Este sábado Miguel Ricart, condenado por el triple crimen de Alcàsser, ha sido identificado por la Policía Nacional en una vivienda okupa de Madrid, según ha adelantado La Sexta. Ricart salió de prisión en 2013 y por el momento ya no tiene cuentas pendientes con la Justicia a pesar de que en 1997 fuese condenado a 170 años de prisión tras haber sido declarado culpable del secuestro, tortura, violación y asesinato de las tres adolescentes, Miriam, Toñi y Desirée.

La aplicación de la doctrina Parot favoreció su temprana puesta en libertad, tras la que ha intentando mantener una vida anónima pero en la que ha seguido defendiendo su inocencia.

Ricart no fue el único sospechoso del caso. También se considera autor del triple asesinato a Antonio Anglés, el gran misterio de la negra trama de Alcàsser.

Anglés siempre fue un criminal y un escapista. A principios de los años 90 ya había pasado por la cárcel por secuestrar y golpear a una mujer de 20 años. En 1992 recibió un permiso penitenciario de una semana que aprovechó para escapar.

Fue ya en esa situación de búsqueda y captura cuando cometió el crimen de Alcásser junto a Miguel Ricart, según probó la sentencia. Pero Anglés nunca fue capturado. No estaba en casa cuando la Guardia Civil irrumpió en su hogar originalmente y acabó deteniendo por error a su hermano Enrique.

Estuvo cerca de ser detenido en una estación de Villamarchante, pero consiguió escapar. Fue visto en su huida en Minglanilla (Cuenca), donde robó una furgoneta a punta de pistola. Nada más se sabe de cómo continuó su trayecto, pero el último lugar del que se tiene constancia de su presencia es Lisboa, en marzo de 1993, cinco meses después del triple asesinato de Alcàsser.

Desde que desapareció, se desconoce el paradero de Antonio Anglés. La teoría principal es que embarcó en Lisboa como polizón en el barco City of Plymouth, con destino a Dublín. Allí habría sido descubierto por la tripulación y encerrado en un camarote del que, de algún modo, logró escapar tirándose por la borda cerca del puerto irlandés. A partir de ahí se desconoce su suerte: si murió ahogado o si consiguió escapar de nuevo.

Lo cierto es que en febrero de 2020 un juzgado de Alzira pidió, tras un informe de la Policía, tomar declaración a Kenneth Stevens, capitán del City of Plymouth, que en entrevistas televisivas había declarado que Anglés contó con ayuda de la tripulación para escapar del barco. "Alguien tuvo que dejarle salir", reveló en 2018 el capitán del buque ya jubilado.

En el libro El fugitiu, de Genar Martí y Jorge Saucedo, los reporteros de Equipo de Investigación de La Sexta narran paso a paso la fuga de Anglés desde que se descuelga con unas sábanas del cuarto piso de su casa de Catarroja, en Valencia, la noche del 27 de enero de 1993, hasta su aún extraña desaparición el 24 de marzo de ese mismo año en las aguas del puerto de Dublín.

La lectura invita a pensar que quizá Anglés no muriera tras saltar del 'City of Plymouth' y alcanzara a salvo los espigones del puerto o alguna de las playas cercanas. Otras teorías señalan que Anglés pudo embarcar en Lisboa con destino a Brasil, donde podría haber entrado con facilidad por su nacionalidad hispano-brasileña el criminal nacido en Sao Paulo en 1966.