La Policía Nacional ha desarticulado una banda criminal dedicada a la extorsión en línea, resultando en la detención de diez individuos. Las capturas se distribuyeron en varias localidades: cuatro en Albacete, tres en Castellón y tres adicionales en Gandía (Valencia). Se les vincula con una red que explotaba la búsqueda de relaciones sentimentales en internet para luego coaccionar a sus víctimas.

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Según informa la agencia Europa Press, la operación policial se puso en marcha tras múltiples denuncias de afectados. Estos individuos relataron que habían contactados con supuestas mujeres a través de plataformas digitales "con fines amorosos". Sin embargo, la situación daba un giro siniestro cuando, tras un breve intercambio, las víctimas comenzaban a recibir amenazas veladas o directas. Estas coacciones no solo apuntaban a un posible daño personal, sino que también se extendían a sus familiares, exigiendo el pago de sumas de dinero para evitar las represalias, según detalla el comunicado de la Jefatura Superior.

Los extorsionadores justificaban sus demandas alegando que la víctima, tras el contacto inicial con la supuesta pareja, se había retractado y no había querido seguir adelante con la "relación", lo que generaba una supuesta "deuda" a saldar.

El modus operandi

La investigación ha revelado la compleja estructura organizativa de esta red criminal. Los detenidos operaban en grupos con roles definidos, pero con una particularidad clave: la rotación de funciones dependiendo de la víctima y el momento del proceso de extorsión.

Inicialmente, uno de los miembros asumía la identidad de un tercero para contratar servicios telefónicos. Desde estas líneas, se establecía el contacto inicial con la víctima, sentando las bases del engaño.

Una vez enganchada la víctima, entraba en escena el extorsionador. Este individuo era el encargado de la presión directa: emitir las amenazas, exigir las cantidades de dinero y proporcionar las instrucciones precisas sobre cómo y dónde realizar los pagos. La Jefatura Superior destaca la meticulosidad con la que se gestionaban estos detalles para asegurar el cobro.

Finalmente, el círculo se cerraba con la persona que ofrecía el soporte bancario. Este rol lo desempeñaba el titular de la cuenta a la que la víctima debía transferir el dinero, completando así el ciclo de la extorsión. La rotación de estos roles dificultaba la identificación individual y la desarticulación de la red.

Una víctima estafada por más de 11.000 euros

El impacto de esta red de extorsión fue devastador para sus víctimas. Un caso particularmente notorio involucra a una persona que, bajo la constante amenaza y el temor a las represalias, llegó a entregar a los delincuentes una cifra superior a los 11.000 euros. Solo después de ser aconsejada por las autoridades, esta víctima se decidió a presentar la denuncia.

Tras una investigación minuciosa de año y medio, la Policía Nacional logró desmantelar la organización, deteniendo a diez individuos. Se les imputan delitos de extorsión, pertenencia a grupo criminal y usurpación de estado civil, evidenciando la complejidad y gravedad de sus operaciones.

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