Las mujeres en Marruecos enfrentan una realidad compleja y multifacética, marcada por un fuerte contraste entre lo urbano y lo rural, así como por la persistencia de tradiciones ancestrales y los cambios que la modernidad ha comenzado a traer al país. Entender la vida de las mujeres en este contexto implica una inmersión profunda en una sociedad donde la religión, la cultura y la historia se entrelazan de manera intrincada.
El papel de la mujer en Marruecos
En las ciudades principales como Rabat, Casablanca o Marrakech, las mujeres marroquíes han comenzado a abrirse paso en la sociedad. El acceso a la educación ha sido un pilar fundamental en este avance, permitiendo a las mujeres ingresar en el mundo laboral y obtener una mayor independencia. Sin embargo, a pesar de estos progresos, todavía enfrentan barreras significativas, como el techo que limita su acceso a puestos directivos y mejores remuneraciones. Aun así, se observan signos alentadores: cada vez más mujeres ocupan cargos en instituciones públicas y cuerpos de seguridad, desafiando las normas tradicionales.
Por otro lado, en las zonas rurales, el papel de la mujer sigue siendo mayormente tradicional. Aquí, las mujeres son las figuras centrales del hogar, responsables tanto de las tareas domésticas como del trabajo en el campo. No obstante, su participación en la sociedad está supeditada a los hombres, y su acceso a la educación y a oportunidades laborales fuera del hogar es limitado. Este contraste entre lo urbano y lo rural refleja las dos velocidades a las que se mueven las mujeres en Marruecos, donde las más educadas y urbanas disfrutan de libertades que aún son inalcanzables para sus contrapartes rurales.
Vestimenta de las mujeres en Marruecos
La vestimenta en Marruecos es otro aspecto que revela la diversidad y complejidad de la vida de las mujeres en el país. La mayoría de las marroquíes optan por usar el hiyab, acompañando sus atuendos tradicionales como la chilaba o la takchita. Sin embargo, especialmente en las ciudades, es cada vez más común ver a mujeres jóvenes vestidas con ropa occidental, como pantalones o vestidos cortos, marcando un cambio significativo en la sociedad. El uso del burka es prácticamente inexistente en Marruecos, siendo visto como una prenda que no representa ni su cultura ni su religión. El niqab, aunque presente, es también poco común, y su uso está prohibido en lugares públicos en varios países europeos.
Derechos y libertades
Uno de los momentos clave en la historia reciente de Marruecos fue la llegada al trono de Mohamed VI en 1999, quien sorprendió al país con su enfoque progresista hacia los derechos de las mujeres. Desde entonces, ha habido reformas significativas, como la adopción de la nueva Mudawana o Código de Familia en 2004, que estableció la igualdad de derechos y deberes entre hombres y mujeres en varios aspectos. Este código aumentó la edad mínima para el matrimonio a los 18 años, otorgó a las mujeres el derecho a elegir a su esposo y a solicitar el divorcio, y eliminó la figura del wali, o tutor masculino, que limitaba severamente sus libertades.
Sin embargo, a pesar de estos avances, la lucha por la igualdad de género está lejos de ser completa. Más del 60% de las mujeres en Marruecos reporta haber sufrido algún tipo de violencia, ya sea psicológica, económica, laboral o sexual. Las denuncias por discriminación, violaciones y abusos son comunes, pero a menudo son ignoradas por las autoridades. Además, temas como la herencia siguen siendo un punto de controversia, ya que según la ley islámica, las mujeres solo reciben la mitad de la herencia que les correspondería a sus hermanos varones.
En Marruecos, el matrimonio y las relaciones están fuertemente influenciados por la religión. El Corán prohíbe a las mujeres musulmanas casarse con hombres no musulmanes, a menos que estos se conviertan al Islam, lo que sigue siendo una realidad ineludible para muchas. La poligamia, aunque permitida por la ley, ha disminuido significativamente debido a las restricciones legales y sociales, así como a la difícil situación económica.
Por tanto, la vida de las mujeres en Marruecos es un reflejo de un país en transición, donde el choque entre tradición y modernidad define su día a día. Aunque los avances son notables, especialmente en las zonas urbanas, aún queda mucho camino por recorrer para lograr una verdadera igualdad de género en todos los aspectos de la vida. Las mujeres marroquíes continúan luchando por sus derechos, enfrentando desafíos que, aunque grandes, no son insuperables.
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