Francia jugará con Argentina para revalidar su título de campeón del Mundo, un hito propio de otros tiempos y que únicamente ha sido alcanzado por Italia en 1934 y 1938 y por la Brasil de Pelé en 1958 y 1962. La selección gala se ha impuesto por 2-0, aunque ha atravesado minutos de sufrimiento durante un gran tramo de la segunda parte.

Los marroquíes iniciaron el choque con la energía que les ha llevado a conseguir la mejor participación de un equipo africano en un Mundial. El color y el sonido de las gradas era marroquí, sin embargo, Francia se encargó de apagar este arranque con un zarpazo casi letal. Con tan solo cuatro minutos disputados, Griezmann se internó en el área y puso un pase atrás que Mbappé no acertó a conectar a la primera. Sí a la segunda, aunque su intento fue taponado por la defensa. El balón salió disparado con un bote alto hacia un lateral, donde apareció Theo Hernández con una portentosa acrobacia para salvar de volea la salida de Bono y adelantar a Francia en la semifinal.

El tanto tempranero cambiaba por completo el guion previsto para el partido, ya que dibujó un panorama en el que Marruecos era la que tenía el control del esférico y Francia la que esperaba agazapada para cazar en una contra a los Leones del Atlas.

Marruecos amenazó a los 9 minutos con un magnífico disparo de Ounahi, el jugador revelación del campeonato, pero Lloris respondió con una parada a la altura del tiro. Antes del minuto 20 Giroud tuvo su ocasión más clara en la semifinal, pero estampó su zurdazo en el poste derecho de Bono. Los de Regragui tuvieron la posesión durante el primer tiempo, e incluso estuvieron a punto de empatar con una chilena espectacular de El Yamiq en un córner que acabó en el palo, pero la sensación era que Francia controlaba los aspectos más determinantes del juego. Como los duelos, una suerte que Marruecos ganó en todos sus cruces hasta que se topó con Francia.

La salida de Marruecos del túnel de vestuarios incomodó seriamente a la campeona, que se hundió junto a su portería y estuvo cerca de recibir el empate en dos centros al corazón del área pequeña que no encontraron rematador. Los africanos mostraron que estaban en la semifinal por algo más que intensidad y a base del fútbol que emanaba de las botas de Ziyech, Hakimi y Ouhani rozó la igualada.

Didier Deschamps echó mano del banquillo para revertir la situación. El encuentro pedía piernas y velocidad para intimidar y Marcus Thuram entró por Giroud. El hijo del mítico Lilian Thuram cumplió la misión desde el principio, ya que su empuje, y sobre todo las galopadas de Mbappé, permitieron que Francia se sacudiese del asedio marroquí. El efecto de los cambios fue decisivo. Kolo Muani entró por Dembelé y en su primer contacto con el balón consiguió matar la semifinal aprovechando el rechace de una jugada en la que Mbappé se zafó de varios marroquíes en el área africana.

El 2-0 a falta de 10 minutos noqueó a Marruecos, que pese a estar sin recursos ni fuerzas para darle la vuelta al resultado no se rindió y gozó de su acercamiento más claro en estos instantes después de un jugadón de Abde. La aventura marroquí en Qatar acaba en las semifinales y deja la mejor actuación de un africano en una Copa del Mundo, lo que la convierte en una selección que siempre será parte importante de la historia de los mundiales.

El resultado deja a Francia en la final de Lusail, donde se enfrentará a Argentina el próximo domingo 18 a las 16.00 horas. La lucha por el título deja como gran foto el Messi-Mbappé, uno de los dominadores del fútbol en los últimos 16 años y el aspirante a hacerlo la próxima década. El argentino tratará de alzarse con el único título que no está en su vitrina y el que le daría la posibilidad de emular a Maradona; mientras que el joven Mbappé podría levantar la copa dorada por segunda vez en su carrera con tan solo 23 años, un logro a la altura de Pelé.