Esta semana Norma Duval hace doblete en televisión. Si este mismo lunes se dejó ver en La 1 haciendo llorar a Lydia Lozano diciendo que parecía un "paquetillo" durante su actuación en Baila como puedas; la infancia de la exvedette protagoniza la última entrega de El camino a casa.

En el programa presentado por Albert Espinosa en La Sexta, disponible en Atresplayer y en la cadena desde las 22:30 horas; la actriz repasará una infancia marcada por el trabajo de su padre, que hizo que viviera en la madrileña Colonia Militar de Cuatro Vientos pese a haber nacido en Barcelona; y por su tesón.

La exvedette contó que su padre, militar, le enseñó gran parte de sus valores y fue muy escéptico cuando ella confesó que quería ser artista, pero también cuando se planteó ser militar como él y especializarse en el Ejército del Aire, pues soñaba con tirarse en paracaídas, algo con lo que había estado muy familiarizada.

Sin embargo, su madre, Purificación Aguilera, que falleció en 2021, sí que apoyó su carrera artística. Según contó, fue ella quien la acompañó a una agencia situada en Gran Vía para empezar su carrera como modelo y vedette.

Pero, pese a su imagen, carisma y valentía, algo se interponía en su carrera: se llamaba, como su madre, Purificación. De hecho, hasta que empezó su carrera, todo el mundo se refería a ella como Puri. "Siempre tuve dentro a Norma Duval, pero no pude desarrollarla hasta los 16-17 años", comenzó a recordar la artista.

Fue Fernando Butragueño el representante que le recomendó el cambio de nombre, basándose en que Purificación expresaba exactamente lo contrario a lo que Norma buscaba transmitir en sus primeros trabajos.

Según dijo, el representante, sin parar de fumar, se puso a escribir un montón de nombres sobre un papel. Y de todos ellos el que más sedujo a la todavía Purificación fue Norma Duval. "Norma es por el grupo Norma Jean y Duval por La dama de las camelias", recordó, en alusión a Armando Duval, el personaje del que estaba enamorada la protagonista de la novela, Margarita Gautier.

Y nunca se arrepintió de elegir ese nombre. De hecho, aseguró que ese Duval le vino genial en su etapa en Francia. Allí vivió alguno de sus mayores hitos profesionales, como cuando, tras consagrarse como actriz de revista en España, en 1980 fue primera vedette del centenario teatro parisino Folies Bergère, por donde habían pasado estrellas como Mata Hari, Joséphine Baker y Frank Sinatra.

Duval fue la segunda española que conseguía ser cabeza de cartel de dicho local, tras la Bella Otero. Norma fue una de las últimas estrellas de la revista tradicional, un tipo de espectáculo que durante esos años se encontraba en decadencia y que se mantenía fundamentalmente gracias a los turistas que visitaban París.