Clece es una de las empresas españolas más comprometidas con la inclusión laboral de colectivos desfavorecidos. Actualmente, el diez por ciento de sus más de 80.000 empleados son mujeres víctimas de violencia de género, personas con discapacidad o personas en riesgo de exclusión social. Hace seis años, esta compañía dio un paso más en su compromiso social con la creación en Madrid de la primera Unidad de Apoyo interna para atender las necesidades específicas de estos trabajadores. Una iniciativa pionera que ya ha extendido a buena parte del territorio nacional.

¿Qué es la Unidad de Apoyo?

Se trata de un grupo de profesionales de diversas disciplinas, desde trabajadores sociales a psicólogos, que acompañan a los miembros de colectivos vulnerables en su proceso de incorporación a un nuevo puesto de trabajo, así como en su progresión en el mismo. Esta figura, creada por ley en 2006 bajo el nombre de Unidades de Apoyo a la Actividad Profesional, surge en los Centros Especiales de Empleo, organismos dependientes de las administraciones o de entidades sociales que se encargan de mediar para que estas personas consigan un empleo productivo y remunerado adecuado a sus circunstancias y características.

Clece, que colabora con más de 350 entidades de toda España para facilitar la inclusión laboral de personas procedentes de colectivos vulnerables, integró en Madrid su primera Unidad de Apoyo al detectar la conveniencia de acompañar a algunos de sus trabajadores desde el seno de la propia compañía. Se trata de estar a su lado durante su incorporación, facilitar su adaptación al puesto de trabajo, garantizar sus necesidades y limitar su exposición a situaciones discriminatorias. Porque si para cualquiera es difícil empezar en un sitio nuevo, mucho más para personas procedentes de estos colectivos, como explica Mercedes Ortega, de la Unidad de Apoyo de Andalucía, Extremadura, Ceuta y Melilla.

¿Cómo funciona?

La Unidad de Apoyo diseña un plan completo de acompañamiento, personalizado en función de las necesidades de cada persona. La atención y el seguimiento son especialmente necesarios en los primeros días. En interlocución con los responsables del centro de trabajo y con el propio trabajador, el personal de la Unidad de Apoyo analiza su grado de adaptación e interviene si es necesario para resolver las dificultades que pueda encontrar.

La Unidad de Apoyo es la encargada de facilitar soluciones a los problemas que surjan en el desarrollo de la actividad de los trabajadores: puede solicitar un cambio de horario o de centro de trabajo, o mediar en conflictos con otros compañeros. Pero también les auxilia y asesora en cuestiones que van más allá de la estricta actividad laboral, interesándose por su salud y prestándoles ayuda en gestiones administrativas. El objetivo es garantizar su estabilidad y que el trabajo les permita mejorar su vida.

Desde el primer día, la persona se siente respaldada y acompañada. Puede contar con sus profesionales, que se interesan por su evolución con visitas, llamadas y mensajes. La comunicación es fluida y constante. Se trata de que el trabajador cuente con la tranquilidad necesaria para dar lo mejor de sí mismo en un entorno laboral seguro y favorable que fomente su autonomía y propicie su inclusión.