. Yo creo que se puede hacer. Yo hice un documental de Dalí hace ya unos años, que bueno, tuvimos la suerte de que ganara premios en varios países, y se emitió en La 1 en pos-prime time, pero hizo una audiencia muy decente.

Ahora o prefiero hacer una ‘audiencilla’ digna y que sea un producto del que me sienta orgulloso a tirar por atajos que te van a dar un pelín más, porque la franja está muy repartida, y no te de ese orgullo de haberlo hecho.

P.- En los últimos tiempos, los datos de audiencia más elevados se los están llevando en gran parte los realitys y programas de entretenimiento puro, ¿qué opinión tiene sobre esto?

R.- No lo sé, al final si la gente lo demanda, esa gente también merece respeto. Lo que no sé es si a esa gente se le diera otro producto, si lo demandaría o encontraría un valor añadido. Si no, no va a quedar otro remedio que encerrar a gente en museos y hacer un programa o encerrar a gente en bibliotecas y hacer un programa.  La audiencia siempre es soberana y puede demandar ciertas cosas, la cuestión es… Si la oferta la abrimos, ¿consumirían de estos otros territorios, menos transitados?

P.- Sin embargo, TVE sí que ha apostado en reiteradas ocasiones por un espacio cultural para competir con otras cadenas en la misma franja horaria y no ha alcanzado sus datos…

P.- Al final somos animales de costumbre, y si te dan algo terminas acostumbrándote y volviéndote cómodo. Pero si apuestas por un contenido y vas aceptándolo y sigues a pesar de que el primer día no funcione como esperabas quizás sí que termine acostumbrándose…

Estamos ante el peor año de nuestras vidas, el peor año de una generación, y estamos normalizando que se mueran 150 personas al día

Esa sería mi apuesta. Pero como no voy a ser directivo de ninguna tele, ni me van a contratar de programador… Yo creo que se puede. Se puede hacer una televisión mejor y tener audiencia.

P.- En una época como la actual, hay personas que comienzan a estar cansadas de malas noticias y muchas han denunciado que se esté apostando por una supuesta “cultura del miedo” en los medios, a la que se suma una elevada ‘desinformación’ por la contradicción y ‘lío’ en las noticias… Como Jefe Adjunto del Área de Cultura de un telediario, el de TVE, ¿qué opina?

R.- No sé los titulares como eran…Pero es que la situación es alarmante. Estamos ante el peor año de nuestras vidas, el peor año de una generación, en el que cada día mueren cientos de personas… Y lo estamos normalizando. Estamos normalizando que se mueran 150 personas al día. Hubo días en los que yo iba a trabajar y escuchaba “950 muertos” y no puede ser. No podemos querer vivir como hace diez meses, con algo así fuera que está matando. Y es responsabilidad de todos.

Cuando las noticias son malas, son malas y no se pueden maquillar. Es más, maquillar las noticias malas es un acto de irresponsabilidad informativa. No creo que sea lo que debamos hacer.

No conozco mucho como lo han hecho otras cadenas porque como he trabajado todos los días, yo estaba en la mía (TVE) y creo que lo ha hecho desde un ejercicio de responsabilidad y escrupulosidad muy admirable en tiempos en los que era difícil incluso el trabajar.

P.- ¿Y sobre lo que ocurrió con Lorenzo Milá al principio de la pandemia? Se sumó a la opinión de que era una gripe y recibió miles de mensajes de apoyo, que a su vez se convertían en críticas para aquellos que daban una mayor importancia al virus…

R.- El trabajo de un periodista es ir, ver y contar. En ese momento los datos eran aquellos, la información era aquella, y lo que se veía en el terreno en el que él estaba era eso. Luego la realidad cambia.

TVE ha hecho un ejercicio de responsabilidad y escrupulosidad muy admirable

Yo puedo salir ahora a la terraza y si me preguntan que si hay posibilidades de que caiga una bomba pues… No sé, creo que no, veo un avión, pero que caiga una bomba no te lo puedo asegurar yo. Te das la vuelta y cae la bomba y te empiezan a decir “joder, mira este que dijo que no…”.

A lo que no se puede jugar siendo periodista es a adivinar el futuro, tienes que ceñirte a lo que te están contando, e imagino que a Lorenzo lo que le contaron era eso, él estaba viendo eso también y ya. Luego la situación cambio y estuvo contando la situación que vivían los hospitales en Milán … Todo ahora es viral, y todo se puede convertir en un tuit. Es por otra parte un grandísimo del que he aprendido, sigo y espero seguir aprendiendo mucho tiempo.

P.- En estos últimos meses se han producido muchos cambios en TVE que han provocado polémicas importantes, ¿qué le ha parecido esta reorganización?

R.- Bueno, se han producido cambios en las corresponsalías… Yo creo que hay gente que no ha tenido el privilegio de ser corresponsal, como yo. A lo mejor hubiese firmado al principio de mi carrera profesional por 15 años de corresponsalía en diferentes ciudades y al cumplirse estos volverme a Madrid. Yo creo que los corresponsales, desde el primero momento en que les nombran saben que su destino puede cambiar.

En los últimos tiempos se hacen telediarios impecables

Lo que tienen que hacer es disfrutar de haber sido corresponsal de TVE con la potencia que tiene una televisión pública en el extranjero, y disfrutar de eso y no… No sé, creo que es ley de vida. Si a mi me nombran jefe de cultura pues me ‘desnombran’ también, fui presentador de La 2 Noticias un año, y al año siguiente no. Desde el primer momento que te nombran en una cosa estás empezando a irte.

P.- En un reportaje que se hizo en este diario, los corresponsales afectados colaboraron y alguno de ellos lo que reprochaba eran las formas más que el hecho en sí del cambio…

R.- No sé lo que ellos demandaban, no los conozco más allá de verlos por la tele. Conozco a los que se han ido porque he convivido con ellos. Con Diego Arizpeleta, que es estupendo y lo hace de maravilla, por ejemplo. A ellos como han estado siempre fuera de corresponsales, al final no les conozco…

P.- ¿Qué opina de las críticas por parte del PP y Vox por las que se acusaba al telediario y magazine matinal de “estar al servicio del régimen”?

R.- En los últimos tiempos se hacen telediarios impecables. La prueba de ello por ejemplo el otro día lo pensaba, y es que entré en Twitter y de repente vi un tuit de alguien de izquierdas, muy de izquierdas, que criticaba ferozmente al telediario de TVE por dar voz a determinados partidos y por criticar al Gobierno…

Inmediatamente debajo había un tuit de derechas, criticando también ferozmente al telediario porque era pro-Gobierno de Coalición. Eso en dos tuits separados por segundos. Creo que si te critican de un lado y te critican de otro ferozmente es que algo igual estás haciendo bien.

Lo que yo siento ahora mismo en la redacción es que sí, los telediarios tienen fallos, muchos, eso seguro, pero se hacen con mucha honestidad.

P.- ¿Qué proyectos están en su mente a corto plazo?

R.- Otro libro no. Aún tengo que terminar de escupir este y hacer la digestión. Ahora tocan unos días charlando con los medios sobre el libro, vuelta a la tele y mi día a día normal…No tengo ningún proyecto, si me ofrecen algún proyecto como el año pasado con Atención Obras, algún programa así relacionado con la cultura donde me sienta cómodo… Si no está leyendo algún jefe mío pues... Abierto estoy.