Según ha informado el diario deportivo Sport, Josep Maria Bartomeu ha comunicado su dimisión como presidente del FC Barcelona esta misma tarde, una decisión conjunta con el resto de su directiva. La noticia ha saltado a 24 horas de que los catalanes se enfrenten a su partido de Liga de Campeones contra la Juventus, un encuentro en el que Cristiano Ronaldo no estará disponible por haber dado positivo en Covid-19.

En la comparecencia que dio este mismo martes cerca de las 21 de la noche confirmó su «dimisión y la de toda mi junta directiva». En ella, justificó que fue una decisión «meditada», y no ha admitido preguntas de los medios.

Sin votación y sin preguntas

De esta forma, Bartomeu evita someterse a la votación que amenazaba con separarle del cargo. A pesar de que este pasado lunes admitió que no tenía intención de dejar la presidencia, la realidad ha sido bien distinta.

El ya expresidente del Barcelona ha cargado duramente contra la Generalitat, que no puso ningún impedimento a dicha votación organizada en el órgano de Can Barça.

Bartomeu ha admitido que «estas decisiones, además de contradictorias, son irresponsables. Nosotros sí actuamos con responsabilidad y en la situación actual no se puede convocar una votación».

La Generalitat le ha exigido que «la votación sea descentralizada. Raso y corto. No hace ninguna mención a los 15 días para organizar la complicada logística necesaria para esta votación en 21 sedes», señaló en referencia a la carta que ha recibido de la sede del Gobierno catalán.

Honor, desasosiego y "futura Superliga Europea"

También ha admitido que «ha sido un honor servir a este club», pero que a la vez se «me ha insultado y amenazado, a mí y a mi familia. También a mis compañeros de junta», admitió.

Después, para terminar de dinamitar la noticia en plena noche de Liga de Campeones, el expresidente del Barcelona señaló que el Barcelona había aceptado participar en una "futura Superliga Europea que garantizará la sostenibilidad económica del club", una decisión que ha vuelto a ponerse sobre la mesa en los últimos meses tras la convulsa situación que el fútbol atraviesa: sin aficionados y con contratos televisivos que presentan un apretado calendario de encuentros.

Las reacciones a su dimisión no tardaron en llegar, como indica La Vanguardia, el expresidente Joan Laporta ha declarado que «¡Ya era hora! Por fin se abren los caminos para rehacer el Barcelona».

Ilusiones, cambios y 22 títulos

«Espero que el tiempo ponga en valor los activos de los últimos 10 años, como los 22 títulos conseguidos por el equipo de fútbol», continuó contando en la comparecencia.

Bartomeu añadió, además, que su labor había sido llevada a cabo con total profesionalidad y haciendo los cambios necesarios para adaptar al club a las necesidades que cada temporada requería. «Era necesario rejuvenecer la plantilla, renovar ilusiones y cambiar inercias. Lo hemos hecho», relató.

Sin embargo, Bartomeu estaba contra las cuerdas tras un verano de montaña rusa en Can Barça. Tras el burofax de Messi que dinamitó los estatutos del club, y el 2-8 contra el Bayern, la candidatura del catalán estaba cada vez más cuestionada, no solo por la afición, también por sus propios jugadores.

La marcha de Luis Suárez del club supuso la espinita para que los jugadores volvieran a cargar contra el dirigente, tras un verano de numerosas acusaciones y situaciones incómodas.

«Espero seguir disfrutando desde la distancia de nuestro Barcelona. Deseo lo mejor al futuro presidente y a su junta. Los socios y socias somos los que decidiremos nuestro futuro, nadie más. Esta es la grandeza del Barcelona, el club más querido del mundo», señaló.

Bartomeu llegó a la presidencia después de la dimisión de Sandro Rosell en enero de 2014 y en 2015, tras su primera temporada completa, adelantó las elecciones un año con el segundo triplete de la historia del club bajo la manga, comenzando así su mandato como presidente electo.